jueves, 12 de marzo de 2015

FUKUSHIMA HOY: UN CHERNÓBIL ACTIVO A CÁMARA LENTA

EL MUNDO VIVE UNA CATÁSTROFE ABSOLUTA: 
“ENTRE 300 Y 400 TONELADAS DE AGUA RADIACTIVA 
SON VERTIDAS DIARIAMENTE AL PACÍFICO”.
¡DESDE HACE CASI CUATRO AÑOS..!
   
Escribe 
SALVADOR LÓPEZ ARNAL (*) 
Fuente: “Rebelión” 
11 de marzo 2015

(*) SALVADOR LÓPEZ  ARNAL (ESPAÑA 1943) Escritor y periodista. profesor-tutor de Matemáticas de la UNED y profesor de informática de ciclos formativos en el Institut Puig Castellar . Catedrático de Filosofía Medieval en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Madrid) Se especializó en estudios hispanoárabes en la Universidad Complutense de Madrid. Miembro del Front Cívic CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra, director Jordi Mir Garcia).


En 1997, obtuvo el Right Livelihood Award –el que se conoce como Premio Nobel Alternativo- por alertar al mundo sobre los riesgos del uso del plutonio. En 2007 fue designado miembro del Grupo Internacional para Materiales Fisibles de la Universidad de Princeton. Sabe, pues, de qué habla. “Fukushima es un desastr
Mycle Schneider
e que no terminó”, comentó Mycle Schneider, un consultor independiente en energía nuclear en junio de 2014. Han pasado entonces tres años de Fukushima y las consecuencias se siguen sufriendo por, entre otras consecuencias, la continua fuga de radiactividad al ambiente. La lección más importante que debía aprender la sociedad antes que nada era, en su opinión, reducir el peligro potencial. “La energía contenida en los tanques de gas natural líquido, por ejemplo, es increíble en términos de energía pura”. Podía ser equivalente, señalaba, a dos veces la bomba de Nagasaki en un tanque. Es muy poco probable que explote, “pero aun si el riesgo fuera solo del 10%, el daño que podría causar supera toda imaginación”. Y esas bombas, añadía, están por todas partes. La gente solemos creer que Fukushima fue el peor caso, el escenario más dantesco y que ya pasó. Tranquilidad pues. Pero no era, no es así. Puede ser peor. “Es un hecho sin precedentes por su complejidad, su dimensión y sus consecuencias. El mayor problema es que la metodología elegida por el gobierno japonés y Tepco (la empresa operadora de la planta que colapsó tras el
terremoto y posterior tsunami el 11 de marzo de 2011) no parece apropiada”. Es de nuevo Mycle Schneider quien habla. La situación está lejos de estabilizarse. De hecho, la cantidad de radiactividad que se ha filtrado al agua y a los sótanos se estima en más del triple de la que se liberó tras el accidente de Chernóbil . Según Helen Caldicott, médico y activista antinuclear, los tres núcleos fundidos de la planta de Fukushima, cada uno con un peso de 100 toneladas, son tan radiactivos que nadie puede acercarse a ellos. Ni siquiera los robots; se derriten al acto. "Y nadie se acercará. La contaminación continuará durante cientos de años", dijo Caldicott a RIA Novosti citando a los mejores físicos de la actualidad. Por sorprendente que

pueda parecer, la empresa operadora de Fukushima, TEPCO, no está asesorándose con nadie: “ni con Rusia o Ucrania, que vivieron la catástrofe de Chernobyl, ni con la empresa de ingeniería Bechtel, que opera 150 centrales nucleares en EE.UU”. TEPCO quiere ahorrar dinero, “¡incluso utiliza papel procedente de refugios para desamparados". Las personas que desempeñan distintos trabajos en las instalaciones de la central son contratadas por la mafia japonesa, la 'yakuza'. La ganadora del Premio Nobel de la Paz precisaba que el mundo está presenciando una catástrofe absoluta: “entre 300 y 400 toneladas de agua radiactiva son vertidas diariamente al Pacífico”. Esto ha estado ocurriendo desde hace casi


cuatro años. “Según ha reconocido TEPCO, en el periodo entre mayo de 2011 y agosto de 2013 se han derramado al océano Pacífico sustancias que representan un total de 20 billones de 'becquerel' de cesio 137, 10 billones de 'becquerel' de estroncio 90 y 40 billones de 'becquerel' de tritio”. Desconocemos las cifras actuales. “50 razones para temernos lo peor de Fukushima” fueron apuntadas por el incansable e imprescindible Harvey Wasserman . “En Fukushima han desaparecido los núcleos derretidos pero las emisiones radioactivas siguen

secretamente supurando”!. La dura censura dictatorial de Japón, son sus palabras, “ha ido acompañada de un apagón –exitoso- en los medios corporativos globales a fin de que Fukushima permanezca lejos de la mirada pública”. Pero todo ello, como es evidente, “no mantiene la radiación real alejada de nuestro ecosistema, nuestros mercados… o nuestros cuerpos. Las especulaciones acerca del impacto final van desde lo totalmente inofensivo a lo intensamente apocalíptico  

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