QUE
SIEMPRE FUE LA POLÍTICA, Y QUE LA REVOLUCIÓN
LLEGO PARA
DECODIFICAR LAS CLAVES DE LA ÉPOCA:
DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS
Escribe
JOSÉ STEINSLEGER (*)
Columnista de Internacionales
en “La Jornada” de México
18 de
Marzo 2015
(*) JOSÉ STEINSLEGER | Escritor, analista politico y
periodista nacido en Argentina, pero afincado en México. Miembro fundador de la
Federación Latinoamericana de Periodistas . Columnista de La Jornada de México,
Red Voltaire entre varios otros medios del continente. “El día en que seamos
ciudadanos de una patria común, el siglo XX latinoamericano será recordado como
el siglo de Fidel”
Luego
del decreto ejecutivo imperial que señala a la República Bolivariana de
Venezuela como amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y la
política exterior de Estados Unidos, me dije: esta película ya la vimos. Y en
curiosa sincronía, me puse a ver una de espías: El recluta (The recruit, Roger
Donaldson, 2003). A ciertas alturas de la vida, la calidad de un actor pesa más
que una trama histórica mil veces contada.
En nuestro caso, la de Al Pacino en
el rol de un veterano agente de la CIA cuando dicta la primera lección a un
grupo de jóvenes interesados en ingresar a la benemérita institución: “En este
oficio –les dice– nada es lo que parece”. ¿Y en el de Obama? ¿No que andaba
pintándose las uñas para su intervención en la séptima Cumbre de las Américas?
(Panamá, 10-11 abril)? Con toda seguridad, alguien le dijo: “Es ahora, míster
president. Kirchner y Chávez murieron, Dilma y Cristina están jaqueadas, a Evo
y Correa los ajustaremos después, y las izquierdas ‘peligrosas’ no son lo que
parecen”. Subestimación en la que,
paradójicamente (y por enésima ocasión),
coinciden izquierdas solipsistas y derechas golpistas. ¡Qué arrogante desdén
por los pueblos que vienen rescatando al Estado del saqueo neoliberal! ¿Será
que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, no fue bien entendido al decir que
en lugar de una época de cambios vivimos un cambio de época? A inicios de los
noventa, el neoliberalismo consiguió vulgarizar una expresión que todos los
tontos hicieron suya: Es la economía, estúpido. Pero luego, con Chávez, vieron
que no. Que siempre fue la política, y que la revolución bolivariana había
llegado para decodificar las nuevas claves de
la época: democracia y derechos
humanos (que desde la memoria desenmascaraba las hipocresías del dogma
liberal), libertad de expresión para disputar la palabra a los medios que la
envilecían, movimientos sociales que reconvertían al Estado en agente activo y
central de políticas incluyentes. A diferencia de otras épocas, no parece que
el imperio revertirá fácilmente los pasos dados en asuntos de cooperación
económica y entendimiento político: Alba y Petrocaribe (2004); Unasur (2008);
Celac (2012), así como la creciente gravitación en las economías subregionales
del llamado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Lo que sí
parece es que Obama no leyó Las venas abiertas de América Latina, libro que
Hugo Chávez le regaló en la quinta cumbre de Trinidad Tobago (2009). En todo
caso, no hay problema. Entrevistado por un periódico español poco creíble, el
autor de
Las venas... confesó que no volvería a leerlo: “Caería desmayado… Para
mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima” ( El País, 5/5/14).
Pues bien. Para mí, Las venas… continúa siendo un buen texto para sensibilizar
a un joven políticamente despierto. Porque la tristeza que a millones de chicos
causa la alienación de sus mayores se ha convertido en un flagelo más
preocupante que el cambio climático, el narcotráfico, la depredación ambiental
o las amenazas de una
guerra nuclear. Ojo… no sólo entre chicos de familias
humildes y burguesas, sino también en hogares donde el papá, acomodando el
sillón principal en el sentido de la Historia, dice a sus hijos con gravedad:
Marx os ama. Pero si de Él reniegan, malditos seáis por siempre. ¡Híjole!… ¿No
es como para suicidarse? Como era de esperarse, las derechas celebraron la
torpeza de Obama, y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) cumplió con lo
suyo: no al injerencismo. Mas, ¿cuál será el clima en la cumbre, con Venezuela
agredida y Cuba alistándose para asistir al aquelarre por primera vez, mientras
en La Habana dialoga con el Departamento de Estado para normalizar relaciones?
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