TODA
CRISIS ES ANGUSTIANTE Y DOLOROSA :
DESAPARECEN MUCHAS DE LAS ESTRELLAS-GUÍA.
DA
LA IMPRESIÓN DE UN VUELO A CIEGAS.
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Fuente: Portal del autor
8 de abril 2015
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Cardenal Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La
Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de ética y filosofía en Brasil.
Conferencista en muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín entre otras. Escribió más de 100
libros, traducidos a diversas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó
el premio Right Livelihood, considerado el Nobel Alternativo.
Una
situación de crisis generalizada en el mundo y en nuestro país permite muchos humores y no pocas interpretaciones.
Toda crisis es angustiante y dolorosa porque desaparecen las estrellas-guía y
nos da la impresión de un vuelo a ciegas. Como mostró el conocido pensado
r René
Girard, uno de los grandes estudiosos de la violencia, todo grupo, comunidad y
sociedad necesita siempre crear un «chivo expiatorio» sobre el cual recaen
todas las frustraciones y quejas de las personas. Ahora son los comunistas,
ahora los subversivos, ahora los homoafectivos, ahora los fundamentalistas,
generalmente los políticos y los gobernantes. Modernamente a este complejo
fenómeno social le llaman bulling. Con eso se alivian las tensiones sociales y
la sociedad encuentra relativo equilibrio, siempre frágil e inestable. Pero se
crean también muchas víctimas, a veces inocentes, se deja de reforzar el valor
de la convivencia pacífica y se abre espacio al prejuicio y a las actitudes
fundamentalistas.Tal situación se está verificando claramente en Brasil.
Prácticamente no hay persona que
René Girard |
no exprese algún tipo de malestar, hasta rabia
y, en el límite, odio. Quien conoce un
poco el discurso psicoanalítico no se admira. Sabe que en el ser humano actúan
al mismo tiempo dos fuerzas: la de sombra
bajo la cual caben todas las decepciones y descontentos ante una situación dada, ya sea la sanidad que
no funciona, el transporte de mala calidad, los impuestos altos, la clase
política falta de escrúpulos y sin ligazón orgánica con los electores, la corrupción descarada que supone
millones de dólares, cosa que escandaliza, revuelve y exige castigos rigurosos.
Pero está también la fuerza de luz que representa todo lo que hay de bueno en
el ser humano, la bondad, el amor, la
comprensión, la amistad, y en la sociedad
el sentimiento de solidaridad en un accidente de carretera, la cooperación asociarse
a una ONG seria que hace un trabajo coherente de rescate de los derechos
humanos y la dignidad de los más invisibles, etc. El desafío es siempre este:
¿a qué damos más primacía? ¿A la sombra o a la luz? Lo deseable y saludable es
dar mayor espacio a la luz. Pero hay también momentos en que los hechos
perversos, hechos públicos, provocan la ira sagrada, la protesta explícita y la
manifestación pública. La sombra tiene también su derecho, pues no es un
defecto sino una marca de nuestra condición
humana: iracundos y pacíficos,
duros y flexibles. El reto es buscar la justa medida que representa lo óptimo
relativo, el equilibrio entre el más y el menos; o la autolimitación que
significa el sacrificio necesario para que nuestra acción no sea destructiva de
las relaciones sino buena para todos. Una sociedad que se ha civilizado busca
siempre este equilibrio. En este grupo están las mayorías que viven de su
trabajo, empresarios correctos que llevan el país adelante. Son sensibles a los
pobres y difícilmente discriminan a causa
del origen, del color o de la religión. Actualmente se constata un gran abanico
de expresiones políticas, digamos de derecha, de centro, de izquierda, cada
cual con
sus matices. Están los que son conservadores en política, dan primacía
al principio de orden, aunque admitiendo que haya excesos sociales.
Económicamente son hasta progresistas, abiertos a las novedades tecnológicas. Están los que miran el escenario mundial,
donde las grandes potencias dictan los rumbos de la historia y piensan: no
estamos suficientemente desarrollados y fuertes para tener un proyecto
propio. Es más ventajoso caminar con
ellos, aunque sea como socios menores y agregados. Así no quedamos marginados.
Estos temen los proyectos alternativos. Están los que dicen que no debemos
pisar en las pisadas dejadas por otros. Tenemos que hacer nuestra propia pisada
con los recursos de que disponemos.
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