miércoles, 18 de febrero de 2015

EL CAOS GLOBAL Y EL INFIERNO MEXICANO

EN EL PASADO AÑO 2014 EN MEXICO 
HUBO 34 MIL 417 ASESINADOS. 
CASI 95 AL DÍA. CARA VISIBLE 
DE LA GUERRA QUE SE  OCULTA

Escribe 
VÍCTOR M. TOLEDO (*) 
Columnista habitual de 
“La Jornada” de México 
http://www.jornada.unam.mx/
Martes 17 de Febrero 2015.

(*) VÍCTOR M TOLEDO (Mexico) Doctor en ciencias, Investigador  de Etnoecología del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Autor de más de 100 publicaciones científicas. Editó 8 libros.,.Ha realizado valiosas aportaciones sobre las relaciones entre las culturas indígenas y la naturaleza. Militante .politico y social. Periodista .

En un ensayo anterior  (VER ENLACE AL FINAL)   , dejamos asentado, a partir de diversas evidencias, que el sistema-mundo (la humanidad junto con su hábitat planetario, incluyendo a los seres vivos) se mueve hacia un caos o colapso global, a consecuencia de tres grandes procesos: el dislocamiento del
ecosistema del planeta; el incremento de la desigualdad social por la concentración de riqueza; y la ineficacia y parálisis de las principales instituciones del mundo moderno. Se trata de una crisis de civilización que requiere de una transformación radical, pacífica y profunda. También señalamos que el primer paso para detener ese deslizamiento hacia el vacío es reconocerlo. El segundo es ubicar sus causas profundas que, de acuerdo con la ecología política, se hallan en la doble explotación que hace una élite parasitaria y depredadora del trabajo de la naturaleza y del trabajo humano. Finalmente afirmamos que este proceso

entrópico (o caótico) se manifiesta en cada país de forma diferente. Unas veces lento y sutil, otras de forma súbita y hasta catastrófica. ¿Qué sucede con el caso de México? El país se ha ido convirtiendo en un infierno. El conjunto de múltiples análisis revela con dramatismo a la escala nacional lo que también ocurre, aunque como fenómenos menos cruentos, a nivel planetario. México se ha convertido en un experimento extremo de lo que sucede con el sistema-mundo. Contra lo que suele suponerse el país ha sido arrasado, sus fronteras disueltas, sus instituciones desmanteladas, para dar lugar a una guerra de exterminio subrepticia u oculta, en la que una élite parásita y depredadora chupa la sangre de la naturaleza y de la gran mayoría de los mexicanos. Se trata de unas cuantas


decenas de corporaciones mineras, hidráulicas, turísticas, carreteras, energéticas, bancarias, biotecnológicas, financieras, habitacionales, haciendo añicos los recursos naturales del país y/o extrayendo plusvalía del esfuerzo de millones de trabajadores, o ganancias descomunales por los servicios ofrecidos. La propia clase política, incluyendo a prácticamente todos los partidos, se ha vuelto parte de esa élite y ha hecho su trabajo legislativo y funcional abriendo candados, disolviendo obstáculos, reduciendo o condonando impuestos, aceitando la maquinaria de la doble explotación. A ello habría que agregar, como cereza en el pastel, el crecimiento exponencial de la industria y comercio de las drogas. He


aquí lo que ha quedado de esta guerra. Los manantiales, ríos, lagos, minerales, petróleo, gas, paisajes escénicos, alimentos, costas, playas y hasta el aire mismo (parques eólicos) han quedado bajo la explotación mercantil o están en tránsito hacia ello. Al mismo tiempo, el trabajo de los mexicanos ha sido castigado durante 30 años. Los salarios descendieron tan abruptamente que el trabajo en México es uno de los peor pagados del mundo. Hoy el salario mínimo equivale a unos 2 mil pesos mensuales (133 dólares), y 2.6 por ciento de las familias mexicanas ganan un salario mínimo, 34.5 por ciento dos, 19.5 por ciento tres y 11.3 por ciento cuatro (datos del IMSS, diciembre de 2014). Es decir, en


conjunto 67.9 por ciento de los mexicanos se encuentran en diferentes dimensiones de pobreza, y a los niveles que prevalecían en ¡1992!. En paralelo, 9 millones de jóvenes no tienen acceso ni al trabajo ni a la escuela. Mientras, la élite política gana anualmente 7.3 millones (Suprema Corte de Justicia), 4.6 millones (Presidente de la República), 3.1 millones (senadores), 2.2 millones (diputados), 4.6 millones (presidente del INE) y 3.8 millones (presidente del Ifai). Al mismo tiempo, los seis principales bancos que operan en el país ganan cada año miles de millones de dólares o euros, y las empresas y corporaciones obtienen jugosas ganancias. México, como buena parte del mundo, es un maravilloso casino para el negocio, legal e ilegal, el lavado de dinero y la evasión fiscal.   
PARTE ANTERIOR DE LA NOTA EN ESTE ENLACE:  http://www.jornada.unam.mx/2015/02/03/opinion/016a2pol

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