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PROS Y CONTRAS DE ARATIRÍCERRO CHATO VIVE UNA FIESTA
Fuente: “EL OBSERVADOR” - Uruguay
MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA Y LUIS ROUX
18 de Julio 2011
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(PARTE UNO)
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Zamin Ferrous Group, responsable de Aratirí, denunció cerca de 120.000 hectáreas (ha) en Florida, Durazno, Treinta y Tres y Cerro Largo, que comprenden un total de 1.186 predios, pero el total no se conoce con exactitud. La empresa ha notificado que la exploración abarcará 12.000 ha, iniciando las operaciones en 6.210 ha que incluyen una mina principal de 400 ha, cuatro minas de 120 ha, zonas de maniobra y depósito, un embalse de relave de agua de 2.400 ha, y un embalse de 250 ha. Si se traza solo la extensión de la mina principal sobre el mapa de Montevideo, el cráter tendría un diámetro similar a la distancia que hay entre el Obelisco y la Ciudadela; sin contar los 212 kilómetros del mineroducto que transportaría el material hasta Rocha.
Sin embargo, se estima que los impactos sobre el agua, los seres vivos y el ecosistema afectarán como mínimo una distancia de tres kilómetros a la redonda de las instalaciones. El viento puede ampliar el área. RICARDO MEERHOFF consultor de organismos internacionales en economía y salud, indicó que “las detonaciones continuas, el polvo contaminante, el trajinar de maquinaria, impiden otras actividades”.
Para EDUARDO GUDYNAS director del Centro Latinoamericano de Ecología Social (Claes), el gobierno está en falta por no contemplar los “costos ocultos” de una actividad extractiva: pérdida de capacidad productiva, posibles cambios en el turismo de Rocha –ahí se gastaron más de US$ 92 millones en el primer semestre de este año–, manejo de accidentes en el mineroducto y consumo energético, entre otros. Por ejemplo, Aratirí consumiría el 10% de la energía del país, por lo que aumentaría la dependencia del exterior en este rubro. Con todo, Gudynas señaló que el alto precio del hierro y los costos que asume el Estado hacen que el emprendimiento sea rentable, pero “los riesgos involucrados son tan altos que es muy difícil sostener que esto sea un buen negocio para el país en el largo plazo”.
Las tierras que pretende explotar la minera Aratirí son ganaderas. La producción agrícola es pequeña (20% de la superficie), pero hay presencia de sorgo, trigo y maíz. El 73% de los suelos son campos ganaderos muy buenos (Coneat de 75 a 100) y campos ganaderos criadores (Coneat 50 a 75); los agrícolas son muy buenos (Coneat superior a 100). La zona se caracteriza por la presencia de predios familiares que, en promedio, rondan las 500 ha de extensión. La mayoría de los productores residen en sus campos, por lo que se verán desplazados si progresa la explotación de hierro.
Los dueños de los predios comprendidos en esas 120.000 ha –alrededor de 400– dejarán de percibir US$ 2.068.000 anuales en conjunto, según el promedio de ingreso bruto por hectárea de una empresa de ciclo completo de los últimos cinco años. La pérdida de capacidad productiva también se puede determinar a partir de la producción de carne por hectárea, estimada en 60 kilos, es decir, 7.200 toneladas. Martín Echeverría, economista y dueño de un predio ubicado a 20 kilómetros de las minas, explicó que, produciendo 200 kilos, gana US$ 400 por hectárea.
Si todos los productores alcanzaran esa meta, ganarían US$ 48 millones por año. Además, estimó que Aratirí dejará solo US$ 100 millones al Estado por pago de cánones e impuestos y otros US$ 50 millones por compra de insumos nacionales. En 20 años: US$ 3 mil millones. Los productores dicen que les costaría al menos 62 años producir esa cifra, pero que lo harían dándole trabajo a más de 2.600 personas (ver recuadro) y sin producir un daño ambiental semejante. Otro punto: es esperable que continúe la expansión del valor de los agros alimentos mientras que el hierro es finito.
En compensación, la empresa debe pagarle al propietario del predio un canon. Según Gudynas, es el pago por “la apropiación de parte del patrimonio nacional”. El Código de Minería vigente establece un pago de 3% durante los primeros cinco años de explotación y de 5% en los años siguientes de acuerdo a un porcentaje del valor del producto bruto. El proyecto que está en discusión en el Parlamento establece que el canon será de 2% para todo el período de explotación. El precio de la tonelada de hierro llegó a un pico de US$ 185 en febrero de 2011.
Echeverría calculó que, de acuerdo a valores actuales, la empresa pagaría US$ 90 millones anuales por este concepto. Sin embargo, no les corresponderán a los 400 productores, sino a apenas cinco, puesto que la norma indica que solo se pagará a “quien tiene el hierro debajo del pie”. El resto deberá conformarse con vender el campo –Aratirí paga hasta 30% por encima del mercado: US$ 4.200 por ha– o arrendarlo. Muchos predios quedarán en medio de la logística sin valor. Para Mario Etcheverrigaray, un productor ubicado a 20 kilómetros de la mina, esto “termina con la vida del productor chico”, puesto que le será más costoso reinstalarse en otra zona.
Meerhoff y Gudynas coincidieron en que una mina a cielo abierto reportará una “amputación” productiva y ecológica. Meerhoff explicó: “Un metro de suelo fértil necesita 10.000 años para formarse. Aquí se excava hasta 400 metros de profundidad. El cráter quedará así por cientos de miles de años”. Gudynas agregó: “Destruye segmentos de ecosistemas incluyendo el subsuelo, el suelo, fauna y flora, y los usos productivos que se hacen sobre él”.
Para empezar está la mochila ecológica. Es el desecho por cada tonelada de hierro. Es un cálculo que todavía Aratirí no ha dicho ni el Estado ha hecho. En el ámbito internacional, la mochila ecológica por cada tonelada de hierro es de 14 a 740 toneladas de materia. Se estima que Aratirí exportaría 18 millones de toneladas de hierro al año.
Otro impacto ambiental es el envenenamiento de las aguas profundas por la mezcla de sustancias pulverizadas con químicos. El mineroducto proyectado atravesará tres zonas de la Reserva de Biosfera de Bañados del Este. De esta manera, son previsibles los daños a la salud humana por inhalación de partículas cancerígenas en suspensión y por ingesta de agua contaminada.
La minera usará 43.000 toneladas de TNT por año. La bomba atómica arrojada sobre Hiroshima equivalía a 14.000. La masa de explosivos anuales a detonar por Aratirí equivale a tres de esas bombas. Las detonaciones liberan dióxido de nitrógeno que, en combinación con el agua de la atmósfera, produce ácido nítrico, el cual genera lluvia ácida.
Según la minera, el proyecto aumentaría 1,5% el PBI, unos US$ 782 millones al año. El presidente José Mujica habló de US$ 500 millones de ganancias. Gudynas y Meerhoff manifestaron que es imprescindible computar cuánto bajaría el PBI por afectar otras áreas productivas.
EN LA SEGUNDA PARTE:
“CERRO CHATO ES UNA FIESTA”
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