SAQUEO NEOLIBERAL: DESTROZOS AL TEJIDO SOCIAL,
EXPULSA LA
POBLACIÓN DE SU TERRITORIO.
EL MEXICO DE CASAS NUEVAS PARA LOS MANDAMÁS
Y DE
FOSAS NUEVAS REPLETAS PARA EL RESTO...
Escribe
JOHN SAXE-FERNÁNDEZ (*)
Fuente “La Jornada” de
México
14 de Mayo 2015
(*) JOHN SAXE FERNÁNDEZ. Nacido
en Costa Rica y ciudadano mexicano. Escritor, Periodista, Analista. Doctor en
Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras en la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Realizó sus estudios en la
Brandeis University, Washington University. Autor de diversos libros sobre
temáticas de su especialidad, todos ellos con muy buen exito editorial y varias
traducciones.
En el México de fosas repletas de Tlatlayas y Ayotzinapas
para amansar al resto (La Jornada, 14/4/15) son expresión brutal de lo que en “La
doctrina del shock” Naomi Klein llamó capitalismo del
desastre. Con un
recetario desde 1982 a base de desregulación, privatización, austeridad a 99
por ciento y derrama fiscal a uno por ciento, el shock vía la guerra al narco
se palpa en cerca de 150 mil muertos, más de 26 mil desaparecidos e inusitada,
torpe y riesgosa represión ante resistencias y protestas legítimas. Como en San
Quintín, por las reivindicaciones de trabajador@s agrícolas ante estremecedoras
condiciones de explotación, que el neoliberalismo y el TLCAN llevan a todos los
rincones de la Federación con desempleo, hambre y represión. Con creciente
intervención
policial, militar y del espionaje extranjero, parte y parcela de
la sombrilla de terror y seguridad para consumar el gran despojo consignado en
las (contra) reformas estructurales. Detrás de la privatización petrolera
están, en la ronda uno, los negocios de petroleras de dentro (las menos):
Pemex, la recién fundada Petrobal y Diavaz, entre otras, y las apetitosas
ambiciones de firmas de fuera (las más): Exxon, Chevron. BP, Shell, Ecopetrol
(Colombia), Cobalt International, Hunt Overseas, Total (Francia), Sierra
Oil&Gas, BHP Billinton, Hess News, a quienes favorece –
especialmente a las
de Estados Unidos–, la Iniciativa Mérida y el programa de ajuste estructural
entroncándolas con leyes secundarias, a mineras de aquí y de allá (Canadá,
Australia) y a los intereses que codician la gestión del agua. Lo hacen con una
atroz Ley de Aguas congelada hasta después de las elecciones de junio, por el
fuerte rechazo popular que concita. La radical contrareforma energética peñista
parece calca de diseños de corte colonial de Exxon/Mobil y el Banco Mundial en
África Occidental. Se asemejan hasta en la participación de Citigroup como uno
de los bancos globales que, años ha, zopilotean el
tan esperado festín a costa
de México. Para facilitar operaciones especulativas a gran escala con la
riqueza localizada en territorio bajo jurisdicción nacional, las reformas
estructurales permiten a las mineras, receptoras de generosas concesiones (70
por ciento ya en manos extranjeras), que suman la friolera de 98 millones de
hectáreas, para que, además del desastre humano y ambiental de la minería a
cielo abierto, exploten los hidrocarburos, en especial los no-convencionales
(gas y petróleo de lutitas, o shale) de
enorme toxicidad, grave impacto
medioambiental, atmosférico, sísmico, alta voracidad acuífera y territorial y
una inviabilidad geológico-financiera que augura un mega-Fobaproa fósil, a lo
bestia. El saqueo neoliberal, llamado proceso de cambio, expulsa la población
de su territorio por medio de empresas mercenarias de seguridad para consumar
la incautación de los recursos naturales en ejidos, tierras y forestas
comunales, mantos acuíferos, desvío o trasvase de ríos, de una cuenca a otra
como en el acueducto Independencia con afectación grave a comunidades yaquis
entre muchas. Mientras grandes firmas realizan un cercamiento , mayor al despojo territorial de los años 40
del siglo XIX, vía la privatización y dislocación de la vasta y multimillonaria
infraestructura desplegada (desde 1938) en grandes complejos
económico/territoriales.
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