“AL
FINALIZAR EL SIGLO, CON EL GOBIERNO DE CLINTON
LA ECONOMÍA TUVO UNA LEVE
RECUPERACIÓN,
PERO ENTRÓ EN CRISIS TERMINAL EN 2001” Giovanni Arrighi
Escribe SERGIO
RODRÍGUEZ GELFENSTEIN (*) Fuente “Barómetro Internacional” Publica
“Rebelión” http://www.rebelion.org/
9 de diciembre 2014
9 de diciembre 2014
(*)SERGIO
RODRÍGUEZ GELFENSTEIN. (Venezuela) Licenciado y
Magister en Relaciones Internacionales por la Universidad Central de Venezuela.
Periodista, escritor,analista y consultor.
Participa en varios medios de la prensa alternativa del continente. Al proyectado
Acuerdo Transpacífico, lo considera la
reconstitución capitalista
El Complejo Militar-Industrial es la principal industria
manufactura del mundo, es la que produce más recursos y genera más empleo, está
por encima de gobiernos y de cualquier posición o tendencia política que pueda
haber en un país u otro, no respeta ni responde a ningún criterio de orden
ético o moral. Eso se expresa en Medio Oriente, donde se ubican tres de los
principales compradores de armas del mundo (Egipto, Arabia Saudita e Israel).
Técnicamente, Egipto y
Arabia Saudita son enemigos de Israel, sin embargo,
Estados Unidos, les vende armas a los tres. Así, se genera un circulo vicioso
entre la necesidad de vender armas y que a su vez, haya guerras o conflictos.
Si no las hay, la demanda de armas se contrae y baja la oferta. Por tanto a los
ofertantes les conviene generar y mantener el conflicto para expandir la
demanda y la oferta a un costo-beneficio que les favorezca. Por ello, la
necesidad del conflicto está muy presente en el Medio Oriente, aunque se
expresa en cualquier lugar del planeta. Por ejemplo, también puede evidenciarse
en el conflicto de Taiwán con China o entre India y Pakistán y en cualquier otra
situación de controversia. En este ámbito, Rodrigue Tremblay, presidente de la
Sociedad Canadiense de Economistas manifestó que “el presupuesto militar es tan
grande,
que el CIM se convierte en un Estado dentro del Estado”. La tendencia al incremento del gasto militar ha continuado aún en medio de la crisis global. De acuerdo con el informe anual del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2008 el gasto mundial en armamento militar se incrementó en 4%, hasta alcanzar 1,46 billones de dólares, con respecto al año anterior. De esta manera, en 2008, -siete años después del 11 de septiembre de 2001- cuando se desató la “fiebre” de la guerra preventiva, el unilateralismo y la violación abierta del derecho internacional, estalló la crisis financiera a continuación del desastre producido por las hipotecas en Estados Unidos. Todo ello creó las condiciones para el triunfo de los demócratas y de Barack Obama en las elecciones de ese año. Obama ha tenido que enfrentar –sin éxito- la crisis. La magnitud de la misma y la debilidad del presidente para imponer decisiones de cambio estructural son las causas de su incapacidad para lograr la recuperación. Obama ha tenido una fuerte oposición de la derecha conservadora que se opone –a diferencia de 1929- a cualquier medida de corte keynesiano. Respecto de la relación entre gasto militar y situación económica, los especialistas han coincidido en que la incidencia del primero en la segunda ha sido nefasta. Chalmers Johnson, un vehemente analista de estos temas ha apuntado que la salida a la crisis de 1929 se produjo a partir del incremento
sustantivo de la producción militar en los años previos a la segunda guerra
mundial y durante su desarrollo. Así mismo afirma que la guerra fría reactivó
para siempre el CMI. Johnson señala que “…entre los 50 y los 60, entre un
tercio y dos tercios de la investigación científica se orientaron al campo
militar, lo que con el tiempo llevó a una gran debilidad económica al país". (…ir al informe completo)
que el CIM se convierte en un Estado dentro del Estado”. La tendencia al incremento del gasto militar ha continuado aún en medio de la crisis global. De acuerdo con el informe anual del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2008 el gasto mundial en armamento militar se incrementó en 4%, hasta alcanzar 1,46 billones de dólares, con respecto al año anterior. De esta manera, en 2008, -siete años después del 11 de septiembre de 2001- cuando se desató la “fiebre” de la guerra preventiva, el unilateralismo y la violación abierta del derecho internacional, estalló la crisis financiera a continuación del desastre producido por las hipotecas en Estados Unidos. Todo ello creó las condiciones para el triunfo de los demócratas y de Barack Obama en las elecciones de ese año. Obama ha tenido que enfrentar –sin éxito- la crisis. La magnitud de la misma y la debilidad del presidente para imponer decisiones de cambio estructural son las causas de su incapacidad para lograr la recuperación. Obama ha tenido una fuerte oposición de la derecha conservadora que se opone –a diferencia de 1929- a cualquier medida de corte keynesiano. Respecto de la relación entre gasto militar y situación económica, los especialistas han coincidido en que la incidencia del primero en la segunda ha sido nefasta. Chalmers Johnson, un vehemente analista de estos temas ha apuntado que la salida a la crisis de 1929 se produjo a partir del incremento
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