SALIÓ
EN PEQUEÑOS PÁRRAFOS EN PÁGINAS INTERIORES
DE ALGUN MEDIO.NO SALIÓ NADA EN INFINIDAD DE OTROS.
DE ALGUN MEDIO.NO SALIÓ NADA EN INFINIDAD DE OTROS.
ES UNO DE LOS MAS SENSIBLES TEMAS DE ESTA EPOCA
Escribe
BERNARDO KLIKSBERG (*)
Columnista habitual de “Página 12”
Buenos
Aires, Argentina.
Miércoles 4 de febrero 2015
(*) BERNARDO KLIKSBERG – (Argentina) Doctor en Economía.
Pionero de la "Ética para el Desarrollo”. Es de los principales expertos a
nivel mundial en lucha contra la pobreza. Autor de 50 libros y centenares de
trabajos en áreas críticas del desarrollo, la Responsabilidad Social
Empresarial, el capital social, la lucha contra la pobreza, El último libro
“Primero la gente” es best seller internacional, con 19 ediciones, escrita con
el premio Nobel de Economía Amartya Sen.
Oxfam
International publicó un nuevo informe
sobre lo que sucede en uno de los problemas
más críticos del siglo XXI: las desigualdades. Oxfam seintegra con 17 organizaciones,
cumple 70 año. Opera en más de 90 países. En la lucha contra la pobreza, es
respetada mundialmente. Según el informe
la brecha continúa ampliándose. En 2014 el 1 por ciento más rico era
dueño del 48 por ciento de la
riqueza del mundo. El 99 por ciento restante de
la población solo tenía el 52 por ciento. Pero al interior del 99 por ciento,
el 20 por ciento más rico tenía el 46,5 por ciento de ese 52. Así que el 80 por
ciento de los habitantes del planeta solo disponía de un 5,5 por ciento del
patrimonio mundial total. La noticia es alarmante, las tendencias peores. La
parte del 1 por ciento más rico, según el Credit Suisse, aumentando todos los años desde 2010. Si se
mantiene la tendencia tendrán más del 50 por ciento en el 2016 y el 54 por
ciento en el 2019. Para el 99 por ciento restante quedará en ese año solo el 46
por ciento, pero con el matiz de que el 20 por ciento más rico del 99 por
ciento también seguirá aumentando su porción. En plena crisis europea. Estancada
buena parte de la economía mundial, los muy muy ricos, a los que Oxfam llama
“milmillonarios”, por tener miles de
millones, siguen acumulando riqueza. Los 80 más ricos del mundo ganaron entre
2011 y 2014,
600.000 mil millones de dólares. En ese mismo período, los
ingresos del 50 por ciento más pobre de la población del planeta se redujeron. .Ello
da la cifra que es uno de los mayores “escándalos éticos” de nuestro tiempo.
Ochenta personas tienen actualmente lo mismo que los 3600 millones de personas
más pobres. ¿Qué nombre se le puede dar a esta agudización extrema de las
disparidades? Probablemente el más significativo es el que le dio la encíclica
“Caritas et Veritate” de la Iglesia, “Disparidades hirientes”. Una cada vez más
extensa serie de investigaciones, como la de Thomas Piketty, han mostrado los
múltiples efectos regresivos de las altas desigualdades sobre el funcionamiento
de la economía, la calidad de la sociedad, y la vida diaria de la gente. La
Universidad de California en Berkeley encontró que los que manejan coches
lujosos tienen más probabilidad de dejar de lado a otros automovilistas y de
ignorar a los peatones en los cruces.
Señala que el 20 por ciento más rico de
los estadounidenses aporta a causas solidarias el 1,4 por ciento de sus
ingresos. Y el 20 por ciento más pobre, el 3,5 por ciento de sus entradas. Kristof
plantea que “esto se debe, en parte, a que la riqueza aísla a sus portadores de
las necesidades, por lo que las personas desfavorecidas se convierten para
ellos en teóricas y remotas”. La desigualdad incide a diario en la pobreza. Las
dificultades internas y externas han llevado a un estancamiento de la pobreza
en los últimos años. Era 28,1 por ciento en 2012 y 28 por ciento en 2014.
Ascendió en términos absolutos en tres millones de personas, a 167 millones de
pobres. Ha aumentado en ese período la indigencia, que pasó del 11,3 por ciento
en 2012 al 12 por ciento en 2014, y se elevó de 66 a 71 millones el número de
indigentes. Se requiere más que nunca profundizar en políticas contracíclicas
que creen igualdad. La directora de Oxfam Internacional Winnie Byanyima hizo
una pregunta inquietante al mundo, que debe resonar fuertemente en el
continente más desigual: “¿Queremos nosotros realmente vivir en un mundo donde
el uno por ciento posee más que todos los demás combinados? La escala de la
desigualdad global es simplemente abrumadora”.
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