sábado, 20 de diciembre de 2014

ARGENTINA: LLEVAN A LOS TRANSGÉNICOS AL BANQUILLO

SE HAN INTRODUCIDO SEMILLAS CON CAMBIOS GENÉTICOS 
SIN MÁS ANÁLISIS QUE LAS VENTAJAS ECONÓMICAS. 
¿LA BIODIVERSIDAD, LA SALUD? BIEN, GRACIAS.

Escribe TIRSO FIOROTTO 
 Periodista argentino. 
De la Redación de “Diario UNO”  de Paraná. 
Publica “Eco Portal” 
18 de Diciembre 2014


El investigador entrerriano del Conicet Rafael Lajmanovich comentó, ante nuestro pedido, la relevancia de un trabajo de investigación que apunta sobre los transgénicos, justo cuando nuestro país está aprobando modificaciones genéticas en el maíz. Los científicos, entre los que se encuentra el paranaense, sugieren en esta obra que las toxinas pueden impactar de manera masiva en los ecosistemas, sin excluir daños en los alimentos de las personas. El Conicet y la UNL descubren la toxicidad de una bacteria muy usada para combatir mosquitos, y que fue introducida por manipulación genética en el maíz Bt, de gran distribución en el país. Estimulado por la ganancia, el hombre mete mano en el
 ecosistema sin saber, y todo lo distorsiona. Sin contar lo que significa, para el planeta, la contaminación de todas las semillas con organismos modificados por el hombre y la consiguiente pérdida de biodiversidad en el altar de una uniformidad que, gracias a la propaganda del sistema, se va naturalizando. El investigador entrerriano del Conicet Rafael Lajmanovich comentó  que las toxinas pueden impactar de manera masiva en los ecosistemas, sin excluir daños en los alimentos de las personas. Lajmanovich es Profesor Titular de la Cátedra de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral. Hace décadas que este entrerriano estudia embriones, principalmente de ranas, y advierte y divulga la incidencia negativa que sufren, de los químicos usados en la agricultura. También estudia, con otros investigadores, el uso pesticida de
bacterias como Bacillus thuringiensis (Bt). El trabajo que señalamos aquí, difundido este mes, fue realizado por los investigadores Celina Junges, Mariana Cabagna Zenklusen, Andrés Attademo, Paola Peltzer, Mariana Maglianese, Vanina Márquez, Alejandro Beccaria y el propio Rafael Lajmanovich. La investigación recuerda que el uso mundial de pesticidas asciende a cerca de dos millones de toneladas por año. La mitad del comercio de plaguicidas implica biopesticidas, y más del 60% de este comercio está relacionado con Bacillus thuringiensis. En los últimos años se han utilizado los genes Bt para la producción de organismos genéticamente modificados (OGM), es decir, cultivos resistentes a los insectos. Por ejemplo, el maíz Bt con reconocidas propiedades contra insectos como los

llamados barrenadores. El maíz Bt es hoy uno de los cultivos más extendidos en nuestra región, y en el mundo. La variedad Bt israelensis (Bti) se utiliza en todo el mundo por su eficacia para el control de mosquitos, y es uno de los métodos más recomendados para el control del vector del dengue. No es poca cosa. Los científicos recuerdan que en el mundo se usan de 70 a 300 toneladas métricas de producto formulado por año, con ese fin. Hasta ahora, las investigaciones permitían afirmar que Bti era inofensivo para los organismos no objetivo, es decir, aquellos a los que no va dirigido, por su modo de actuar (dentro del intestino). Hay un dato adicional: “Productos a base de Bt se distribuyen en diferentes tipos de formulaciones en


muchos países. El contenido central se mezcla con aditivos, agentes humectantes, adhesivos, protectores solares y agentes sinérgicos. Monsanto y otras multinacionales son responsables principales, con los gobiernos que autorizan sus patentes, del riesgo ambiental de las manipulaciones genéticas. “La toxina Bt, en las condiciones de un cultivo transgénico se encuentra permanentemente en la planta. Esto quiere decir que la planta se convierte en un bioplaguicida, que se produce durante todo el ciclo del cultivo y en una mayor concentración que cuando dicha toxina es aplicada de forma asperjada. Además, estamos hablando de la capacidad que tiene la toxina de autorreproducirse dentro de un ser vivo que se transmite de una generación a la siguiente.    

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