¿NUEVAS TECNOLOGÍAS
Y NUESTRO CEREBRO?
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Escribe
Dr. FACUNDO MANES (*)
BUENOS AIRES- (UYPRESS)
Agencia Uruguaya de Noticaias
21/6/011
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(*)FACUNDO MANES- Neurólogo. Es Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro
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El neurólogo Facundo Manes Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro habla de la tensa relación entre las nuevas tecnologías y nuestro cerebro.
“La tensión entre la exaltación y el pesimismo en nuestras sociedades es un fenómeno que se realza frente a las grandes transformaciones de la cultura. Apocalípticos e integrados, como los llamaría Umberto Eco, pugnan por interpretar cualquier novedad de acuerdo con sus expectativas.
La invención de Internet generó una de las grandes revoluciones de la historia de la civilización, ya que modificó de cuajo prácticas de sociabilidad, comunicación y acceso a la información.
La sociedad digital se extiende de manera vertiginosa y transforma aspectos fundamentales del ser humano.
Una de las grandes transformaciones de esta nueva realidad se da a partir de la idea de un presente permanente y de una totalidad abarcable con sólo presionar un botón para la navegación web (pero podríamos ampliar a la telefonía celular, el e-mail, el chat, el uso de redes sociales).
Cada una de estos tipos de memoria involucra diferentes áreas cerebrales, siendo el lóbulo frontal el principal motor de búsqueda de nuestro cerebro. Asimismo, esta área del cerebro se asocia con la memoria de trabajo, es decir con esta capacidad de mantener la información en la mente disponible para su manipulación. El lóbulo frontal es también fundamental para la capacidad de realizar diversas tareas simultáneamente manteniendo en la mente una meta principal y de orden superior, capacidad conocida como multitasking . Además, esta área del cerebro esta relacionada con nuestra atención, es decir, la capacidad de focalizar en cierta información a expensas de otra, de cambiar de una a otra o de atender a dos fuentes de información al mismo tiempo.
Vale preguntarnos entonces qué cambios precisará nuestro cerebro en constante adaptación a partir de que nos enfrentamos a esta nueva manera de procesar la información . Esta situación que promueve el acceso de la información de manera absolutamente distinta a como resultaba hace cincuenta años también moviliza a reflexionar hasta qué punto nuestro cerebro puede sostener esa estimulación operativa y esas tareas múltiples ( multitasking ).
No es casualidad que sea entonces el lóbulo frontal el área que ha ganado más espacio en nuestra evolución.
Es importante tener en cuenta que esta sobre exigencia puede derivar, sobre todo cuando el cerebro está en desarrollo, en un trastorno compulsivo. La persona que transita largas sesiones conectada en detrimento de otras actividades, con necesidad imperiosa de conectarse y gran malestar si no puede, con dificultades para auto limitarse y con efectos nocivos en su estado de ánimo (usualmente depresión y ansiedad) tiene los síntomas más frecuentes de este trastorno adictivo .
Esto no significa que los usos normales de estas tecnologías lleven a esta condición, sino que, por lo general, quienes la padecen son personas que presentan una neurobiología particular que los hace más vulnerables a caer en estas conductas compulsivas .
Borges describió en uno de sus relatos a la de Babel como una biblioteca total e interminable, con una naturaleza informe y caótica, pero que a través de ella el universo estaba justificado, que con ella el universo había usurpado bruscamente las dimensiones ilimitadas de la esperanza. Muchos leyeron esto como una alegoría anticipatoria de la Internet . Justo veinticinco años después de su muerte y en un texto sobre neurociencia, uno sigue invocando al maestro.
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