miércoles, 14 de enero de 2009

LA VEJEZ... ESE TIEMPO DE VIDA...

LOS CAMBIOS

Escribe
GONZALO CANAL RAMIREZ (*)

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N. de R. El autor aclaró en la presentación del libro que se usa el concepto “viejo” en el sentido de referirse al ser humano, entendiendo que la vejez es “masculina y femenina”, sin ninguna diferencia.
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“Cambiar” es la ley de la vida en todas las edades para el individuo y de la historia para la humanidad: cambios morfológicos, síquicos, físicos, sociales y demás. El proceso de evolución es indetenible. No nacemos ni fosilizados, ni estereotipados. El tiempo es movimiento y el espacio, las técnicas y las artes del humano, desde el hacha de silex hasta las herramientas atómicas, son productos del cambio. Pero el cambio no supone transubstanciación de materia, metamorfosis de esencias A pesar de los cambios, y aun modificados por ellos, hoy y hasta último momento, seguimos esencialmente siendo quienes fuimos.
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El gran error del tratamiento social al anciano parte de exagerar los cambios de la vejez para convertir al viejo en “otro”, un ser extra humano, fuera de la humanidad, de “otra parte”. Es la muerte social. Esa actitud social frente a la tercera edad comienza a cambiar también, gracias a la mayor presencia del viejo hoy en el mundo de cuya población, aun numéricamente el es parte muy importante. Pero mientras la sociedad se empieza de hacer del viejo “otro” el viejo mismo se cree tal.
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Por tanto, el primer disuadido del error debe ser el viejo mismo. Mientras no lo haga, la lamentación contra el tratamiento social será poco eficaz, Por que decirle a los demás lo que nosotros mismos no hacemos? En último y en primer término siga usted siendo hombre, a pesar de los cambios exigidos por su edad. Seguir siendo persona en la Tercera Edad es una necesidad ya demostrada por la ciencia y la técnica, no solamente por el humanismo y la filosofía. La ciencia y la técnica de hoy han cambiado totalmente la noción de vejez, al aumentar tanto el promedio de la vida humana. El viejo actual comienza su vejez mucho más tarde y saludablemente. El viejo conserva. El viejo conserva sus facultades vitales en su vida de trabajo, sexo, afecto, futilidad, satisfacción, placidez, y su capacidad de seguir realizándose en la vida, conforme a la persona humana que es cada cual.
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Frecuentemente, el viejo va cambiando sin darse cuenta, porque la naturaleza no obra a saltos, sino pausada y ordenadamente a través de muy sutiles transiciones. Para percatarnos de esos cambios necesitamos de continua reflexión y análisis de nosotros mismos. Esta conciencia de nuestros cambios es necesaria para prepararnos y poder adecuarnos y adaptarnos a ellos, con tal de no ser ni demasiado optimistas, ni excesivamente pesimistas. No. Ni tanta luz para deslumbrarnos, ni tanta sombra para enceguecernos. Por eso conviene siempre consultar a personas autorizadas, en nuestro derredor.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.

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