CRISIS DEL 2008: UNA NUEVA FASE NEOLIBERAL,
CONVIRTIENDO EL PARO Y LA PRECARIEDAD LABORAL,
EN LOS PRINCIPALES INSTRUMENTOS
DEL BLOQUE
DOMINANTE, PARA DIGITAR LA LUCHA DE CLASES.
Escribe
HÉCTOR ILLUECA BALLESTER (*)
Fuente: Blog del autor
en “Público.es” de España
Martes 17 de febrero 2015
(*) HÉCTOR ILLUECA
BALLESTER. Doctor en Derecho e inspector de Trabajo y Seguridad Social,
profesión que ejerce desde 2004, y activista incansable por los derechos
sociales. La editorial Sequitur, en colaboración con la Fundación CEPS, publica
el libro de Adoración Guamán y Héctor Illueca Ballester, “Una reforma laboral
contra el trabajo”. Ante el alcance de la destrucción de las bases
del Derecho del Trabajo, en el plano tanto individual como colectivo, la metáfora de Sidney Pollack (película “Danzad, danzad, malditos “)
constituye un magnífico punto de partida para analizar las causas
La
primera vez que vi “Danzad, danzad, malditos…” me impresionó vivamente la mirada pesimista y
lúcida de Sidney Pollack. la película ambientada en la Gran Depresión de 1929, describe y evoca un inhumano maratón de baile en el que los concursantes tienen que seguir
bailando hasta el límite de su resistencia. A cambio de tres
comidas diarias,
durante varias semanas un ejército de perdedores sirve de entretenimiento a un
público acomodado que se divierte morbosamente con la degradación física y moral
de los participantes. Pollack utiliza un brillante lenguaje figurativo para
interrogarse por las razones que llevan al ser humano a aceptar las leyes del
mercado y a sufrir resignadamente sus consecuencias: precariedad laboral,
exclusión social y desempleo generalizado. Curiosamente, la coacción y la
violencia han jugado y juegan un papel secundario en el desarrollo del proceso,
lo que invita a preguntarse por las circunstancias que posibilitan la
aplicación incontestada de un programa favorable a los sectores más
privilegiados de la sociedad. O, por expresar la idea desde otro ángulo, uno de
los
Sidney Pollack |
rasgos más característicos del huracán neoliberal que se ha desatado en
nuestro país es la ausencia de un conflicto político-social acorde con la
intensidad de las transformaciones que estamos experimentando. Aunque podría
haber turbulencias en el horizonte, hasta ahora la progresiva mercantilización
de la existencia social se ha enfrentado a resistencias de muy baja intensidad,
neutralizando la acción de los instrumentos colectivos y arrojando a las
personas a una lucha solitaria en la que, como le sucedía a Gloria Beatty, no
pueden vencer. Tradicionalmente, este fenómeno ha sido explicado apelando a la
creciente influencia de los medios de comunicación, que fomentan la lealtad y
la obediencia de los individuos a partir de una combinación heterogénea de
seducción consumista, manipulación informativa y entretenimiento barato. Desde
este punto de vista, la cruzada cultural librada por los medios serviría de
apoyo y complemento a la hegemonía ideológica ejercida por la clase dominante,
frustrando o mermando cualquier posibilidad de emancipación de los grupos
subalternos. De este modo, la ideología neoliberal impregna nuestra vida
cotidiana y determina la conformación de las relaciones sociales, erigiendo un
sólido entramado cultural que garantiza el predominio de las élites y les
permite neutralizar cualquier rebelión. En definitiva, la manipulación y el
adoctrinamiento de los medios alumbrarían un sistema de dominación muchísimo
más eficaz que el viejo aparato penal encaminado a perseguir la miseria y
criminalizar a los pobres con el fin de someter a los sectores insubordinados. Sin
negar lo acertado de estos planteamientos, parece que la crisis económica
desatada en 2008 ha inaugurado una nueva fase. En cualquier sistema económico
existen relaciones de poder que despliegan estrategias específicas para
sojuzgar y dominar a las clases subalternas mediante un proceso que combina
eficazmente obediencia y represión. Pues bien, en la sociedad que está emergiendo
de la crisis, el desempleo masivo y la precariedad laboral constituyen
dispositivos estratégicos para domeñar a los trabajadores y neutralizar los
conflictos sociales, fabricando un hombre nuevo y radicalmente limitado en sus
posibilidades de actuación individual y colectiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario