LA
PALMA ACEITERA TIENE UN IMPACTO SOBRE EL MEDIO AMBIENTE,
EN LA DEFORESTACIÓN
Y DESTRUCCIÓN DE BIODIVERSIDAD
TANTO EN ASIA, COMO EN ÁFRICA Y SUDAMÉRICA
Escribe
LAURA VILLADIEGO (*)
Fuente “Eco Portal”
Lunes 2 de febrero 2015
(*) LAURA VILLADIEGO - Licenciada en Periodismo y en
Ciencias Políticas, cubre la región del Sudeste Asiático desde el año 2009. Su
primer contacto con Asia fue Camboya, donde pasó dos años y medio colaborando
para diversos medios, principalmente Efe, el diario Público y Foreign Policy.
Ahora vive en Tailandia y desde hace un año centra su trabajo en investigar la
cadena de producción de diversas industrias a través del proyecto Carro de
Combate
Pocos
son conscientes de hasta qué punto el azúcar está presente en su alimentación,
pero todos saben que forma parte de su vida diaria. No se puede decir lo mismo
del aceite de palma, una de las grasas que se ha impuesto en los procesos
productivos, pero que muchos no saben que ingieren con frecuencia. A menudo las
etiquetas lo esconden bajo el apelativo “aceite vegetal”. Sin
embargo, según
datos de la OCDE, en la Unión Europea cada persona consume de media unos 59
kilos anuales de aceite de palma. Procede de un árbol originario de África que
en la actualidad se ha extendido a través de toda la franja tropical. Es el
aceite que más se consume en el mundo, según la FAO, la Organización para la
Comida y Agricultura de las Naciones Unidas. También es el que más se comercia
a nivel internacional, su producción se concentra sobre todo en Malasia e
Indonesia. Se puede encontrar en productos de consumo diario, de higiene y
belleza. Su
consumo está relacionado con el aumento de enfermedades
cardiovasculares, por su alto contenido en grasas saturadas que aumentan el
índice de colesterol. Está asociado a beneficios para la salud, por la concentración
de vitamina A y E. Sin embargo, una vez refinado, puede tener efectos negativos
en el cuerpo humano como reconoció la Organización Mundial de la Salud en 2003.
Existe controversia sobre sus efectos y también hay expertos que aseguran que
no hay riesgos asociados a su consumo. Algunos países ya han comenzado a
controlarlo. Gran parte del Sudeste asiático está bajo una densa bruma de humo
procedente de los incendios que en Indonesia cada año deforestan cientos de
hectáreas para plantar la palma. La deforestación en la zona ha avanzado a
pasos agigantados, amenazando a algunas especies únicas, como el orangután.
Los
defensores de la palma de aceite aseguran
que es mucho más productiva y que con mucha menos superficie se puede
obtener mayor rendimiento que con la colza o la soja. Esto se traduce en tener
que plantar menos para obtener lo mismo. Por ello, se pretende conseguir una
palma de aceite certificada, cuyo cultivo no suponga una amenaza para el medio
ambiente. Las extensiones del cultivo de palma influyen en la destrucción del
hábitat de las comunidades locales tanto en Asia, como en África y Sudamérica.
En países como Liberia o Colombia, se ha relacionado con la expropiación de
tierras a campesinos pobres que ahora tienen que trabajar por salarios míseros
para las compañías que han ocupado sus parcelas. Sus defensores aseguran que
gracias al aceite de palma muchas familias han salido de la pobreza y han
mejorado su nivel de vida debido a su alto rendimiento. Demasiados
interrogantes sobre un producto clave en la alimentación de medio mundo.
( la
nota esta completa aquí)
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