LA CONEXIÓN ENTRE GASES DE INVERNADERO
Y CALENTAMIENTO
GLOBAL VIENE SIENDO
UNA CUESTIÓN POLÍTICA CENTRAL
PARA LA HUMANIDAD DESDE 1988
KLAUS BRINKBÄUMER
ENTREVISTA A NAOMI KLEIN(*)
ENTREVISTA A NAOMI KLEIN(*)
Fuente
“Der Spiegel”
Publica “Rebelión”
Traducción de Lucas Antón
Jueves 19 de marzo 2015
(*) NAOMI KLEIN (1970
Montreal CANADA) Es una periodista, escritolra e investigadora, de gran
influencia en el movimiento antiglobalización. Publica en numerosos periódicos y autora del los éxitos de ventas internacionales del New York Times, “La doctrina del shock” y “El auge de capitalismo del desastre”
(septiembre de 2007); entre muchos otros. Graduada en la Universidad de
Toronto. Galardonada con varios premios y colaboradora habitual en “The Nation” “The Guardian” “Der Spiegel”entre otros. Ha trabajado como columnista para diarios de
América y Europa y es ferviente activista por la biodiversidad y el anti
extractivismo..
(Sacado de contexto de la entrevista a Naomi Klein) Calentamiento
global viene siendo una cuestión política central para la humanidad desde 1988.
Fue la época en que cayó el Muro de Berlín y Francis Fukuyama certificó “el
fin
de la Historia", la victoria del capitalismo occidental. Canadá y los
EE.UU. firmaron el primer acuerdo de libre comercio, que sirvió de prototipo
para el resto del mundo. En ese momento nos dijeron que ya no había nada
parecido a la responsabilidad social y la acción colectiva, que deberíamos
dejarlo todo al mercado. Privatizamos nuestros ferrocarriles y la red
energética, la OMC y el FMI se comprometieron con un capitalismo desregulado.
Por desgracia, esto condujo a una explosión de las emisiones. Las cifras cuentan cuál es la historia entera.
Durante los años 90, las emisiones se elevaron un 1% anual. Desde el año 2000
han ido subiendo una media del 3.4%. Se exportó globalmente el sueño americano
y se expandieron rápidamente bienes de consumo que creíamos esenciales para
satisfacer nuestras necesidades. Empezamos a vernos exclusivamente como
consumidores.
KLAUS BRINKBÄUMER |
Cuando el comprar como forma de vida se exporta a todos los
rincones del globo, eso exige energía. Mucha energía. Hemos desechado sistemáticamente las
herramientas. Hoy se hace mofa de regulaciones de toda laya. Los gobiernos ya
no aplican reglas severas que pongan límites a las compañías petrolíferas y
demás empresas. Estas crisis se nos ha venido encima en el peor momento
posible. Ya no nos queda tiempo. Estamos en un momento de ahora o nunca. Si no
actuamos como especie, nuestro futuro está en peligro. Tenemos que reducir
emisiones de modo radical. El sistema
económico que hemos
creado ha creado también el cambio climático. No me lo he
inventado. El sistema es inservible, la desigualdad económica es demasiado
grande y la falta de contención por parte de las compañías energéticas es
desastrosa. Veo señales de que podría haber un mundo radicalmente distinto del
que tenemos hoy en día. Vamos a experimentar el cambio climático y bastantes
más desastres naturales, eso es seguro. Pero tenemos tiempo todavía para
impedir un calentamiento verdaderamente catastrófico. Tenemos tiempo asimismo
de cambiar nuestro sistema económico para que no se vuelva más brutal y
despiadado al enfrentarse al cambio climático. Tenemos hoy que tomar algunas
decisiones acerca de qué valores son importantes para nosotros y cómo queremos
de verdad vivir.
Y, por supuesto, hay una diferencia entre que la temperatura
se eleve solo 2 grados o lo haga 4 o 5 o más. Todavía nos es posible a los
seres humanos tomar las decisiones correctas. Hace varios años, la comunidad
internacional estableció un objetivo para limitar el calentamiento global a dos
grados centígrados. ¿Lo considera todavía alcanzable? Bueno, todavía es una
posibilidad física. Tendríamos que reducir inmediatamente las emisiones
globales en un 6% anual. Los países más ricos tendrían que sobrellevar un peso
mayor, lo que significa que los EE.UU. y Europa tendrían que recortar emisiones
entre un 8% y un 10% anual. Inmediatamente. No es imposible, solo que es
profundamente irreal políticamente con nuestro actual sistema.
Necesitamos un
cambio espectacular, tanto en la política como en la ideología, porque hay una
diferencia fundamental entre lo que los científicos nos dicen que tenemos que
hacer y nuestra actual realidad política. No podemos cambiar la realidad
física, así que tenemos que cambiar la realidad política. Un modelo económico
basado en un crecimiento indiscriminado lleva inevitablemente a un mayor
consumo y a mayores emisiones de CO2. Puede y debe haber crecimiento en el
futuro en muchos sectores bajos en carbón de la economía: en tecnologías verdes,
en transporte público, en todas las profesiones que proporcionan cuidados, en
las artes y, por supuesto, en educación. Ahora mismo, el núcleo de nuestro
producto interior bruto comprende solo el consumo, las importaciones y
exportaciones. Ahí tiene que haber recortes. Cualquier otra cosa sería
engañarse.
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