EN EL
PASADO AÑO 2014 EN MEXICO
HUBO 34
MIL 417 ASESINADOS.
CASI 95 AL DÍA. CARA VISIBLE
DE LA GUERRA QUE SE OCULTA
Escribe
VÍCTOR M. TOLEDO (*)
Columnista habitual de
Martes 17 de Febrero 2015.
(*) VÍCTOR
M TOLEDO (Mexico) Doctor
en ciencias, Investigador de
Etnoecología del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Autor de más de 100 publicaciones científicas. Editó 8
libros.,.Ha realizado valiosas aportaciones sobre las relaciones entre las
culturas indígenas y la naturaleza. Militante .politico y social. Periodista .
En un
ensayo anterior (VER ENLACE AL FINAL) , dejamos asentado, a partir de diversas
evidencias, que el sistema-mundo (la humanidad junto con su hábitat planetario,
incluyendo a los seres vivos) se mueve hacia un caos o colapso global, a
consecuencia de tres grandes procesos: el dislocamiento del
ecosistema del
planeta; el incremento de la desigualdad social por la concentración de
riqueza; y la ineficacia y parálisis de las principales instituciones del mundo
moderno. Se trata de una crisis de civilización que requiere de una
transformación radical, pacífica y profunda. También señalamos que el primer
paso para detener ese deslizamiento hacia el vacío es reconocerlo. El segundo
es ubicar sus causas profundas que, de acuerdo con la ecología política, se
hallan en la doble explotación que hace una élite parasitaria y depredadora del
trabajo de la naturaleza y del trabajo humano. Finalmente afirmamos que este
proceso
entrópico (o caótico) se manifiesta en cada país de forma diferente.
Unas veces lento y sutil, otras de forma súbita y hasta catastrófica. ¿Qué
sucede con el caso de México? El país se ha ido convirtiendo en un infierno. El
conjunto de múltiples análisis revela con dramatismo a la escala nacional lo
que también ocurre, aunque como fenómenos menos cruentos, a nivel planetario.
México se ha convertido en un experimento extremo de lo que sucede con el
sistema-mundo. Contra lo que suele suponerse el país ha sido arrasado, sus
fronteras disueltas, sus instituciones desmanteladas, para dar lugar a una
guerra de exterminio subrepticia u oculta, en la que una élite parásita y
depredadora chupa la sangre de la naturaleza y de la gran mayoría de los
mexicanos. Se trata de unas cuantas
decenas de corporaciones mineras, hidráulicas,
turísticas, carreteras, energéticas, bancarias, biotecnológicas, financieras,
habitacionales, haciendo añicos los recursos naturales del país y/o extrayendo
plusvalía del esfuerzo de millones de trabajadores, o ganancias descomunales
por los servicios ofrecidos. La propia clase política, incluyendo a
prácticamente todos los partidos, se ha vuelto parte de esa élite y ha hecho su
trabajo legislativo y funcional abriendo candados, disolviendo obstáculos,
reduciendo o condonando impuestos, aceitando la maquinaria de la doble
explotación. A ello habría que agregar, como cereza en el pastel, el
crecimiento exponencial de la industria y comercio de las drogas. He
aquí lo
que ha quedado de esta guerra. Los manantiales, ríos, lagos, minerales,
petróleo, gas, paisajes escénicos, alimentos, costas, playas y hasta el aire
mismo (parques eólicos) han quedado bajo la explotación mercantil o están en
tránsito hacia ello. Al mismo tiempo, el trabajo de los mexicanos ha sido
castigado durante 30 años. Los salarios descendieron tan abruptamente que el
trabajo en México es uno de los peor pagados del mundo. Hoy el salario mínimo
equivale a unos 2 mil pesos mensuales (133 dólares), y 2.6 por ciento de las
familias mexicanas ganan un salario mínimo, 34.5 por ciento dos, 19.5 por
ciento tres y 11.3 por ciento cuatro (datos del IMSS, diciembre de 2014). Es
decir, en
conjunto 67.9 por ciento de los mexicanos se encuentran en diferentes
dimensiones de pobreza, y a los niveles que prevalecían en ¡1992!. En paralelo,
9 millones de jóvenes no tienen acceso ni al trabajo ni a la escuela. Mientras,
la élite política gana anualmente 7.3 millones (Suprema Corte de Justicia), 4.6
millones (Presidente de la República), 3.1 millones (senadores), 2.2 millones
(diputados), 4.6 millones (presidente del INE) y 3.8 millones (presidente del
Ifai). Al mismo tiempo, los seis principales bancos que operan en el país ganan
cada año miles de millones de dólares o euros, y las empresas y corporaciones
obtienen jugosas ganancias. México, como buena parte del mundo, es un
maravilloso casino para el negocio, legal e ilegal, el lavado de dinero y la
evasión fiscal.
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