¿AVANZAN LOS PUEBLOS LATINOAMERICANOS?
¿AVANZA LA IZQUIERDA
LATINOAMERICANA?
¿REALMENTE SABEMOS QUE ES EL SOCIALISMO?
Escribe
RICARDO SALGADO (*)
Fuente: “Rebelión”
30 de Noviembre 2014
(*) RICARDO AUGUSTO SALGADO. (HONDURAS)Periodista. Militante
social. Licenciado en Matemáticas de la Universidad Autónoma de Honduras.
Estudios de Postgrado en Sociología: Universidad de Berlín. Miembro de la
Comisión Política Francisco Morazán; Secretario de Relaciones Internacionales
del Partido LIBRE. Investigador en el área social en las comunidades pesqueras
artesanales, entre otras, en Honduras. Colabora en la prensa alternativa del
Continente.
Sin ánimos de imponer verdades ni pretensiones de
infalibilidad, ponemos a Latinoamérica en este 2014, bajo la lupa de su avance
político, y si los pueblos se mueven a un ritmo similar a las izquierdas, estén
estas en el poder o no. Existen muchos trabajos excelentes sobre temas
particulares, pero, hasta la fecha, no se
ha podido consolidar una visión única
de integración, y, por el contrario, hemos tratado de mantenernos dentro de
algunos parámetros de medición que no siempre son nuestros, ni tampoco reflejan
la dialéctica de las profundas contradicciones en el seno de nuestras
sociedades. A unas horas de que se produzca la segunda vuelta en el Uruguay, el
Frente Amplio luce seguro ganador, y con ello se garantiza la continuidad de un
proceso que, por lo visto, no hemos podido nombrar en ningún país de nuestra
región. Lo que si es cierto es que cada vez que tratamos de hablar de
socialismo nos vemos forzados a regresar a la experiencia soviética, la que, en
esencia,
tampoco logra salir de los parámetros impuestos por el sistema
hegemónico. Sobre la tendencia de los partidos de izquierda en el poder, se ha
hablado mucho, y gran parte de esos provienen de sectores progresistas
(obviaremos aquí la palabra radical porque no la encontramos ideal para definir
el pensamiento de ningún grupo en especial, en todo el continente), y están
dedicados a criticar la tibieza con que se aborda el tema de avanzar hacia el
desmontaje del capitalismo. Se critica la idea del mal menor, o la tendencia al
capitalismo de Estado (problema del que tampoco la URSS pudo salir), y se habla
mucho sobre la naturaleza de la propiedad, sin encontrar el punto exacto donde
la transición inicia. Algunos
argumentos muy sencillos son valiosos en este
momento particular para América Latina, y su posición en un mundo sumamente
turbulento, en el que predomina el sistema capitalista, siempre en crisis, de
las cuales se alimenta y se reproduce. Quizá el primer asunto a tratar debe ser
el poder, y tener la claridad de que el mismo está siempre asociado a la fuerza
y la capacidad de hacer uso de la misma. La otra idea sencilla, es que lucha y
procesos electorales no son idénticos, y que, en cualquier caso, la primera
engloba a la segunda como su forma más accesible en un momento histórico de
gran desbalance hegemónico en términos de la fuerza, en el que la
violencia es
una herramienta poderosa del sistema contra los pueblos. Bajo ese esquema de
ideas diríamos que los pueblos han avanzado mucho en la lucha, lo que no
siempre se refleja en las urnas. Si vemos el caso de México, apreciamos a un
pueblo movilizado, fuerte, con tendencia a crecer, pero con una izquierda
incapaz de dar su mejor esfuerzo para valorar el momento histórico. Fenómenos
similares se dan en varios lugares del continente; ya la izquierda paso a ser
las izquierdas, y, en algunos casos el rango debe ampliarse mucho más y llegar
al progresismo. En general, las izquierdas no pueden de momento captar mucha
más simpatía que en las décadas precedentes, pues sus idearios se mantienen aún
muy rígidos que no responden a los intereses de clase de los miembros de
nuestras sociedades.
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