lunes, 2 de febrero de 2015

CAOS GLOBAL Y SILUETA DE UNA GUERRA NUCLEAR

AL BORDE DEL PRECIPICIO, TODAVÍA EXISTE UN POCO DE TIEMPO, PARA PASAR DEL CAOS  AL CREATIVO NUEVO ORDEN TRIPOLAR GEOESTRATÉGICO, DEL SIGLO XXI ENTRE ESTADOS UNIDOS, RUSIA Y CHINA.
  

Escribe 
ALFREDO JALIFE-RAHME (*) 
Columnista de Internacionales en 
“La Jornada” de México
Domingo 1º de Febrero 2015

(*) ALFREDO JALIFE-RAHME- Escritor y periodista. Profesor de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Especialista en relaciones internacionales. Publica crónicas sobre política internacional en el diario “La Jornada” de Mexico,  el semanario “Contralínea” y  otros importantes medios del continente. Editorialista y maestro de postgrado en geopolítica y negocios internacionales de la UNAM. Edito varios libros de gran éxito editorial, Último publicado: “El Híbrido Mundo Multipolar: un Enfoque Multidimensional, “(Orfila, 2010)..


A diferencia de la vulgar propaganda negra de los círculos superbélicos israelí-anglosajones que desean la tercera guerra mundial –quizá para pretender salir ilusamente de su grave crisis financierista que crearon–, el presidente Putin –quien se ha comportado con una enorme prudencia frente a la asfixia de la OTAN
Mijail Gorbachov
en las fronteras de Rusia, una superpotencia nuclear– envía señales inequívocas a Estados Unidos –mediante varias voces al más alto nivel oficioso con gran resonancia en Occidente, como Mijail Gorbachov e Igor Ivanov– de no cruzar el Rubicón que desembocaría en un Armagedón nuclear. En forma dramática, el último presidente de la extinta URSS, Mijail Gorbachov, acusa a Estados Unidos “de jalar a Rusia a una nueva guerra fría que puede crecer en un conflicto armado”  En paralelo, en un artículo para el rotativo neoliberal en idioma inglés The Moscow Times –vinculado a la mafia oligarca rusa y feroz crítico del presidente Putin–, Igor Ivanov, anterior canciller de Rusia de 1998 a 2004  aduce que “la crisis de Ucrania es más peligrosa que cualquier otra durante la guerra fría”, por lo que urgió a los líderes políticos a prevenir un conflicto nuclear: en ausencia de un diálogo político, con desconfianza mutua.
Igor Ivanov
  “No puede haber una repetición de una guerra fría debido a que los cambios en el mundo no embonan en el antiguo paradigma”, cuando, a pesar de sus peligros, las relaciones internacionales estaban confinadas a un cierto orden.  Mientras que hoy vivimos en un mundo donde el viejo orden cesó de existir y uno nuevo que convendría a los principales jugadores no ha sido aún establecido, y esto es lo que hace que “nuestros tiempos sean tan diferentes de la guerra fría”. ¡Sin duda!. Comenta en forma sensata que formalmente, todos suscribimos las normas establecidas de las leyes internacionales. Sin embargo, como la crisis ucrania ha demostrado una vez más, las viejas instituciones están perdiendo dramáticamente su eficiencia y las leyes internacionales se han vuelto víctimas de los intereses políticos. Del lado de Estados Unidos no faltan tampoco las pocas voces conocedoras y racionales –marginadas por la masiva propaganda negra de los ignaros superbélicos–, como Theodore Postol, experto en armas nucleares y hoy profesor emérito de ciencia, tecnología y política de
Theodore Postol
seguridad nacional en el MIT, quien rememora en forma pertinente cómo hace 20 años, una cadena de coincidencias casi (sic) provoca una crisis nuclear entre Estados Unidos y Rusia, cuyo riesgo es mucho mayor ahora  Dejando de lado su exhumación perturbadora sobre la vulnerabilidad del género humano ante un error de cálculo nuclear, Theodore Postol propone tres medidas para evitar el Armagedón: 1) la capacidad militar de la OTAN debe servir para persuadir, no provocar, mayores acciones negativas de Rusia; 2) Estados Unidos debe frenar sus esfuerzos peligrosos e insensatos (sic) de modernización de sus fuerzas nucleares,   y 3) Rusia debe tener acceso a tecnologías de sensores de satélites especializados, cuando tanto Estados Unidos como los europeos poseen esta tecnología y pueden abastecerla, lo cual ayudaría a corregir esta carencia peligrosa al igualar el campo de juego nuclear. Nadie puede ganar una guerra nuclear que significaría la mutua destrucción garantizada de Rusia y Estados Unidos. Además, es innecesario que Europa padezca las consecuencias letales de su avaricia tecnológica y lo mejor consiste en su triple colaboración con Estados Unidos y Rusia, a la que deberían invitar a China e India.   

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