martes, 6 de octubre de 2015

DONDE VIVE LA SELVA VIVA

LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN AMÉRICA DEL SUR PROMUEVEN
UN PROYECTO ARRIESGADO PERO POSIBLE: PONER LÍMITES
A LOS GOBIERNOS  SOBRE TODO SI SE DICEN POPULARES 
COMO SE PROCLAMAN EN VENEZUELA, ECUADOR Y BOLIVIA  


Escribe 
HERMANN BELLINGHAUSEN (*)
 Fuente “La Jornada” de México
Lunes 5 de Octubre 2015

(*) HERMANN BELLINGHAUSEN (Ciudad de México, 1953) Estudio medicina, aunque actualmente se desempeña como periodista free lance, narrador, poeta y editor mexicano. Graduado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Autor, entre otros trabajos, de "La Memoria Herida" a propósito del tema de las violaciones a los Derechos Humanos, tema en el que es activo militante. Como periodista participa en importantes medios de la prensa alternativa, del Continente latinoamericano y de Europa..


Qué es selva viviente (Kawsak Sacha en kichwa) se preguntaba una tarde de 2011 José Gualinga compartiendo chicha de yuca bajo una
sombrita en Sarayaku, a pocos metros del río Bobonaza en la selva amazónica de Ecuador. Y se respondía: Un espacio de los seres donde los pueblos elevamos nuestras emociones físicas, sicológicas y síquicas. Por ejemplo, en agosto la mayor parte de la gente está movilizada selva adentro, ya no en una comunidad, sino en la selva, en una casita lejos. Ahí los niños, las mujeres, todos, recrean, cogen su vida, se van a ver la masanga, los misterios. Esto te fortalece y hace la hermandad, la unidad y el respeto a la naturaleza (Ojarasca, octubre de 2011). Gualinga

presidía entonces el consejo de gobierno en Sarayaku. Antes y después ha ocupado diversas responsabilidades en representación de su pueblo en las organizaciones nacionales y ante el mundo. Los de sarayaku derrotaron a una petrolera y al propio gobierno de Rafael Correa. Son ejemplo viviente de que se


puede. Con la voz de su pueblo, Gualinga ha viajado. No ignora las claves del ámbito global, ni las venenosas mieles del primer mundo y los alientos mareadores de las cúpulas oficialistas en Quito, pero sabe que en su lugar la vida es mejor, sin venenos y con la naturaleza. Los kichwas de Sarayaku se pusieron las pilas, dejaron hablar a la tierra y viven como ella dice. Es el territorio sagrado, no hay que destruirlo. La selva viviente también es el espacio donde los


chamanes y los mayores transmiten su conocimiento, la ciencia de la selva, cómo conocer los árboles, las plantas, los peces, los animales, orientarse, soñar, tener visiones. Esa es nuestra ciencia, la relación con este mundo. Un lenguaje de comunicación con los animales. Gualinga hablaba del proyecto indígena amazónico, que a contrapelo del capitalismo que ignora históricamente a los indios y sus opciones existenciales, es de largo plazo, vale para hoy y para cuando hayamos muerto. El futuro define
al presente.No lo contrario, como el no-proyecto neoliberal que somete el futuro al presente. La propuesta la estamos desarrollando todas las nacionalidades d el centro-sur de la Amazonía. La frontera es el territorio kichwa y va al territorio achuar y shuar. Son 5 millones de hectáreas el territorio indígena. El nororiente de la selva, Sucumbíos, Orellana, ya está afectado pero acá sigue bien protegido, confiaba
Gualinga. Cuatro años después, los pueblos de la Amazonía marchan de nuevo en las distancias ecuatorianas para manifestar sus derechos y por su principio de existencia, en resistencia al gobierno populista-extractivista de Correa (que ya había debido legislar sobre los derechos de la Madre Tierra). “Como el gobierno amplía los bloques petroleros, proponemos declarar a la selva viviente territorio sagrado de los seres, donde nuestra vida se constituye. Proponemos planes de vida:
administrar los recursos naturales de acuerdo a nuestra visión con bases de tierra fértil, aplicar el conocimiento de los pueblos y el comportamiento social que hacen el Sumaj Kawsay (buen vivir). Y dentro de eso vamos a usar los recursos naturales con educación, salud y economía propias. La plataforma, el gran horizonte, es mantener el Sumaj Kawsay, donde la naturaleza no esté contaminada sino libre”. Las
batallas que este pensamiento va ganando son significativas. En Argentina, impresionado por los ejemplos de Bolivia y Ecuador, un ministro de la Suprema Corte de Justicia escribió La Pachamama y el hombre (publicado por las Madres de la Plaza de Mayo en 2012). El ministro Eugenio Raúl Zaffaroni acomete una revisión jurídica
, filosófica y humanística, de Kant a Monod, sobre la relación del hombre con la naturaleza y el mundo animal. Zaffaroni llamó a trabajar con inteligencia en la búsqueda de una convivencia amable entre el hombre y la Pachamama, la Madre Tierra, porque si siguen depredando los ríos, las montañas y los animales que lo habitan, reportaba Página 12, el planeta va a seguir viviendo, no se va a terminar, pero los que no vamos a seguir viviendo somos nosotros, los seres humanos.  

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