EL
ASUNTO SOLO SERÍA UNA CITA ANECDÓTICA,
SI EL URUGUAY NO PARTICIPARA EN LAS
NEGOCIACIONES SECRETAS DEL
ACUERDO TISA,
OTRA CREACIÓN DE LA MISMA
FACTURA QUE EL TTIP.
Escribe
LUIS C. TURIANSKY-
Ing. Arq. Analista uruguayo,
que reside en Praga
(Google.)
Publicado en:
“Agencia Uruguaya de Noticias”
15 de Junio 2015.
Por
fin, la Comisión Europea ha abierto a las miradas curiosas los textos de las
propuestas del tratado de Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión
(TTIP por su denominación en inglés). El acceso a los mismos es por demás
curioso. Imagínese que Ud. es europeo y quiere conocer en qué consiste este
tratado que, según dicen, cambiará totalmente su modo de vida y las reglas de
intercambio comercial entre los países de la Unión Europea por un lado, y los
Estados Unidos
por el otro. Después de insistir en su derecho a informarse
antes de un eventual voto de ratificación por referéndum europeo, porque no se
conforma con las informaciones filtradas a través del sitio Wikileaks y quiere
saber de buena fuente de qué se trata, sentirá un gran alivio al enterarse de
la decisión de la Comisión Europea de poner a disposición de los interesados
los textos del acuerdo. Sobre todo porque el cumplimiento de este derecho
elemental no fue tarea fácil, ya que chocó con la resistencia de EE.UU. y los
grandes consorcios transnacionales involucrados, para quienes la transparencia
de las negociaciones equivale a la herejía. Buscará entonces los detalles de
procedimiento donde corresponde, es decir en el sitio web de la Comisión,
http://ec.europa.eu. Allí verá que, en cada embajada de EE.UU. en los países de
la Unión, se instalará un cuarto especialmente acondicionado para tan noble
fin. Los interesados deberán solicitar con antelación su ingreso, ya que solo
se admitirá a uno por vez. El cuarto en cuestión (ignoramos sus dimensiones y
sus condiciones de iluminación) estará
dotado de cámaras de vigilancia. El
curioso (o impertinente, según el lado por el que se mire) solo podrá leer la
documentación pertinente y no le estará permitido copiarla ni fotografiarla y
ni siquiera tomar apuntes a mano. Felices aquéllos que tienen buena memoria,
pero sus eventuales citas (en principio prohibidas) carecerán de todo peso
testimonial. Por lo tanto, los promotores del sacro acuerdo se salieron con la
suya: satisfacer los pruritos de los políticos europeos frente a sus electores
y, al mismo tiempo, proteger el secreto comercial de sus
transacciones. El
asunto no pasaría de una breve información anecdótica para el lector uruguayo,
si no fuera porque el Uruguay, por decisión del gobierno anterior, ratificada
por el actual, participa oficialmente en las negociaciones del Acuerdo sobre el
Comercio de Servicios (TISA por su sigla en inglés), una creación de la misma
factura. También este está rodeado de un espeso secreto. No sería de extrañar
que, a la hora de presentar un proyecto articulado a ratificación del
Parlamento, los diputados tengan que hacer, ellos también, cola a la puerta de
la Embajada de Estados Unidos, para tener el privilegio de leer los acuerdos
que su Gobierno haya signado o eventualmente sentado reservas. Ni qué hablar
luego de sus electores, "el soberano". Es el mundo en que vivimos y
que nos han acostumbrado a aceptar como el único posible. (…la nota esta
completa aquí)
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