lunes, 4 de mayo de 2015

LA NUEVA GRANDEZA Y LA GRAN TRISTEZA

EL MALESTAR EN LAS RELACIONES SOCIALES ASUELA AL PLANETA. 
EN MEXICO SE DESTACA POR LO AGUDO DEL DESEQUILIBRIO.  
EN LA PROPORCIÓN DE JORNALES AL TRABAJO ASALARIADO  
HACE DOS AÑOS ERA 18 PUNTOS MÁS BAJA QUE LOS DE CHINA...

Escribe 
ROLANDO CORDERA (*) 
Fuente: 
“La Jornada” de México 
3 de mayo 2015

(*) ROLANDO CORDERA CAMPOS (Manzanillo, Colima; 31 de enero de 1942). Economista y político mexicano. Es licenciado en Economía por la UNAM. investigador y colaborador de “La Jornada” y suplemento “Nexos”. Profesor titular "C" de tiempo completo en la Facultad de Economía de la UNAM. Doctor Honoris Causa de la UNAM.


Como ocurre en todo el mundo, aquí la crisis global se mantiene como realidad inmediata y horizonte cercano, encarnada en el desempleo masivo, las fuertes tendencias hacia el estancamiento económico secular y una irritación social siempre en
Norma Samaniego 
las goteras de la violencia colectiva. Para nosotros, la crisis se volvió sin más la extensión del estancamiento estabilizador que ha caracterizado nuestra evolución en los últimos 30 años. Nada nuevo bajo el Sol caliente y colorado que quema cada día más. Con el campo en imparable proceso de vaciamiento, sólo quedan como válvulas de escape la informalidad en las urbes o la emigración. Por lo demás, sin seguro de desempleo ni ahorros suficientes para la mayoría trabajadora y sus familias, pocos pueden darse el lujo de no estar ocupados y remunerados por mucho tiempo. Así ocurre con el sencillo jornalero rural o el obrero de la construcción que se movió del campo deslumbrado por la luces de la ciudad, pero también con el profesional que imaginó que el empleo adquirido era para siempre y
se despertó un día con la inclemente realidad del recorte presupuestal, el cierre de sucursales o la retirada de la multinacional hacia otras latitudes. La globalización, se dirá, que viene por oleadas con caídas de los petroprecios, paro en la economía estadunidense, desaceleración del Gran Dragón… o la llegada de los ovnis que sobrevuelan el Cofre de Perote. De haber indemnización, se sabe que durará poco y el autoempleo, el tránsito al mundo de los emprendedores o la obtención de alguna beca serán escenarios

azarosos, de corta duración y casi siempre marcados por la penuria emanada de los mercados famélicos, el crédito caro y la avidez usuraria. Así, el panorama se despliega bajo la dictadura férrea del mal empleo, llamado sub­empleo, empleo mal pagado, informalidad o, de plano, abandono de la población económicamente activa por agotamiento o decepción. En un contexto como este, debidamente documentado por la OIT y el Inegi y analizado con acuciosidad recientemente por Norma Samaniego (La participación del trabajo en el ingreso nacional: el regreso a un tema olvidado, Economía UNAM #


33), no se puede esperar cooperación laboral para proyectos de elevación sostenida de la productividad y transformación productiva. Lo más que puede esperarse es pasividad y resignación obrera, que los funcionarios y sus expertos en optimismo confunden con paz y armonía laborales. Tampoco puede tenerse mucha esperanza en que los raquíticos sindicatos auténticos eleven la mira y reclamen una revisión a fondo de los términos del reparto del producto social que el cambio estructural y las crisis que lo antecedieron le impusieron a la sociedad


desde finales del siglo XX. Viven a la defensiva, cuando no bajo la cautela dolorosa que les impone el drama contiguo de la informalidad mayúscula o el despido de sus prójimos. Este malestar en las relaciones sociales fundamentales asuela al planeta, pero nuestra experiencia destaca por lo agudo del desequilibrio. Como lo consigna Norma Samaniego: “A nivel internacional, la proporción de las remuneraciones al trabajo asalariado en el valor agregado –sin considerar los ingresos mixtos– era en México en 2012 la más baja entre 31 países incluidos en la base de datos de la OCDE, que incluía a algunos países no miembros.


Era casi 10 puntos porcentuales inferior a las de Chile o Grecia y cerca de 18 puntos más baja que la de China”. En estas condiciones, no sólo críticas sino extremas, los grandes empresarios, los señoritos del PAN y el nuevo gobierno priísta, decidieron que algo faltaba en este cerrojo infame e impusieron una reforma laboral contraria del todo al espíritu constitucional y las enseñanzas de la historia. Lo que tenemos hoy, entonces, es una hostilidad creciente contra el trabajo no calificado y el calificado y el más cruel teatro de abuso y desorden en las relaciones industriales


que cualquier Dickens improvisado pudo haber imaginado. Así en Tijuana o en Juárez, en Naucalpan o el nuevo corredor del automóvil en el Bajío, de donde emanan las nuevas grandes ilusiones del momento. Esta tierra baldía, a la vez que poblada de despampanantes instalaciones industriales para cuyos directivos la cuestión social y urbana no existe y que los gobernantes prefieren ignorar olímpicamente, es el matraz de un descontento que trasmina las fronteras de la planta o la oficina y se vuelca a la plaza pública, la


escuela o la calle. Se da todavía a ritmo glaciar, pero de vez en vez se nos presenta como manifestación anómica, criminal, violenta, como ocurre en Jalisco, Guerrero, Michoacán y se adueña sin compasión de Tamaulipas. Una nueva grandeza mexicana se empeña en prometer el presidente Peña Nieto entusiasmado por el éxito automotriz o la consumación de alguna obra pública de envergadura. No la habrá, ni como ensueño, erigida sobre una competitividad basada en salarios misérrimos y la docilidad proletaria impuesta por el abandono sindical y la incuria oficial en materia de tutela del trabajo, por parte de Organismos del Estado mexicano.. 




RECOMENDAMOS ESTE VIDEO
sobre "SALARIOS DE LEGISLADORES DE MEXICO":
https://youtu.be/w9U_cNbso8U
(SITUACION QUE ES VALIDA PARA TODA AMERICA LATINA)









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