EN LA
PRESENTE NOTA DE STELLA CALLONI,
LEGENDARIA PERIODISTA LATINOAMERICANA,
VA IMPLICITO EL HOMENAJE DEL
BLOG
A LA MUJER, EN SU DIA INTERNACIONAL
A LA MUJER, EN SU DIA INTERNACIONAL
Escribe
STELLA CALLONI (*)
Fuente: “RED
VOLTAIRE”
5 de marzo 2015
(*) STELLA CALLONI. (Argentina-
Entre Rios) Periodista y Escritora, especialista en geopolítica y
derechos humanos. Pionera en denunciar las operaciones de Estados Unidos
en los países del Sur. Investigadora de
amplia repercusión en medios internacionales. Corresponsal para America del Sur de medios
europeos y de Latinoamérica, como “La Jornada” de México. Premio
Latinoamericano de Periodismo José Martí (1986). Entre otras obras
es autora de “Los años del Cóndor”.
Ultimo libro publicado: "Operación Cóndor, pacto criminal" [Red Voltaire]
domingo 8 de MARZO:
DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER
EE.UU. e Israel manipularon desde un inicio la investigación del atentado en Argentina (AMIA 1998). Por casi dos décadas buscaron acusar a Irán, pero ni una sola prueba. El último fiscal del caso reportaba en secreto a la inteligencia de EE. UU. e Israel los avances. Y les consultaba el rumbo que tomarían las pesquisas. Con su muerte, ahora EE.UU. busca una jugada de tres bandas: además de
implicar
a Irán, ahora orquesta un “golpe blando” contra la presidenta Cristina Fernández.
De prosperar, seguiría Venezuela, para debilitar el bloque de países
suramericanos que han enfrentado ambiciones de Estados Unidos en la región. El
pasado 18 de enero de 2015, el fiscal Alberto Nisman, al frente de la Unidad
Especial que investigaba la causa fue
encontrado muerto, en el baño de su departamento. Cuatro días antes había
presentado una denuncia, sin prueba alguna, mal redactada y con serias
contradicciones, en la que acusaba a la presidenta, Cristina Fernández de
Kirchner, al canciller Héctor Timerman, y a otras personas, de intentar
encubrir a funcionarios iraníes acusados –sin pruebas– de ser culpables del
atentado. En días se había puesto en marcha un golpe encubierto de
origen
externo. El fiscal había sido colocado al frente de la investigación en 2004,
después de 10 largos años, cuando se cerró el más escandaloso e irregular
juicio de la historia sin lograr encontrar a los culpables del atentado que
dejó 85 muertos y centenares de heridos. Este hecho aparece como un eslabón más
de un golpe en desarrollo, en el que participan un sector del aparato judicial
argentino, la oposición, los medios masivos de comunicación junto a la CIA
(Agencia Central de Inteligencia, siglas en inglés) y el Mossad, de Estados
Unidos e Israel, respectivamente. Para entender esto hay que entender de qué se
trata el caso AMIA y conocer las graves irregularidades cometidas con la entrega
en la década de 1990 de la investigación a los servicios de inteligencia
estadounidenses e israelíes, que operaron conjuntamente con el grupo de la
Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) de Argentina. El cruento atentado
conmovió al país; el juez que quedó a cargo de la investigación en julio de ese
año fue Juan José Galeano, quien comenzó su
actuación bajo una presión muy
evidente. En sólo 24 horas, la inteligencia israelí –que envió sus hombres a
colaborar desde las primeras horas del hecho– y la CIA acusaron a la República
Islámica de Irán y al Hezbolá de Líbano, sin pruebas. Sin haber iniciado la
investigación, ofrecieron un testigo importante al juez argentino Galeano,
quien viajó a Venezuela para entrevistarlo. El hombre se llamaba Manouchehr
Moatamer y se presentó como un ex funcionario iraní, que había huido de su país
y que acusaba al gobierno de Irán de ser responsable del atentado, sin ninguna
prueba. Sus declaraciones erráticas se derrumbaron en poco tiempo. Es decir, la
CIA y el Mossad habían vendido a la justicia argentina un testigo falso. Moatamer
se había ido de Irán con su familia en 1993. Falta saber cómo llegó a Venezuela
en 1994, y cómo terminó al final en Los Angeles, Estados
Unidos, como «testigo
protegido de la CIA». La causa de Galeano siguió navegando en un mar de
irregularidades. Pero aún en 1997, el juez fue nuevamente a ver a Moatamer, en
Estados Unidos, quien nada agregó a su testimonio anterior. En 2008, Moatamer
finalmente confesó que había mentido para obtener la visa estadounidense. En
1998, nuevamente la CIA y el Mossad ofrecieron otro supuesto testigo, en este
caso radicado en Alemania, Abolghasem Mesbahi, llamado el “testigo C”. Mesbahi
había sido desplazado en 1989 de algunas tareas menores para la inteligencia
iraní, sospechoso de ser agente doble. Se dedicó a la actividad privada y
realizó una serie de estafas, tras lo cual
se fue a Alemania donde se radicó
desde 1996. En ese tiempo, Mesbahi acusó a Irán de cada uno de los “atentados
terroristas” que no se esclarecían en el mundo –lo que siempre sucede con los
atentados de falsa bandera– como el de Lockerbie, Escocia, y otros. El “testigo
C”, que ganó fama por el misterio que rodeaba su nombre, vio una nueva
oportunidad acusando a Irán, con la anuencia de los servicios alemanes,
estadounidenses e israelíes de la voladura de la AMIA. Sin pruebas, contó su
versión en Alemania ante un juez nacional y el juez argentino Juan José
Galeano, que viajó a ese país en 1998.
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