2 MILLONES 600 MILITARES DE EE UU EN AFGANISTÁN E IRAK,
LA MITAD volvió con SECUELAS FÍSICAS Y/O
MENTALES
El PROMEDIO SON 22 SUICIDIOS
POR DÍA
Escribe
DAVID BROOKS (*)
Corresponsal de
“La Jornada” de
México en EE. UU.
Lunes 2 de febrero 2015
(*)
DAVID BROOKS (Toronto, 1961), periodista y escritor canadiense-estadounidense
especializado en política. Escribe en el New York Times y en PBS. Corresponsal
de “La Jornada” de México en EE UU. Responsable de la página editorial del Wall
Street Journal, y del Weekly Standard . Autor entre otros de:”En el Paraíso Drive: ¿Cómo vivimos
ahora” (2004), “Bobos in Paradise: La
nueva clase superior y cómo llegaron allí” (2000) y “El Animal Social” (2011), grandes
éxitos editoriales.
Un hombre de unos treinta y tantos años pide limosna en un
tren del metro de Nueva York, bien vestido, con cuidado, buenos zapatos de
cuero y una vista tranquila. “Soy veterano, estoy pasando por una mala época,
lo que puedan cooperar para ayudarme se agradece." Unos 2 millones 600 mil
estadunidenses (y
no pocos inmigrantes) sirvieron a su PAÍS. Casi 50 mil
veteranos según cálculos oficiales, viven sin techo en las calles de este país,
mientras se registran en promedio 22 suicidios de veteranos cada día. Son los
costos, en gran medida ocultos, de las guerras proclamadas por políticos y
otros vendedores de seguridad nacional, mientras jóvenes son enviados a matar
otros jóvenes. y casi nunca hay algún hijo de un político o un empresario en el
campo de batalla. Todos los días uno se topa con locos que a veces ofrecen un
relámpago lucido en medio de la incesante cacofonía de los políticos y sus
patrones, que creen que están cuerdos pero que
sólo ofrecen locuras. Esos que
niegan la abrumadora evidencia científica del cambio climático, que repiten que
la guerra y las acciones bélicas son en nombre de la paz, que el espionaje
masivo y la violación de la libertad de expresión son necesarios para
garantizar los derechos y libertades, los que insisten en calificar a otros
países mientras persiste la violación sistémica de derechos humanos de las
minorías, los inmigrantes y los pobres documentados por Amnistía Internacional
y Human Rights Watch en este país, esos que no se cansan de agradecer el
sacrificio de los veteranos y de las tropas, y los que todos los días regalan
su gran retórica sobre la pobreza mientras promueven políticas que aceleran la
desigualdad
económica, la cual ha llegado a tal nivel que hasta algunos de los
propios ricos se preguntan si su avaricia colectiva es excesiva. Cuando los
locos son más coherentes que los cuerdos ¿cómo estarán las cosas?A veces hacer
algo fuera de lo común, algo loco, es la única respuesta cuerda. O la acción
realizada la semana pasada por activistas antiguerra de Código Rosa que
irrumpieron una audiencia en el Senado para protestar por la presencia del
invitado principal, Henry Kissinger. Con una manta en que se denunciaba que
Kissinger era un criminal de guerra, se acercaron al invitado con esposas antes
de ser expulsados por órdenes del presidente del Comité, John McCain, quien
gritó: fuera de aquí, escoria de lo peor. Código Rosa respondió que la escoria
era justo el invitado oficial. O cuando se dejan de pedir permisos para
marchar
y protestar, como en las expresiones del movimiento contra la brutalidad
policiaca y la impunidad oficial que detonaron en este país en los últimos
meses, donde se toman las calles o se realizan acciones en centros comerciales,
y se encuentran con que, en lugar repudio del público por interrumpir, la
respuesta son expresiones de apoyo. O cuando los más vulnerables de todos, los
inmigrantes indocumentados, sobre todo los jóvenes, toman las calles, o se
presentan ante legisladores y alguaciles, y hasta el presidente, y gritan un ya
basta al demandar un respeto a sus derechos humanos. Los locos, tanto algunos
que padecen de problemas mentales como otros que deciden hacer locuras para
interrumpir y/o burlarse de tanto que pretende ser normal, ofrecen alguna
esperanza. José Marti: Lo imposible es posible. Los locos somos cuerdos.
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