viernes, 30 de enero de 2015

“ALTERNATIVAS A LA MINERÍA: UNA TAREA PENDIENTE”

LA POBLACIÓN NO VIO MEJORAS EN SUS CONDICIONES DE VIDA, 
PORQUE  LOS BENEFICIOS SE FUERON HACIA EL
 GOBIERNO NACIONAL Y, SOBRE TODO, A LAS EMPRESAS.

 Entrevista de 
ANDREA GAGO MENOR
 Periodista

LUCRECIA WAGNER(*) 
Investigadora argentina de 
conflictos ambientales.
 Fuente “Revista Pueblos” 
26 de enero 2015

(*) LUCRECIA WAGNER (Argentina) Licenciada en Diagnóstico y Gestión Ambiental y doctora en Ciencias Sociales y Humanas. Es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina y ha sido docente de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Universidad de Congreso y Universidad Nacional de Cuyo. Escritora. Intervino en: “La Megamineria en Mendoza, 1884-2011” (Universidad Nacional de Quilmes Ed., 2014), entre otras muchas obras sobre estos temas tan graves.  


Los debates sobre extractivismo, desarrollo y ecologismo suelen caer en unos círculos argumentales de los que resulta casi imposible salir. ¿Justifica el 'desarrollo' de 'la mayoría' los daños al medioambiente?  Lucrecia Wagner alimenta con datos, referencias y leyes la solidez de los debates en torno a los conflictos socio ambientales generados por la llegada de proyectos mineros a
gran escala.  En Argentina, al igual que Ecuador y Colombia, la minería no es una actividad históricamente implementada. Ha habido algunos momentos de auge de la minería moderna (por ejemplo, en las provincias de Catamarca y La Rioja, en la segunda mitad del siglo XIX). En la década de 1990 llegan al país proyectos que representan lo que actualmente se denomina “megaminería”.   En otros países en los que la minería es una actividad histórica, como Perú, Bolivia o Chile. En Argentina se cuestiona si la actividad debe instalarse o no y qué implica frente a otras actividades existentes, y en Perú, Bolivia o Chile, el debate en general pasa por la regulación y los controles ambientales que necesita. Esta emergencia de la megaminería coincide con cambios importantes legislativos en Argentina, con desregulaciones. ¿Era necesaria esta desregulación para los grandes proyectos mineros o simplemente

coincidió con un cambio de ciclo?. Argentina tiene un código de minería del siglo XIX, de 1886.La mayor parte de los cambios se hicieron en la década de los noventa, cuando se sancionó una serie de leyes que permitieron la llegada al país de una mayor inversión extranjera hacia la actividad minera, a partir del otorgamiento de beneficios. Por ejemplo, la ley 24.196, de 1994, que es la Ley de Inversiones Mineras, establece el tope de regalías que puede tener la actividad, y algunas exenciones impositivas, que favoreció la consideración de Argentina como uno de los países donde convenía invertir en minería. Y también hubo algunos cambios en torno a la magnitud de la explotación minera. Se daban permisos que implicaban una mayor extensión territorial, y esto favorecía a esta minería que trabaja sobre yacimientos
diseminados, que necesitan una mayor extensión para que el proyecto sea rentable. Creo que uno de los errores fue, precisamente, hacer grandes promesas con respecto a la actividad. La población local, finalmente, no vio esto luego plasmado en sus condiciones de vida, porque gran parte de los beneficios se fueron hacia el gobierno nacional y, sobre todo, a las empresas. Gran parte de la resistencia posterior en la provincia en la que se instaló la minera, Catamarca, tiene que ver con esta desilusión. Actualmente la megaminería no es la fuente más importante de puestos laborales en el rubro minero. En cambio, en la minería en general sí hay un porcentaje amplio de la población trabajando, estamos hablando de otro tipo de minería, la de rocas de aplicación, granito, lajas, que es la de tercera categoría. Una de las características que ha marcado el conflicto en Argentina es que estos proyectos se instalan cerca de fuentes de agua o aguas arriba de las poblaciones. Como estas poblaciones dependen directamente de los ríos que bajan de la cordillera, se transforma en un potencial de riesgo sobre la fuente de agua del lugar. Esto ha marcado en gran parte el rechazo social.     

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