martes, 2 de diciembre de 2014

VALE LA PENA PENSAR DÓNDE ESTAMOS

¿AVANZAN LOS PUEBLOS LATINOAMERICANOS? 
¿AVANZA LA IZQUIERDA LATINOAMERICANA? 
¿REALMENTE SABEMOS QUE ES EL SOCIALISMO?

Escribe 
RICARDO SALGADO (*) 
Fuente: “Rebelión” 
30 de Noviembre 2014

(*) RICARDO AUGUSTO SALGADO. (HONDURAS)Periodista. Militante social. Licenciado en Matemáticas de la Universidad Autónoma de Honduras. Estudios de Postgrado en Sociología: Universidad de Berlín. Miembro de la Comisión Política Francisco Morazán; Secretario de Relaciones Internacionales del Partido LIBRE. Investigador en el área social en las comunidades pesqueras artesanales, entre otras, en Honduras. Colabora en la prensa alternativa del Continente.

Sin ánimos de imponer verdades ni pretensiones de infalibilidad, ponemos a Latinoamérica en este 2014, bajo la lupa de su avance político, y si los pueblos se mueven a un ritmo similar a las izquierdas, estén estas en el poder o no. Existen muchos trabajos excelentes sobre temas particulares, pero, hasta la fecha, no se
ha podido consolidar una visión única de integración, y, por el contrario, hemos tratado de mantenernos dentro de algunos parámetros de medición que no siempre son nuestros, ni tampoco reflejan la dialéctica de las profundas contradicciones en el seno de nuestras sociedades. A unas horas de que se produzca la segunda vuelta en el Uruguay, el Frente Amplio luce seguro ganador, y con ello se garantiza la continuidad de un proceso que, por lo visto, no hemos podido nombrar en ningún país de nuestra región. Lo que si es cierto es que cada vez que tratamos de hablar de socialismo nos vemos forzados a regresar a la experiencia soviética, la que, en esencia,
tampoco logra salir de los parámetros impuestos por el sistema hegemónico. Sobre la tendencia de los partidos de izquierda en el poder, se ha hablado mucho, y gran parte de esos provienen de sectores progresistas (obviaremos aquí la palabra radical porque no la encontramos ideal para definir el pensamiento de ningún grupo en especial, en todo el continente), y están dedicados a criticar la tibieza con que se aborda el tema de avanzar hacia el desmontaje del capitalismo. Se critica la idea del mal menor, o la tendencia al capitalismo de Estado (problema del que tampoco la URSS pudo salir), y se habla mucho sobre la naturaleza de la propiedad, sin encontrar el punto exacto donde la transición inicia. Algunos
argumentos muy sencillos son valiosos en este momento particular para América Latina, y su posición en un mundo sumamente turbulento, en el que predomina el sistema capitalista, siempre en crisis, de las cuales se alimenta y se reproduce. Quizá el primer asunto a tratar debe ser el poder, y tener la claridad de que el mismo está siempre asociado a la fuerza y la capacidad de hacer uso de la misma. La otra idea sencilla, es que lucha y procesos electorales no son idénticos, y que, en cualquier caso, la primera engloba a la segunda como su forma más accesible en un momento histórico de gran desbalance hegemónico en términos de la fuerza, en el que la
violencia es una herramienta poderosa del sistema contra los pueblos. Bajo ese esquema de ideas diríamos que los pueblos han avanzado mucho en la lucha, lo que no siempre se refleja en las urnas. Si vemos el caso de México, apreciamos a un pueblo movilizado, fuerte, con tendencia a crecer, pero con una izquierda incapaz de dar su mejor esfuerzo para valorar el momento histórico. Fenómenos similares se dan en varios lugares del continente; ya la izquierda paso a ser las izquierdas, y, en algunos casos el rango debe ampliarse mucho más y llegar al progresismo. En general, las izquierdas no pueden de momento captar mucha más simpatía que en las décadas precedentes, pues sus idearios se mantienen aún muy rígidos que no responden a los intereses de clase de los miembros de nuestras sociedades.   

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