martes, 26 de mayo de 2015

¿WASHINGTON VOLVIO A SUS CABALES CON RUSIA?

DESFILE EN MOSCÚ MOSTRO QUE WASHINGTON 
HA FRACASADO   EN    AISLAR RUSIA. Y  LOGRO 
QUE LOS BRICS ESTÉN MÁS UNIFICADOS.

Escribe 
PAUL CRAIG ROBERTS (*)
 Fuente “Tribuna Hispana USA” 
21 de mayo 2015
(*) PAUL CRAIG ROBERTS (1939 Atlanta EU) Es un economista y periodista conservador estadounidense. Graduado en Instituto de Tecnología de Georgia, Universidad de Virginia. Subsecretario del Tesoro en la administración Reagan.  Editor Asociado de la página editorial del Wall Street Journal y editor colaborador de National Review. Publica en  CounterPunch/AK Press y otros varios medios. Coautor de "The Tyranny of Good Intentions" (La tiranía de las buenas intenciones.) Su último libro es "How the Economy Was Lost" (Como la economía estaba perdida). Se le ubica muy crítico hacia la actual política de Estados Unidos.


Hay mucha especulación acerca de la apresurada visita del Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, a Rusia, a raíz de la exitosa celebración del Día de la Victoria de Rusia, el pasado 9 de mayo. El 11 de mayo, Kerry, quien desairó a Rusia el 9, se dirigía a Rusia, y Putin
accedió a verlo el 12 de mayo. Conforme pase el tiempo vamos a averiguar por qué Kerry desairó Putin el 9 de mayo y 3 días más tarde estuvo criticando al régimen títere de Washington en Ucrania. Por lo que se sabe en este momento, una posible explicación es que Washington está volviendo a sus cabales —respecto a reconocer su débil posición en el mundo, frente al poderío militar de Rusia en alianza con China e India. Usted debe ser consciente de que la celebración —que también puede ser descrita como una magistral clase de Propaganda de Guerra contra EE.UU. — envió un mensaje muy poderoso. Rusia es una potencia militar de primera clase, y Rusia cuenta con el respaldo
de China e India, cuyos soldados marcharon con Rusia en el desfile. Así, mientras el cada vez más irrelevante mundo Occidental, absorto en su propia importancia, desairó la celebración de la victoria del Ejército Rojo sobre Hitler —fueron los rusos quienes verdaderamente derrotaron a los nazis en la II Guerra Mundial, mientras que EE.UU. invadió Europa cuando ya los nazis fueron diezmados en el frente ruso—, los tres países más grandes del mundo estuvieron presentes y unidos. Rusia tiene la masa de tierra más grande del planeta, y China y la India, también con grandes masas de tierra, tienen las
poblaciones más grandes del mundo —tres elementos que, irónicamente, hacen que el capitalismo funcione.   unificados. Con el Presidente de China, sentado a la derecha de Putin, la celebración también dejó completamente claro, de que Washington ya no es el Uni-poder —o la auto-proclamada “nación indispensable”. Consideremos ahora el impacto en los estados vasallos de Washington en Europa, el quid del imperio americano. Los europeos son conscientes de que dos de
los más poderosos estados militares de la historia no sobrevivieron tras sus invasiones de Rusia. Napoleón perdió a su Gran Ejército en Rusia, y Hitler perdió a la Wehrmacht en Rusia. Los europeos han caído en cuenta de que están siendo empujados hacia un conflicto con Rusia, en el interés de la reivindicación de Washington como el Poder Hegemónico Mundial. Los europeos están acostumbrados a obedecer a Washington, pero cuando se trata de ser forzados a entrar en conflicto con Rusia, los europeos comenzaron a expresar un
disenso. Los signos de una política exterior europea independiente aparecieron con la reunión de Merkel y Hollande con Putin, para resolver la crisis de Ucrania orquestada por Washington. Ante el fracaso de su política de aislar a Rusia y el surgimiento de una política exterior independiente en Europa, Washington envió a Kerry como un suplicante a Putin, para encontrar una forma de de-escalar la crisis ucraniana. Putin, que es un pacificador, permitirá a Washington salvar la cara. Pero esto no va a complacer a los neoconservadores o el complejo militar / seguridad. Los primeros están reclamar airadamente Amerika Uber Alles, y los últimos están sedientes de lujuria por los abundantes ingresos de una nueva guerra fría, o caliente.  

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