sábado, 31 de enero de 2015

“EN SIRIA YA NO LE QUEDA NADA A NADIE”

PARA EL QUE LLEVA TRES AÑOS EN UNA TIENDA DE CAMPAÑA,
 CADA INVIERNO ES UNA PIEDRA MÁS PARA ESTA GENTE 
QUE NO SABE CUÁNDO NI COMO VA A ACABAR TODO.

ENTREVISTA CON 
AITOR ZABALGOGEAZKOA (*)
 TEXTO: EVA CORBACHO 
Y LAURA BALAGUE 
- ENTREVISTA REALIZADA por VIDEOCONFERENCIA- 
Fuente “Periodismo Humano” 
26 de enero 2015

  (*) AITOR ZABALGOGEAZKOA - Médico. Ex jefe de Misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Siria Durante los 2 últimos años, ex director general de MSF España y actual representante de MSF en Turquía. Diplomado en comunicación y master en. Gestión Estratégica de Medios. Fue director de Médicos Sin Fronteras y lleva a cabo trabajos logísticos allí donde trabaja esta organización   

Superados los tres años y medio del inicio del conflicto, la guerra de Siria se ha cobrado ya la vida de como mínimo 200.000 personas. El Programa de Alimentos de la ONU anunció en Diciembre la suspensión de la ayuda alimentaria a más de 1,7 millones de refugiados sirios, aludiendo a la falta de fondos. In extremis, su
campaña consiguió que la atención esté asegurada únicamente hasta Enero. Los han dejado solos. No ha habido una reacción ni habilidosa ni inteligente. El acuerdo al que se llegó para retirar las armas químicas interesaba a Occidente; y al gobierno sirio para poder ganar tiempo para conseguir un interlocutor necesario. Ocurre lo mismo con el bombardeo contra el Estado Islámico. La población no recibe ningún beneficio, al revés, donde no caían bombas ahora también caen. Es el conflicto con más muertos, heridos, desplazados y refugiados desde el genocidio de Ruanda y la guerra de los Balcanes. Un sufrimiento que no se veía desde principios de los años 90.  Se

trata de una guerra urbana producida en una zona con alta densidad de población. Era un país con unos ingresos medios, que ha visto caer de una manera brutal su nivel de confort. A todo esto, se añade el tema coyuntural, que Siria es un gran centro en el conflicto del Islam. Y porque no les queda más remedio. Del verano hasta hoy, llegan personas que ni se les pasaba por la cabeza acabar como refugiados en Turquía o en el Líbano. Han agotado, en estos años, todos sus recursos financieros y llegan, tan sólo, con una bolsa. Ya no le queda nada a nadie. Hay un nivel de destrucción comparable sólo a las imágenes de la Segunda Guerra Mundial. Está siendo vaciada debido a


la interminable ofensiva con barriles bomba que empezó el gobierno de El Asad a mediados de 2013 y a las condiciones de vida imposibles que hay en la ciudad. Es población mucho más vulnerable que la del inicio de la guerra. Han estado sufriéndola durante mucho más tiempo. Gran parte de ellos están muchísimo más afectados y traumatizados por lo que han visto y vivido.  Si volamos por encima de la frontera de Jordania, vamos a ver Zaatari. Es uno de los campos de refugiados más grandes del mundo.  Ese no lo he visto pero sé que está ahí. En cuanto al Líbano, se está planteando cerrar las fronteras porque ya no puede asumir más población. Además, es uno de los países más vulnerables a todo el tema sectario. Faltan medios para las rehabilitaciones físicas y psicológicas. Por cada muerto hay ocho heridos a los que no se les puede garantizar cierta normalidad. Hay escasez de medicinas y de material. Por ahora la parte negativa abruma y supera con diferencia. Me cuesta acordarme de una historia con la que me salga


una sonrisa. Los niños tienen una capacidad de abstraerse brutal. Hacen lo que siempre han hecho los niños en las guerras. Juegan a fusilarse sin ser muy conscientes de lo que significa. Lo que me ha llamado la atención al atender a los niños heridos es que lloran poquísimo. No es que no les duela, es que no entienden lo que pasa. De quienes estaría más preocupado es de los chavales que ahora tienen catorce años. De hecho, la presencia de Medicos Sin Fronteras en Siria empezó a partir de 2005 en Damasco atendiendo a niños y mujeres iraquíes que huían de la guerra. No teníamos entonces ningún proyecto en Siria pensando que iba a suceder lo que pasó. Durante las protestas civiles lo que hicimos fue atender las peticiones que había de los médicos independientes para tratar personas que no querían ir a los hospitales porque se sentían amenazadas.   



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