SEGURIDAD SOCIAL (2)LA CAJA BANCARIA,
ALGUNAS CAUSAS…
Por FELIX DUARTE
Publicado en la Revista digital
“La ONDA”- Nº 361, octubre 23
Terminando la década de los años ’50, en Uruguay operaban 68 bancos. Más de la mitad de capitales nacionales. El resto extranjeros. Cajas Populares, locales de Remates ganaderos, cientos de agencias y sucursales en barrios y pueblos, cubrían el segmento en el que se ubican servicios, hoy llamados “del menudeo”. Tarjetas no existían. Internet, satélites de comunicaciones, celulares, mail, cajeros automáticos, eran pretexto para que Isaac Asimov, maestro de la Ciencia Ficción, asombrara al mundo. ¿Computación? –nacía en la mente de los creadores de Dick Tracy.
Hoy año 2007, poco más de medio siglo después, ¿Qué tenemos? Los únicos uruguayos, son los tres viejos bancos oficiales. Pesados de burocracia, anclados en un tiempo de antes. Muchos menos de la mitad de aquellos 68, son todas entidades extranjeras. Más que bancos, filiales de transnacionales del capital financiero, que instaló, sistema económico mediante, un coto de caza planetario. Muchos de ellos están aquí, latitud sur de América Lapobre –dijera Peloduro– sentando presencia, como necesario lugar de escala, en negocios de esos grandes dioses del dinero.
Ahora si, todo aquello que imaginaba Isaac Asimov y la serie de Dick Tracy, hoy es realidad. Los pocos bancos extranjeros son muy pequeños, en tamaño de la estructura donde funcionan. Se necesita a muy pocos funcionarios para operarla ya que la tecnología, la informática, el avance de las comunicaciones, hacen innecesario al antiguo ser humano de carne y hueso. Manda la actual biología del chip. Chicos son los bancos. Pocos quienes trabajan en ellos, pero cada vez son más importantes en cifras, los negocios que se cierran en sus modernas oficinas.
¿Qué fue de aquel “menudeo”? – Están con una salud de hierro pero por fuera de los bancos, aunque los mismos no son ajenos al juego. Detrás de ese “Efectivo ya” que reparten en el Centro, de las cadenas de Oficinas de cobros, giros y gestiones financieras, remesas de valores, etc. hay más de 200 empresas en las que trabajan 8.000 personas. Conforman un sistema financiero paralelo, en muchos casos “trucho”, que al parecer son ajenos a los bancos. Pero no es así. Sí son ajenos, en buena parte, al control del Banco Central. Sí son ajenos a la Caja Bancaria.
Antes de ir a la Caja Bancaria, queda una etapa en este medio siglo en que se dio una “reencarnación” en el negocio bancario. Se trata de las quiebras de bancos, que en grande empezó en abril de 1965, con el Transatlántico. Luego la lista es muy larga. Los responsables de estafas, robos y maniobras no se mojaron con la lluvia. Los que se empaparon hasta el hueso fueron los trabajadores. El Banco Central que debía controlar a esas empresas, como en la Vuelta Ciclista, siempre llegaba en el camión de los rezagados. ¿Usted tenía dinero en el banco? –A llorar al cuartito.
Ahora vamos al punto. Todo eso que pasó en 50 y pico de años, por una o por otra vía generaba miles de bancarios jubilados. Pero nadie los reemplazaba. Los viejos empezaron a aumentar. Porfiados les dio por vivir más años. Allá por los ’60 la Caja tenía casi 4 trabajando por cada jubilado. Hoy por un jubilado hay menos de un activo. ¿Lo exacto? 0,76 de activo por un jubilado. El fuerte déficit hasta ahora se cubre vendiendo reservas. Eso durará algunos meses más. La necesaria síntesis, deja afuera infinidad de elementos. Pero a grandes rasgos la cosa es así.
Se habla mucho de los “privilegios del bancario”. Cierto es que las jubilaciones y los salarios tienen un nivel decoroso. Las primeras por la administración donde hay una gestión cristalina. ¿Los salarios? Por la gestión de un sindicato. Y por el propio interés de las empresas que operan un negocio rentable, donde el costo laboral es ínfimo en el presupuesto, dado el nivel del giro. A la propia empresa le convenía que el personal estuviera cómodo, en un nivel de vida aceptable. Lo negativo es que en otros sectores no se pudiera lograr lo mismo. Ese es el quid del “privilegio”.
Los bancos en ese medio siglo se reconvirtieron. En el mecanismo de aportar a la sociedad no ha cambiado nada. Y las salidas al tema, que plantea AEBU y la Caja Bancaria, apuntan entre otras cosas a cambiar eso que no cambio en 50 años. Y no se va a pedir nada ni al Estado ni a la sociedad. De eso tratará la siguiente nota. Explicaremos porque cuesta tanto ese punto. Trataremos de referirnos también a las responsabilidades que al Estado y al Gobierno le caben en la situación. Digamos que no tanto a este Gobierno. Que tiene su cuota de responsabilidad, aunque no tanto como los que se sucedieron en el gobierno en el último medio siglo.
(ilustracion de FD)
LA ONDA® DIGITAL
Terminando la década de los años ’50, en Uruguay operaban 68 bancos. Más de la mitad de capitales nacionales. El resto extranjeros. Cajas Populares, locales de Remates ganaderos, cientos de agencias y sucursales en barrios y pueblos, cubrían el segmento en el que se ubican servicios, hoy llamados “del menudeo”. Tarjetas no existían. Internet, satélites de comunicaciones, celulares, mail, cajeros automáticos, eran pretexto para que Isaac Asimov, maestro de la Ciencia Ficción, asombrara al mundo. ¿Computación? –nacía en la mente de los creadores de Dick Tracy.
Hoy año 2007, poco más de medio siglo después, ¿Qué tenemos? Los únicos uruguayos, son los tres viejos bancos oficiales. Pesados de burocracia, anclados en un tiempo de antes. Muchos menos de la mitad de aquellos 68, son todas entidades extranjeras. Más que bancos, filiales de transnacionales del capital financiero, que instaló, sistema económico mediante, un coto de caza planetario. Muchos de ellos están aquí, latitud sur de América Lapobre –dijera Peloduro– sentando presencia, como necesario lugar de escala, en negocios de esos grandes dioses del dinero.
Ahora si, todo aquello que imaginaba Isaac Asimov y la serie de Dick Tracy, hoy es realidad. Los pocos bancos extranjeros son muy pequeños, en tamaño de la estructura donde funcionan. Se necesita a muy pocos funcionarios para operarla ya que la tecnología, la informática, el avance de las comunicaciones, hacen innecesario al antiguo ser humano de carne y hueso. Manda la actual biología del chip. Chicos son los bancos. Pocos quienes trabajan en ellos, pero cada vez son más importantes en cifras, los negocios que se cierran en sus modernas oficinas.
¿Qué fue de aquel “menudeo”? – Están con una salud de hierro pero por fuera de los bancos, aunque los mismos no son ajenos al juego. Detrás de ese “Efectivo ya” que reparten en el Centro, de las cadenas de Oficinas de cobros, giros y gestiones financieras, remesas de valores, etc. hay más de 200 empresas en las que trabajan 8.000 personas. Conforman un sistema financiero paralelo, en muchos casos “trucho”, que al parecer son ajenos a los bancos. Pero no es así. Sí son ajenos, en buena parte, al control del Banco Central. Sí son ajenos a la Caja Bancaria.
Antes de ir a la Caja Bancaria, queda una etapa en este medio siglo en que se dio una “reencarnación” en el negocio bancario. Se trata de las quiebras de bancos, que en grande empezó en abril de 1965, con el Transatlántico. Luego la lista es muy larga. Los responsables de estafas, robos y maniobras no se mojaron con la lluvia. Los que se empaparon hasta el hueso fueron los trabajadores. El Banco Central que debía controlar a esas empresas, como en la Vuelta Ciclista, siempre llegaba en el camión de los rezagados. ¿Usted tenía dinero en el banco? –A llorar al cuartito.
Ahora vamos al punto. Todo eso que pasó en 50 y pico de años, por una o por otra vía generaba miles de bancarios jubilados. Pero nadie los reemplazaba. Los viejos empezaron a aumentar. Porfiados les dio por vivir más años. Allá por los ’60 la Caja tenía casi 4 trabajando por cada jubilado. Hoy por un jubilado hay menos de un activo. ¿Lo exacto? 0,76 de activo por un jubilado. El fuerte déficit hasta ahora se cubre vendiendo reservas. Eso durará algunos meses más. La necesaria síntesis, deja afuera infinidad de elementos. Pero a grandes rasgos la cosa es así.
Se habla mucho de los “privilegios del bancario”. Cierto es que las jubilaciones y los salarios tienen un nivel decoroso. Las primeras por la administración donde hay una gestión cristalina. ¿Los salarios? Por la gestión de un sindicato. Y por el propio interés de las empresas que operan un negocio rentable, donde el costo laboral es ínfimo en el presupuesto, dado el nivel del giro. A la propia empresa le convenía que el personal estuviera cómodo, en un nivel de vida aceptable. Lo negativo es que en otros sectores no se pudiera lograr lo mismo. Ese es el quid del “privilegio”.
Los bancos en ese medio siglo se reconvirtieron. En el mecanismo de aportar a la sociedad no ha cambiado nada. Y las salidas al tema, que plantea AEBU y la Caja Bancaria, apuntan entre otras cosas a cambiar eso que no cambio en 50 años. Y no se va a pedir nada ni al Estado ni a la sociedad. De eso tratará la siguiente nota. Explicaremos porque cuesta tanto ese punto. Trataremos de referirnos también a las responsabilidades que al Estado y al Gobierno le caben en la situación. Digamos que no tanto a este Gobierno. Que tiene su cuota de responsabilidad, aunque no tanto como los que se sucedieron en el gobierno en el último medio siglo.
(ilustracion de FD)
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