LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS
TIENEN UN NIVEL HASTA
200 VECES MÁS ALTO DE LOS
RESIDUOS DE GLIFOSATO,
QUE OMS DECLARÓ CANCERÍGENO EN ESTE MARZO 2015.
Escribe
SILVIA RIBEIRO (*)
Columnista en Periodico
“La Jornada” de México
22 de Agosto 2015
(*) SILVIA RIBEIRO
– Escritora. Periodista. Militante ambientalista.
Directora para
América Latina del Grupo ETC y trabaja en la oficina de México.. Ha sido
periodista y coordinadora de campañas en temas ambientales. Especialista en
cambio climático. Escribe sobre biotecnología y agro negocios. Impactos de los transgénicos;
concentración corporativa, propiedad intelectual, el papel de la ciencia y las
nuevas tecnologías y sus peligros. Ha dicho: “Es grave e irresponsable el intento de FAO de legitimar los
transgénicos como solución al hambre y la crisis climática”.
El 19 de este mes, el juez Francisco
Peñaloza, del juzgado décimo en materia civil, canceló medida precautoria que
desde hace dos años suspendió la siembra de maíz transgénico en México ante
demanda
colectiva por los daños que ese maíz causa a la biodiversidad y la
salud. La forma en que el juez tomó la decisión, ignorando argumentos de científicos independientes, pero sí basándose
en dichos de Monsanto, es otro escalón en la guerra sucia contra el maíz
campesino y los pueblos del maíz. En sincronía con eso, las trasnacionales de
transgénicos desataron una campaña en la prensa asegurando que estaba liberada
la siembra. Como denunció René Sánchez Galindo, abogado de los demandantes,
Monsanto inició una nueva campaña de mentiras, ya que es falso que la siembra
de maíz
transgénico estuviera liberada. Las mentiras de la empresa de
transgénicos no se limitan sólo a los aspectos legales de la demanda. Dedican
mucho tiempo y recursos a falsear datos para ocultar lo que realmente pasa con
los transgénicos en los países donde su siembra es masiva, como Estados Unidos,
país sede de Monsanto. La realidad, basada en estadísticas oficiales de ese
país durante casi dos décadas muestra
que los transgénicos son más caros que los híbridos que ya existían, que en
promedio su rendimiento es menor y que han provocado un
aumento del uso de
agrotóxicos, con efectos devastadores en suelos, agua, y surgimiento de más de
20 super malezas resistentes al glifosato. La industria afirma que el maíz
manipulado con la toxina Bt disminuyó el uso de agrotóxicos, pero omite
explicar que las plagas se han ido haciendo resistentes al Bt, y que luego de
una inicial disminución, el uso de agrotóxicos ha ido aumentado cada año. Por
ello, las empresas están abandonando la venta de semillas de maíz Bt, para
vender maíces transgénicos con rasgos apilados, o sea junto a Bt, tolerantes a
uno o más herbicidas de alta toxicidad, como glifosato, glufosinato, dicamba y
hasta 2,4-d, con lo cual el aumento del uso de tóxicos se multiplica
vertiginosamente. Las empresas dicen que es
posible la coexistencia de maíz
transgénico con el campesino. Existen
estudios científicos que pruebran
lo contrario: donde hay cultivos transgénicos, siempre habrá contaminación, sea
por el polen llevado por viento e insectos (a distancias mucho mayores de las
previstas por las leyes) o por el trasiego en transportes, almacenamiento,
puntos de venta, donde no hay segregación de transgénicos y otras semillas.
Muchos estudios en México muestran
cientos de casos de contaminación
transgénica de maíces campesinos, aun cuando su siembra es ilegal. Legalizar la
siembra aumentaría brutalmente esa contaminación que amenaza la biodiversidad y
el patrimonio genético agrícola más importante de México, legado por los
millones de campesinos e indígenas que lo crearon y lo siguen manteniendo.(….) Monsanto publicaba en periódicos de Chiapas
avisos que advertían que el que usara ilegalmente sus genes patentados en
importación, siembra, guarda, comercialización o exportación podría sufrir
cárcel y multas mayores. Además instigaban a que si usted conoce alguna
situación irregular, se contactara con Monsanto para evitar ser acusado de
cómplice. Si no
siguió adelante fue porque no tenía el marco legal para ello,
tema que ahora presionan por corregir. Las trasnacionales mienten cuando
afirman que los transgénicos son inocuos a la salud. De partida, los cultivos
transgénicos tienen un nivel hasta 200 veces más alto de residuos de glifosato,
herbicida que la OMS declaró cancerígeno en marzo 2015. Y casi cada mes se
publican nuevos artículos con evidencia de daños de los transgénicos a la salud
o al medioambiente. Por ejemplo, el 14 de
julio de 2015, la revista científica
arbitrada Agricultural Sciences publicó una investigación del doctor Shiva
Ayyadurai, muestra que la soya transgénica acumula formaldehído, sustancia
cancerígena, junto a una disminución drástica de glutatión, antioxidante
esencial para la desintoxicación celular. El estudio analizó 6 mil 497
experimentos de 184 instituciones científicas en 23 países. El estudio pone de
manifiesto la invalidez del principio de equivalencia sustancial que se aplica
para evaluar transgénicos, alegando falsamente que son equivalentes a los
convencionales. Existe gran desconocimiento de cómo la transgenia afecta la
biología del maíz y qué impacto tiene en la biodiversidad y en la salud de la
población de México, donde el maíz se consume más que en ningún otro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario