TENDENCIAS
HACIA LA GUERRA,
LA DESESTABILIZACIÓN Y EL CAOS
CRECERÁN DE FORMA EXPONENCIAL
Escribe
RAÚL ZIBECHI (*)
Fuente “La Jornada” México
26 de Diciembre 2014
(*)
RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente, investigador y escritor uruguayo Analista internacional en Red Voltaire. Logró
en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios
del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las
luchas sociales en nuestra América.
Escribe la sección internacional de “Brecha” (Uruguay).
Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina
El 2014
termina con la decisión de Barack Obama de restablecer relaciones con Cuba,
luego de medio siglo de bloqueo y ataques a la soberanía de la isla. El
acercamiento se produce en el momento en que Estados Unidos muestra marcadas
tendencias hacia la provocación de conflictos y guerras, como parte de
estrategia de crear caos sistémico para seguir dominando. El año que finaliza
fue
uno de los más tensos e intensos, ya que la Casa Blanca desplegó un
conjunto de iniciativas que pueden llevar a la guerra entre países que poseen
armas atómicas. La estrategia estadunidense se orienta a establecer un cerco
militar, económico y político a Rusia, para impedir todo acercamiento con la
Unión Europea. Entre los hechos más graves de 2014, debemos recordar que
Estados Unidos no movió un dedo para impedir los bombardeos indiscriminados de
Israel sobre la Franja de Gaza.La situación caótica que atraviesan Siria,
Sudán, Irak y Libia es una muestra clara de que se ha diseñado una estrategia
del caos, como vienen denunciando varios analistas, como medio para rediseñar
las relaciones de poder a su favor. Siguen siendo un misterio cómo las
poderosas fuerzas militares occidentales no
pueden abatir al Estado Islámico,
haciendo crecer las sospechas de que la organización terrorista trabaja en la
misma estrategia que impulsa el Pentágono. En América Latina, llama la atención
el silencio de la administración Obama sobre las masacres en México. Por mucho
menos, funcionarios del gobierno de Venezuela están siendo denunciados y
perseguidos por la Casa Blanca. No deja de llamar la atención que la nueva
escalada contra el gobierno de Nicolás Maduro sea simultánea con el
acercamiento a Cuba. Parece obligado preguntarse: ¿qué intenciones abriga
Estados Unidos con esta nueva política hacia la isla? Es evidente que no hay
una política estadunidense hacia Venezuela y otra hacia Cuba, o hacia México.
El objetivo es el mismo: seguir imperando en el Caribe, en Centroamérica,
México y todo el norte de Sudamérica, el área donde Estados Unidos no admite
desafíos. Para evitarlo, todo vale. La guerra contra los sectores populares en
México (con la excusa del narco) fue diseñada para impedir un
levantamiento
popular, que era posible en los primeros años del nuevo siglo. Pero en México,
Estados Unidos puede contar con una clase política entrenada y financiada por
ellos, fiel y sumisa. Algo con lo que no pueden contar en Venezuela (donde la
oposición no tiene ni la cohesión ni la capacidad como para dirigir el país),
mucho menos en Cuba, donde los cuadros técnicos y políticos no son manejables
por las agencias del imperio. Al parecer, porque aún es pronto para saber si la
Casa Blanca está promoviendo un viraje en su política exterior, existe la
intención de jerarquizar el papel de América Latina. El análisis del Diario del
Pueblo, apunta en esa dirección. La estrategia de Estados Unidos de influir en
la zona Asia-Pacífico fue una decisión trasnochada y ya se han dado cuenta.
Ahora Estados Unidos mueve sus piezas hacia otros derroteros. La normalización
de las relaciones con Cuba intenta eliminar la gran piedra para su activa
participación en los asuntos de América Latina, y desliza una discreta
adecuación en su fallida estrategia de regresar a Asia-Pacífico.
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