NO VALE CULPAR AL IMPERIO POR NUESTRAS DEBILIDADES.
RESULTA IMPOSIBLE CAMBIAR AL ENEMIGO.
CUANDO LA PELOTA ESTÁ EN NUESTRO CAMPO
Escribe
RAÚL ZIBECHI (*)
Columnista habitual en
“La Jornada”
de México
Viernes 6 de Febrero 2015
(*) RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente,
investigador y escritor uruguayo. Analista internacional en Red Voltaire. Logró
en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios
del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las
luchas sociales en nuestra América. Escribe la sección internacional de
“Brecha” (Uruguay). Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina
Aunque resulta indudable que vivimos un periodo turbulento
y, por tanto, opaco y confuso, la diversificación de los puntos de observación
y análisis necesarios para comprenderlo no debería dejar de lado principios
éticos sin los cuales la actividad para cambiar el mundo pierde sentido. Las
modas intelectuales, así
como las ilusiones en la evolución gradual del
sistema, poco ayudan para guiarnos en la turbulencia. Una de esas modas es la
geopolítica. No son pocos los que buscan atajos que nos evitarían los
inevitables dolores de esta etapa. Los BRICS forman parte de la nueva realidad
multipolar y caótica, llamados como están a desplazar a las potencias del Norte
(Estados Unidos, Unión Europea y Japón) como centros excluyentes del
sistema-mundo. Sin embargo, los países llamados emergentes encarnan formas y
modos de gestión del capitalismo diferentes al modelo anglosajón, pero tan
capitalistas como éste. Las miradas gradualistas no toman en serio que vivimos
bajo varias guerras. Los 70 años transcurridos desde el fin de la Segunda
Guerra Mundial parecen haber convencido a muchos
analistas de que las guerras
se han extinguido, cuando son el modo habitual del capitalismo en su fase
extractiva y de acumulación por despojo/robo. El análisis zapatista sobre la
cuarta guerra mundial del capital contra los pueblos ayuda a comprender las
agresiones que sufren los de abajo en todo el mundo, desde las guerras de
aniquilación abiertas, como en Medio Oriente, hasta las guerras silenciosas,
que el modelo extractivo descarga sobre los pueblos para instalar minas a cielo
abierto, monocultivos y represas hidroeléctricas, por mencionar los casos más
frecuentes. Hay guerras económicas, monetarias, por el control de las
fuentes
de agua; guerras contra las mujeres y los niños y niñas, en fin, el más diverso
tipo de agresiones sistemáticas y sistémicas contra los más diversos pueblos y
sectores sociales. José Luis Fiori, profesor de política económica en la
Universidad Federal de Río de Janeiro y coordinador del grupo de investigación
Poder Global y geopolítica del capitalismo, esboza una mirada distinta de la
economía actual. Debemos comenzar por el análisis y comprensión de cómo
funcionan los mercados internacionales, que se parecen más a una guerra de
movimientos entre fuerzas desiguales que a un intercambio entre unidades
iguales y bien informadas. Inspirado en el historiador Fernand Braudel, Fiori
considera que estados y capitales actúan en esa guerra asimétrica como grandes
predadores en la lucha
por el control monopólico de posiciones de mercado,
innovaciones tecnológicas y lucros extraordinarios. Las consideraciones
anteriores (mercados como guerras de posiciones, estados/capitales como
predadores) son más consistentes que considerarlos herramientas casi neutrales
que pueden ser utilizadas por clases, razas, géneros y etnias en su beneficio.
Posiciones de este tipo tienden a desarmar a los de abajo en este periodo en el
que no pueden ni deben confiar en otra cosa que no sean sus propias fuerzas y
capacidades. Quisiera agregar tres ideas que Fiori viene esbozando en sus
artículos periodísticos y en las que se explaya en su último libro “História,
estratégias e desenvolvimento: para uma geopolítica do capitalismo” La primera
se relaciona con China, pero puede aplicarse a todos los BRICS. “El poder es
siempre expansivo.”
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