"GRAVE, MUY GRAVE. SE IMPONE SOLIDARIDAD INMEDIATA
DE
GOBIERNOS SUDAMERICANOS, DE LA UNASUR
LA CELAC, ORGANIZACIONES POPULARES
Y FUERZAS
POLÍTICAS DE ESTA AMERICA LATINA..."
Escribe
ATILIO A. BORON (*)
Fuente “Rebelion”
martes 10 de marzo
2015
(*) ATILIO BORON – (ARGENTINA) Economista y periodista
argentino. Analista y politólogo. Director del Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED). Premio Internacional de la UNESCO José Martí.
Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2009. Profesor Regular Titular de
Teoría Política y Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos
Aires desde 1986. Autor entre otros de “La Filosofía Política Moderna.” Premio
al Pensamiento Crítico y Columnista en varios medios alternativos.
Conferencista internacional.
Barack Obama, una figura decorativa en la Casa Blanca que no
pudo impedir que un energúmeno como Benjamin Netanyhau se dirigiera a ambas
cámaras del Congreso para sabotear las conversaciones con Irán en relación al
programa nuclear de este país, ha recibido una orden terminante del complejo
“militar-
industrial-financiero”: debe crear las condiciones que justifiquen una
agresión militar a la República Bolivariana de Venezuela. La orden presidencial
emitida hace pocas horas y difundida por la oficina de prensa de la Casa Blanca
establece que el país de Bolívar y Chávez “constituye una infrecuente y
extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y la política exterior de
Estados Unidos”, razón por la cual “declaro la emergencia nacional para tratar
con esa amenaza.” Este tipo de
declaraciones suelen preceder a agresiones militares, sea por mano propia, como
la cruenta invasión a Panamá para derrocar a Manuel Noriega, en 1989, o la
emitida en relación al Sudeste Asiático y que culminó con la Guerra en Indochina,
especialmente en Vietnam, a partir de 1964. Pero puede también ser el prólogo a
operaciones militares de otro tipo, en donde Estados Unidos actúa de consumo
con sus lacayos europeos, nucleados en la OTAN, y las teocracias petroleras de
la región. Ejemplos: la Primera Guerra del Golfo, en 1991; o la Guerra de Irak,
2003-
2011, con la entusiasta colaboración de la Gran Bretaña de Tony Blair y la
España del impresentable José María Aznar; o el caso de Libia, en 2011, montado
sobre la farsa escenificada en Benghazi donde supuestos “combatientes de la
libertad” – que luego se probó eran mercenarios reclutados por Washington,
Londres y París- fueron contratados para derrocar a Gadaffi y transferir el
control de las riquezas petroleras de ese país a sus amos. Casos más recientes
son los de Siria y, sobre todo Ucrania, donde el ansiado “cambio de régimen”
(eufemismo para evitar hablar de “golpe de estado”) que Washington persigue sin
pausa para rediseñar el mundo -y sobre todo América Latina y el Caribe- a su
imagen y semejanza se logró gracias a la invalorable cooperación de la Unión
Europea y la OTAN, y cuyo resultado ha sido el baño de sangre que continúa en
Ucrania hasta el día de hoy. La señora Victoria Nuland, Secretaria de Estado
Adjunta para Asuntos Euroasiáticos, fue enviada por
el insólito Premio Nobel de
la Paz de 2009 a la Plaza Maidan de Kiev para expresar su solidaridad con los
manifestantes, incluidos las bandas de neonazis que luego tomarían el poder por
asalto a sangre y fuego, y a los cuales la bondadosa funcionaria le entregaba
panecillos y botellitas de agua para apagar su sed para demostrar, con ese
gesto tan cariñoso, que Washington estaba, como siempre, del lado de la
libertad, los derechos humanos y la democracia. Cuando un “estado canalla” como
Estados Unidos, que lo es por su sistemática violación de la legalidad
internacional, profiere una amenaza como la que estamos comentando hay que
tomarla muy en serio. Especialmente si se recuerda la vigencia de una vieja
tradición política norteamericana consistente en realizar autoatentados que
sirvan de pretexto para justificar su inmediata respuesta bélica.
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