EN CUANTO A PARAGUAY
Y URUGUAY
VAN HACIA POLÍTICAS PRO EE. UU.
EL PRIMERO REVIVE UNA VIEJA
UNION,
EL SEGUNDO CON LA ALIANZA DEL PACÍFICO.
NADA CON MERCOSUR NI CON INTEGRACIÓN...
Escribe
RAÚL ZIBECHI (*)
Columnista habitual en
“La Jornada”
de México
Viernes 10 de Julio 2015.
(*)
RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista,
docente, investigador y escritor uruguayo. Analista internacional en Red
Voltaire. Logró en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina.
Publica en “La Jornada” de Mexico y diversos medios alternativos en el
continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las luchas
sociales en nuestra América. Tiene a su cargo la sección internacional de “Brecha” (Uruguay).
Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina
Nación o región que no tenga
proyecto estratégico, y mantenga el timón con firmeza en las peores tormentas
geopolíticas, está
destinada a ser arrastrada por los vientos dominantes.
América Latina está dejando pasar la oportunidad de romper con su papel de
patio trasero del imperio, precisamente por carecer de ambas condiciones:
proyecto y firmeza política. La región se encuentra dividida y los países que
podrían enfocarse hacia nuevos rumbos están paralizados. En su conjunto, ha
perdido peso en la arena internacional y en los principales foros.
El documento “Estrategia militar
nacional de Estados Unidos 2015”
enfocado a la contención de China y Rusia,
menciona en varios pasajes todas las regiones del planeta, pero hace alusiones
apenas laterales hacia América Latina y el Caribe. Lo que no quiere decir que
el Pentágono no tenga una política hacia la región, sino que no vislumbra
problemas mayores en su patio trasero.Estos días se suceden dos reuniones en
Ufá, en los Urales del sur: la cumbre de los países BRICS y de la Organización
de Cooperación de Shanghai (OCS). Para el periódico chino Global Times.
Refleja un cambio profundo en la
situación euroasiática con capacidad
para influir en todo el mundo, a través de
mecanismos potentes como el Banco de Desarrollo BRICS, el Cinturón Económico de
la Ruta de la Seda y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura. En
ambas cumbres el papel de la región latinoamericana es también marginal. Ni
América Latina está presente en la coyuntura internacional, ni los grandes
poderes globales, los tradicionales o los emergentes, la toman en cuenta como
actor global.
Importa la parálisis de Brasil, por
la crisis económica y crisis política.
La potente ofensiva del sector
financiero, la derecha y las clases medias contra el PT y el gobierno de Dilma
Rousseff, sumada a la corrupción en la estatal Petrobras, los colocaron a la
defensiva y no es fácil que puedan retomar la iniciativa.(….) El papel que tuvo
Brasil como líder regional, con fuertes inversiones en infraestructura, tiende
a ser sustituido por la creciente presencia de China. La crisis de Venezuela,
en particular la económica, seguida de la crisis de liderazgo, que le impide
seguir siendo un referente en la región. Las elecciones parlamentarias de
diciembre pueden agravar las crisis que
atraviesa el país. El fin del ciclo kirchnerista
en Argentina, cuya sucesión puede ser resuelta en las próximas elecciones de
octubre, pero aun así será difícil que recupere la pujanza que mostró hasta
ahora. La alianza estratégica Brasil-Argentina-Venezuela conforma la masa
crítica capaz de conducir al conjunto de la región en una dirección más
independiente de Washington. El cambio
del ciclo económico con la baja de precios de las commodities complica al
Mercosur en la necesidad de transitar hacia otro modelo productivo, que hasta
ahora no se está registrando en ninguno de ellos.
El acercamiento de Paraguay y
Uruguay hacia las políticas promovidas por Washington. El primero está
reviviendo una vieja alianza con fuerte impronta militar, mientras el segundo
quiere integrarse en la Alianza del Pacífico. En ambos casos se registra un
viraje negativo respecto al
Mercosur y la integración regional. Otra cuestión
se relaciona con las dificultades que atraviesa la Unasur, que le impiden jugar
un papel activo en la resolución de los conflictos, así como en el desarrollo
de algunos procesos de integración que lucen paralizados.
El Banco del Sur, las obras de
infraestructura y los proyectos del Consejo de Defensa Suramericano están
estancados o avanzan con demasiada lentitud en relación con la aceleración
geopolítica que vive el mundo. Cabe destacar la falta de debates estratégicos en
la región, que afecta a los institutos especializados, las academias, los
partidos
de izquierda y progresistas, y también a los movimientos sociales. Las
urgencias del momento han relegado los temas de fondo, que incluyen desde la
inserción de cada país y la región en un mundo que cambia, hasta los diversos
proyectos nacionales.
Se ha perdido una década, en gran
medida por el facilismo de seguir detrás de los altos precios de las materias
primas, que actuaron como narcóticos paralizando la voluntad de
transformaciones estructurales. Los movimientos son parte del problema.
Desaparecidos los foros sociales como espacios de encuentro y debate, el vacío
está siendo llenado por el Vaticano. Nada bueno puede salir de la carencia de
proyectos estratégicos.
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