viernes, 13 de febrero de 2015

ESPECULACIÓN FINANCIERA EN EL DESPLOME DEL CRUDO

   MEGABANCOS DE WALL STREET –NO ES ASUNTO DE BANQUITOS– 
PRESTAN GRANDES CANTIDADES (EN BASE A LAS RESERVAS) 
LO CUAL INCREMENTÓ LOS NIVELES DE DEUDA.
  

Escribe 
ALFREDO JALIFE-RAHME (*) 
Columnista de Internacionales 
en “La Jornada” de Mexico 
11 de febrero 2015

(*) ALFREDO JALIFE-RAHME- Escritor y periodista. Profesor de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Especialista en relaciones internacionales. Publica crónicas sobre política internacional en el diario “La Jornada” de Mexico,  el semanario “Contralínea” y  otros importantes medios del continente. Editorialista y maestro de postgrado en geopolítica y negocios internacionales de la UNAM. Edito varios libros de  gran éxito editorial, Último publicado: “El Híbrido Mundo Multipolar: un Enfoque Multidimensional, “(Orfila, 2010)


Después de cuatro años de encontrarse en alrededor de 100 dólares el barril, hace siete y medio meses su precio se desplomó en forma dramática 50 por ciento. En enero el abasto global se ubicó en 94.1 millones de barriles al día. El Bank of
International Settlements (BIS, por sus siglas en inglés) –el banco central de los bancos centrales, con sede en Basilea (Suiza) y sucursales en Hong Kong y México (sic)–, atribuye el desplome a los hedge funds (fondos de cobertura de riesgo) del mercado de los derivados financieros.   Ninguna novedad: en mi libro "Los cinco precios del petróleo", de hace nueve años, abordé el factor financierista  lo cual refrendé en mi reciente entrevista a "Hispan Tv". En el consejo directivo del BIS –60 miembros, entre ellos la Reserva Federal, el Banco de Israel y el Banco de

México– aparece Agustín Carstens . BIS considera que los cambios en la producción y el consumo no explican en forma satisfactoria el colapso abrupto en el precio. Rememora que en 1996 y 2008, los dos últimos episodios de declinación comparable del precio fueron asociados con tangibles reducciones del consumo del petróleo y, en 1996, con una expansión significativa de la producción.  El contraste desde 2014 es tangible, lapso en el que la producción de petróleo es cercana a las expectativas previas, cuando el consumo del petróleo ha sido un poco (sic) más débil que el pronosticado. BIS aduce que lo empinado de la declinación y sus cambios en las cotizaciones cotidianas son reminiscentes de un activo financiero. Sin menospreciar la decisión reciente de la OPEP de no recortar la producción, el BIS arguye que


 existen otros factores que pudieron haber exacerbado el desplome, entre ellos un nuevo e importante elemento con el incremento sustancial de la deuda (¡supersic!) soportada por el sector petrolero en años recientes. Se refiere al descomunal apalancamiento ( leverage) financierista de la industria petrolera y cuyas cuatro principales trasnacionales anglosajonas son controladas por el Banco de Inversiones Black Rock, el máximo del planeta. BIS demuestra en forma impactante que la emisión por las firmas de energía, tanto de sus grados de inversión como de sus bonos de alto rendimiento, ha superado de lejos a la de por sí sustancial emisión total de títulos de deuda. Los títulos de deuda alcanzaron la cifra estratosférica de 6 billones de dólares ( trillones en anglosajón), mientras que la deuda en el rubro energético se

disparó, a partir del primer trimestre de 2009, hasta el inicio de 2015, en la antigravitatoria cifra de casi 9 billones de dólares, equivalente al PIB nominal de China. ¡Increíble!. A juicio de BIS la carga de la mayor deuda del sector petrolero pudo haber influenciado la reciente dinámica del mercado petrolero al haber expuesto a los productores a riesgos de solvencia y liquidez, cuando los menores precios tienden a reducir el valor de los activos petroleros que respaldan la deuda. ¡La alquimia de la deuda!. En términos de flujos financieros, un precio más bajo del petróleo reduce los flujos de caja e incrementa el riesgo de escasez de liquidez, en la que las firmas son incapaces de cumplir los pagos de sus intereses. Los requerimientos del servicio de la deuda pueden inducir la producción física (sic) continua del petróleo para mantener los flujos de caja, posponiendo la reducción de su abasto en el mercado 

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