lunes, 14 de septiembre de 2015

AGUA DE BOLIVIA: EL FRACASO DE SU PRIVATIZACIÓN

BOLIVIA MUESTRA EL MAYOR CRECIMIENTO ECONÓMICO
DE TODA SUDAMÉRICA, CON LA RENACIONALIZACIÓN DE 
LOS HIDROCARBUROS Y MINERÍA QUE  PROVEEN  EL GRUESO
DE SUS INGRESOS. ANTES ERAN DE LAS TRASNACIONALES.


 Escribe 
ALFREDO JALIFE-RAHME (*) 
Columnista de Internacionales 
en “La Jornada” de México. 
12 de setiembre 2015

(*) ALFREDO JALIFE-RAHME- (LIBANO 1948) Escritor y periodista. Analista de origen libanés. Radicado en México. Especializado en relaciones internacionales, economía, geopolítica y globalización. Profesor de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Editorialista y maestro de postgrado.  Publica crónicas sobre sus especialidades en el diario “La Jornada” de Mexico, semanario “Contralínea” y  varios otros medios del continente y Europa. Edito varios libros de gran éxito editorial, Último publicado: “El Híbrido Mundo Multipolar: un Enfoque Multidimensional” 

Bolivia, en la etapa de su notable presidente, Evo Morales, es un país fascinante por sus logros épicos, pero que carece de publicidad, ya que hoy es el país que ostenta el mayor crecimiento económico de
toda Sudamérica, paso que ha sostenido en los recientes siete años con un promedio espectacular de 5.3 por ciento, pese al declive de la cotización de los hidrocarburos. Poco se habla del milagro económico de Bolivia en la fase de la economía mixta con rectoría estatal de Evo Morales, lo cual tuvo como detonador a la revuelta ciudadana contra la perniciosa privatización del agua y encaminó al país a su presente ruta exitosa que culminó con la renacionalización de sus

hidrocarburos y minería que le proveen hoy el grueso de sus ingresos que antes se esfumaban en las arcas trasnacionales.

Mientras el devaluado México neoliberal  mal crece a menos de 2 por ciento, Bolivia este año supera(rá) 6 por ciento de crecimiento gracias a sus triunfales nacionalizaciones, donde descuellan los hidrocarburos, en medio de una remarcable tolerancia a su banca privada, que, a mi juicio, es aldeana/regionalista y todavía no alcanza el anhelado
impulso nacional. “Irish Times” sintetizó cómo la guerra del agua derrocó al régimen neoliberal de Hugo Banzer en Bolivia, lo cual ejemplica la debacle a la que puede conducir el mal manejo del recurso en Irlanda. A su juicio, el gobierno neoliberal de Banzer manejó pésimamente una disputa local sobre el líquido que escaló en la primera (sic) guerra del agua del siglo XXI y eventualmente ayudó a encabezar el derrocamiento del orden político entero.
Bolivia se había vuelto el laboratorio de experimentación del Fond
Con E. Galeano en Montevideo
o Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que exigían al gobierno neoliberal la privatización del recurso sin el menor miramiento a sus daños estructurales y colaterales.  “Irish Times”  juzga que a cambio de la ayuda financiera para rescatar su economía quebrada, el FMI y el BM exigieron reformas estructurales, incluyendo la privatización de las empresas estatales del agua de Bolivia. Ya todo había sido vendido: minas, campos de gas y petróleo, ferrocarriles y empresas de electricidad, mientras decenas de miles de trabajadores eran despedidos con un desempleo disparado y una pobreza
intensificada. En 1999, el gobierno de Banzer otorgó al consorcio trasnacional Aguas del Tinari –encabezado por Bechtel (cuarta empresa privada por ingresos en el ranking de Forbes de 2014), además de la estadunidense Edison, la española Abengoa y las bolivianas Petrovich y Doria Medina– una concesión de 40 años para manejar el agua de Cochabamba, la tercera ciudad, a cambio del compromiso de modernizar su red acuífera.
Entonces, Semapa, la todavía agencia gubernamental hidráulica de
Cochabamba, elevó en forma demencial hasta 300 por ciento las tarifas del consumo (http://goo.gl/ychou1 ) y eliminó los subsidios, haciendo oídos sordos a las realidades sociales de un país empobrecido, de acuerdo con el inflexible guión del BM, mientras el gobierno se encargaba de privatizar el líquido. Ya a inicios de 2000, el alcalde privatizador de Cochabamba, Manfred Reyes –anterior capitán del ejército apuntalado por Banzer– enloqueció al intentar cobrar la captura de lluvia, lo cual desembocó en un levantamiento insurgente. Bolivia se partió en dos, ya que Cochabamba se encuentra ubicada en la principal carretera que conecta al oriente con el occidente.

(………..)La guerra del agua de Cochabamba propulsó al entonces joven diputado indígena Evo Morales a alturas insospechadas junto a sus legendarios cocaleros. Banzer no tuvo más remedio que negociar
 y expulsar a la empresa Aguas del Tunari, mientras remunicipalizaba a Semapa, la compañía de aguas de Cochabamba. En el estrujante reporte de Der Spiegel (http://goo.gl/v5kbJs ), que sinteticé (http://goo.gl/1rrWWq), no podía faltar la paradigmática guerra del agua en Bolivia, bajo la presión privatizadora del BM en la primavera de 2000, que carcomió la cuarta parte de los ingresos de la clase ordinaria fagocitados por un alza de 300 por ciento de las tarifas. La revuelta ciudadana e indígena –el segmento más afectado debido a su pauperización por el neoliberalismo– obligó a revocar la privatización del líquido que catalizó la restitución estatal de los hidrocarburos que forman parte de la médula de su presente auge económico y entronizó el liderazgo de Evo Morales. 

No hay comentarios: