EN ARGENTINA HAY 28 MILLONES DE HECT. DE TRANSGÉNICOS
SE
RIEGAN 300 MILLONES DE LITROS DE GLIFOSATO AL AÑO.
TAMBIÉN EN
FRUTALES, GIRASOL, PASTURAS, PINOS Y TRIGO.
Escribe RAÚL ZIBECHI (*)
Fuente “Alainet”
Publica: “Rebelión”
Jueves 23 de Abril 2015
(*) RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente,
investigador y escritor uruguayo. Analista internacional en Red Voltaire. Logró
en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. Publica en “La
Jornada” de Mexico y diversos medios alternativos en el continente y del
exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las luchas sociales en
nuestra América. Tiene a su cargo la sección internacional de “Brecha”
(Uruguay). Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina
En los pequeños pueblos de la pampa argentina, con glifosato
enferman a la población y contaminan la vida. La resistencia al modelo de
agricultura industrial crece día tras día.“Estoy aquí porque enterré a cuatro
familiares”, dice Raquel en un tono casi inaudible. “Mi papá,
mi primo y un
hermano de mi papá que trabajaban fumigando, además de mi hermano que trabajaba
en una escuela rural”. Raquel es maestra y vive en “Elortondo”, pequeño pueblo
de seis mil habitantes a 300 kilómetros al sur de Santa Fe, Raquel con sus
alumnos de 7° grado, hicieron una encuesta. La escuela está pegada a las vías
del tren y frente a los silos secadores de soja. Casi todos los encuestados tienen
conciencia de los problemas de salud que provocan las fumigaciones. “Para llegar a la escuela hay que pasar
cerca
de los silos y no se puede respirar. Los niños que salen a la calle mientras
funciona la secadora quedan con la ropa blanca, que es el polvillo que sale de
los silos que se difumina en la escuela y en todo el pueblo”, explica la
maestra. El proyecto que encabeza Raquel se llama “Somos lo que respiramos”,
pero las autoridades les impidieron concursar ya que aborda un tema “polémico”.
Se pone triste y apaga aún más la voz cuando relata esa indiferencia. Es
común que en los
pueblos el presidente comunal, la directora escolar y la
cooperadora con la escuela tengan algún tipo de relación con los plantadores de
soja. “Vine porque en el pueblo queremos formar un grupito, para hacernos
sentir”. Con esa intención llegó al 17° Plenario de la Campaña Paren de
Fumigarnos de la provincia de Santa Fe. Carlos Manessi y Luis Carreras, dos de
los militantes del Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat), sienten que
el muro de silencio se va resquebrajando por las dos noticias que se
difundieron en las semanas anteriores a la celebración del plenario, a cuya
organización dedicaron muchas horas de trabajo al “viejo estilo”: dedicar todo
el tiempo posible a la causa. La primera es que la Organización Mundial de la
Salud declaró el 20 de marzo que “hay pruebas convincentes de que el glifosato
puede causar cáncer en animales de laboratorio y que
“causó daño del ADN y los cromosomas en
las células humanas”. El periodista ambiental Darío Aranda escribió que “el
glifosato desde hace más de diez años es denunciado por organizaciones
sociales, campesinas, médicos y científicos independientes de las empresas”. En Argentina hay 28 millones de hectáreas de
transgénicos sobre los que se riegan 300
millones de litros de glifosato cada año. Pero también se utiliza en frutales,
girasol, pasturas, pinos y trigo. Aranda explica que en la Agencia
Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, uno de los espacios de la
OMC, 17 expertos de once países trabajaron durante un
año para llegar a la
conclusión de que el glifosato es cancerígeno. El glifosato es el herbicida de
mayor uso en el mundo, tanto en productos de aplicación
agrícola como en
espacios urbanos y en el hogar. El producto de Monsanto se comenzó a usar
masivamente con el desarrollo de los cultivos transgénicos. En 1996 en Argentina
se usaban 11 millones de litros de glifosato, pero ese año se aprobó la soja
transgénica y la Red de Médicos de Pueblos Fumigados estima que ahora se
utilizan 320 millones de litros. En 2009, Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio
de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA e investigador
principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (Conicet)
advirtió que el glifosato producía malformaciones en embriones anfibios. Como
recuerda Aranda, “debió enfrentar una campaña de desprestigio por parte de las
empresas, de sectores de la academia y de funcionarios políticos”.
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