
TASA TOBIN:
¿HASTA DONDE
SE PUEDE LLEGAR?
POR
¿HASTA DONDE
SE PUEDE LLEGAR?
POR
PABLO COUSTEAU (*)
Publicado el 15-01-2010
Cuando el Nobel de Economía James Tobin propuso en 1.978 su famosa tasa, no imaginó que 30 años después su idea estaría en el centro de atención de organismos supranacionales, gobiernos, supervisores, y fondos de ayuda al desarrollo. Según su propuesta, la Tasa Tobin suponía un impuesto del 0,5% sobre los flujos de capitales a corto plazo, con el fin de moderar los movimientos especulativos y la volatilidad de los mercados de divisas. Merece la pena analizar la idoneidad de implantar ahora un nuevo y controvertido impuesto y no minimizar las consecuencias negativas que podría provocar su implantación.
La Tasa Tobin ha vuelto a estar de moda por el interés de los gobiernos en presentar a sus contribuyentes medidas que apacigüen su indignación ante la avalancha de fondos públicos utilizados en el rescate del sector financiero. Hoy, la implantación de la Tasa Tobin no responde a la necesidad de reducir las volatilidades en los mercados de divisas y, por otro lado, sería poco riguroso contraponer la inversión financiera especulativa frente a la inversión financiera a largo plazo como trataré de explicar:
1) En primer lugar, es imposible diferenciar la inversión especulativa (y dañina) de la inversión financiera a largo plazo (productiva y beneficiosa) ya que, desde la aparición de los productos derivados (opciones y futuros), las posiciones de los agentes en los mercados de contado y de productos derivados están íntimamente relacionadas: cuando un particular o una empresa toma una posición en un activo financiero, puede estar realizando (o deshaciendo) la cobertura de una posición anterior, tomando una posición nueva en un mercado o, (en el caso de una entidad financiera) realizando el ajuste diario de la cobertura tras la venta de un producto derivado a un cliente, sea éste un particular, u otra entidad financiera. ¿Quién es el especulador entre todos los agentes anteriores? ¿Cuál es el rango temporal para considerar una inversión como especulativa?¿1 día? ¿10 días hábiles? Es una discusión sin sentido.
2) Los llamados, de forma peyorativa, "especuladores", son los que otorgan, al realizar transacciones diarias y en volúmenes importantes, la liquidez necesaria para que todos los demás agentes puedan entrar y salir de un mercado "cuando quieren" y no "cuando pueden" , es lo que se llama la "profundidad" de un mercado. De hecho, cuando un activo financiero cuenta con escasa liquidez, entra a jugar un papel primordial el "creador de mercado", cuyo objetivo es el de fijar unos precios de compra-venta que no son capaces de formarse de manera natural. De igual manera, si los llamados "arbitrajistas" (operadores que toman posiciones simultáneas pero en sentido contrario sobre dos activos muy correlacionados) o inversores especializados en "trading intradiario" perdiesen incentivos al realizar sus operaciones debido a un encarecimiento, esto provocaría una drástica disminución en los volúmenes negociados, y restaría "profundidad" a los mercados. La amenaza está mucho más cerca de lo que pensamos, el volumen diario de negociación del IBEX-35 se vería muy afectado si esto sucediera en el mercado bursátil español.
REACCIÓN ENTRE LOS AFECTADOS
Otro argumento en contra de la implantación de esta sería la lógica reacción que provocaría en las empresas afectadas: bancos, brokers, hedge funds, inversores institucionales. El encarecimiento a consecuencia de la nueva tasa será repercutido a los clientes a través de mayores comisiones y una vez más, será el cliente final quien acabará pagando su parte alícuota de Tasa Tobin como nuevo impuesto indirecto.
Sin embargo, los volúmenes a recaudar son tan abrumadores, que podríamos pensar que hemos alcanzado la solución a muchos problemas actuales: devolución de los fondos públicos aportados al sector financiero, reducción del déficit público, incremento de las ayudas al desarrollo, cumplimiento de los Objetivos del Milenio… En este sentido, la propuesta del ministro francés Kourchner de implantar una tasa de 0,005% permitiría una recaudación de más de 500.000 millones de euros al año. Un 10% de esos fondos bastaría para acabar con la malnutrición, y proporcionar agua potable y atención sanitaria a todos aquellos que lo necesitan, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
En cualquier caso, se tendría que tener en cuenta que:
1) Es necesario ser cauto en su aplicación, que debería hacerse de forma gradual para comprobar las consecuencias (a mi modo de ver negativas) que esta iniciativa pudiera plantear de cara a los volúmenes de negociación y la liquidez de los mercados financieros.
2) A pesar de que los sistemas electrónicos de negociación están ampliamente implantados, la exigencia de una aplicación simultánea y de ámbito mundial recomienda la existencia de un periodo transitorio para comprobar la suficiencia de todos los sistemas de registro de transacciones afectados.
3) La existencia de paraísos fiscales supone una dificultad añadida que debe ser resuelta con antelación. Habría que evitar una concentración de las transacciones financieras en aquellas zonas cuya opacidad fiscal les permitiera estar exentas de dicho impuesto.
4) La diversidad de activos financieros afectados (bonos privados, deuda pública, acciones, materias primas, divisas…) exige un análisis detallado de la viabilidad de implantar una tasa única, pues las comisiones son distintas en función del tipo de activo del que se trate.
5) Con esta tasa, se les exigiría a los bancos perjudicados un pago que serviría para tratar de paliar los males causados…… por otros. El argumento principal que justifica la Tasa Tobin es la necesidad de devolver el dinero prestado a las arcas del Estado, pero la aplicación de esta tasa afectará por igual a los grandes bancos de inversión que han recibido ingentes ayudas, y a entidades que no han recurrido a estas ayudas. Es más, muchos bancos pertenecientes a países en vías de desarrollo han sufrido estos años una competencia desleal ya que, unos han podido capitalizar sus entidades con fondos públicos o utilizar avales estatales para colocar deuda, y otros no han podido utilizar el rating ni la solvencia de sus estados a tal fin. Además, supondrá una incongruencia que organismos públicos tales como fondos soberanos, o entidades multilaterales acaben pagando una tasa de la cual deberían ser los beneficiarios.
6) Por último, debe pensarse que una tasa sobre las transacciones financieras que dan soporte a las transacciones físicas supondrá un encarecimiento de los productos: las operaciones financiación a las exportaciones se verán encarecidas, los importadores pagarán un sobreprecio por las mercancías y repercutirán ese coste sobre el precio final del producto.
DEMONIZAR A LOS MERCADOS
Como colofón, no se pueden demonizar a los mercados financieros, ni su utilidad para la transferencia de riesgos entre empresas financieras y no financieras. Gracias a la “globalización financiera”, cualquier particular o empresa puede en tiempo real tomar una posición en yenes, deshacer otra en dólares, invertir en oro, comprar un bono americano, o vender una opción sobre una acción en cualquier mercado financiero internacional que tenga una cierta liquidez.
No beneficia a nadie menospreciar las ventajas del gran salto adelante que los mercados electrónicos (en cuanto a transparencia, eficiencia, ahorro de costes, etc…) han supuesto para todos, argumentando que solo se trata de meros apuntes contables, y que este tipo de transacciones no generan beneficios reales y tangibles para nadie… ¿A quién no le gustaría la existencia de un mercado electrónico en el que pudiera vender su piso, en tiempo real, a un precio fijado por la oferta y demanda del mercado, ante una necesidad imperiosa de liquidez?
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(*)Pablo Cousteau es uno de los fundadores del grupo junto con Sergio Reyes y una de las personas que mejor conoce el sector financiero y bancario en España. Pablo compagina su actividad en Spiral Consulting con la Dirección del Departamento de Programas Especializados en el Instituto de Estudios Bursátiles así como con su labor docente centrada fundamentalmente en el campo de los derivados financieros. Así mismo es socio de la empresa CRF y ha participado en diversos proyectos con Organismos Multilaterales relacionados con el sector financiero.
Publicado el 15-01-2010
Cuando el Nobel de Economía James Tobin propuso en 1.978 su famosa tasa, no imaginó que 30 años después su idea estaría en el centro de atención de organismos supranacionales, gobiernos, supervisores, y fondos de ayuda al desarrollo. Según su propuesta, la Tasa Tobin suponía un impuesto del 0,5% sobre los flujos de capitales a corto plazo, con el fin de moderar los movimientos especulativos y la volatilidad de los mercados de divisas. Merece la pena analizar la idoneidad de implantar ahora un nuevo y controvertido impuesto y no minimizar las consecuencias negativas que podría provocar su implantación.
La Tasa Tobin ha vuelto a estar de moda por el interés de los gobiernos en presentar a sus contribuyentes medidas que apacigüen su indignación ante la avalancha de fondos públicos utilizados en el rescate del sector financiero. Hoy, la implantación de la Tasa Tobin no responde a la necesidad de reducir las volatilidades en los mercados de divisas y, por otro lado, sería poco riguroso contraponer la inversión financiera especulativa frente a la inversión financiera a largo plazo como trataré de explicar:
1) En primer lugar, es imposible diferenciar la inversión especulativa (y dañina) de la inversión financiera a largo plazo (productiva y beneficiosa) ya que, desde la aparición de los productos derivados (opciones y futuros), las posiciones de los agentes en los mercados de contado y de productos derivados están íntimamente relacionadas: cuando un particular o una empresa toma una posición en un activo financiero, puede estar realizando (o deshaciendo) la cobertura de una posición anterior, tomando una posición nueva en un mercado o, (en el caso de una entidad financiera) realizando el ajuste diario de la cobertura tras la venta de un producto derivado a un cliente, sea éste un particular, u otra entidad financiera. ¿Quién es el especulador entre todos los agentes anteriores? ¿Cuál es el rango temporal para considerar una inversión como especulativa?¿1 día? ¿10 días hábiles? Es una discusión sin sentido.
2) Los llamados, de forma peyorativa, "especuladores", son los que otorgan, al realizar transacciones diarias y en volúmenes importantes, la liquidez necesaria para que todos los demás agentes puedan entrar y salir de un mercado "cuando quieren" y no "cuando pueden" , es lo que se llama la "profundidad" de un mercado. De hecho, cuando un activo financiero cuenta con escasa liquidez, entra a jugar un papel primordial el "creador de mercado", cuyo objetivo es el de fijar unos precios de compra-venta que no son capaces de formarse de manera natural. De igual manera, si los llamados "arbitrajistas" (operadores que toman posiciones simultáneas pero en sentido contrario sobre dos activos muy correlacionados) o inversores especializados en "trading intradiario" perdiesen incentivos al realizar sus operaciones debido a un encarecimiento, esto provocaría una drástica disminución en los volúmenes negociados, y restaría "profundidad" a los mercados. La amenaza está mucho más cerca de lo que pensamos, el volumen diario de negociación del IBEX-35 se vería muy afectado si esto sucediera en el mercado bursátil español.
REACCIÓN ENTRE LOS AFECTADOS
Otro argumento en contra de la implantación de esta sería la lógica reacción que provocaría en las empresas afectadas: bancos, brokers, hedge funds, inversores institucionales. El encarecimiento a consecuencia de la nueva tasa será repercutido a los clientes a través de mayores comisiones y una vez más, será el cliente final quien acabará pagando su parte alícuota de Tasa Tobin como nuevo impuesto indirecto.
Sin embargo, los volúmenes a recaudar son tan abrumadores, que podríamos pensar que hemos alcanzado la solución a muchos problemas actuales: devolución de los fondos públicos aportados al sector financiero, reducción del déficit público, incremento de las ayudas al desarrollo, cumplimiento de los Objetivos del Milenio… En este sentido, la propuesta del ministro francés Kourchner de implantar una tasa de 0,005% permitiría una recaudación de más de 500.000 millones de euros al año. Un 10% de esos fondos bastaría para acabar con la malnutrición, y proporcionar agua potable y atención sanitaria a todos aquellos que lo necesitan, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
En cualquier caso, se tendría que tener en cuenta que:
1) Es necesario ser cauto en su aplicación, que debería hacerse de forma gradual para comprobar las consecuencias (a mi modo de ver negativas) que esta iniciativa pudiera plantear de cara a los volúmenes de negociación y la liquidez de los mercados financieros.
2) A pesar de que los sistemas electrónicos de negociación están ampliamente implantados, la exigencia de una aplicación simultánea y de ámbito mundial recomienda la existencia de un periodo transitorio para comprobar la suficiencia de todos los sistemas de registro de transacciones afectados.
3) La existencia de paraísos fiscales supone una dificultad añadida que debe ser resuelta con antelación. Habría que evitar una concentración de las transacciones financieras en aquellas zonas cuya opacidad fiscal les permitiera estar exentas de dicho impuesto.
4) La diversidad de activos financieros afectados (bonos privados, deuda pública, acciones, materias primas, divisas…) exige un análisis detallado de la viabilidad de implantar una tasa única, pues las comisiones son distintas en función del tipo de activo del que se trate.
5) Con esta tasa, se les exigiría a los bancos perjudicados un pago que serviría para tratar de paliar los males causados…… por otros. El argumento principal que justifica la Tasa Tobin es la necesidad de devolver el dinero prestado a las arcas del Estado, pero la aplicación de esta tasa afectará por igual a los grandes bancos de inversión que han recibido ingentes ayudas, y a entidades que no han recurrido a estas ayudas. Es más, muchos bancos pertenecientes a países en vías de desarrollo han sufrido estos años una competencia desleal ya que, unos han podido capitalizar sus entidades con fondos públicos o utilizar avales estatales para colocar deuda, y otros no han podido utilizar el rating ni la solvencia de sus estados a tal fin. Además, supondrá una incongruencia que organismos públicos tales como fondos soberanos, o entidades multilaterales acaben pagando una tasa de la cual deberían ser los beneficiarios.
6) Por último, debe pensarse que una tasa sobre las transacciones financieras que dan soporte a las transacciones físicas supondrá un encarecimiento de los productos: las operaciones financiación a las exportaciones se verán encarecidas, los importadores pagarán un sobreprecio por las mercancías y repercutirán ese coste sobre el precio final del producto.
DEMONIZAR A LOS MERCADOS
Como colofón, no se pueden demonizar a los mercados financieros, ni su utilidad para la transferencia de riesgos entre empresas financieras y no financieras. Gracias a la “globalización financiera”, cualquier particular o empresa puede en tiempo real tomar una posición en yenes, deshacer otra en dólares, invertir en oro, comprar un bono americano, o vender una opción sobre una acción en cualquier mercado financiero internacional que tenga una cierta liquidez.
No beneficia a nadie menospreciar las ventajas del gran salto adelante que los mercados electrónicos (en cuanto a transparencia, eficiencia, ahorro de costes, etc…) han supuesto para todos, argumentando que solo se trata de meros apuntes contables, y que este tipo de transacciones no generan beneficios reales y tangibles para nadie… ¿A quién no le gustaría la existencia de un mercado electrónico en el que pudiera vender su piso, en tiempo real, a un precio fijado por la oferta y demanda del mercado, ante una necesidad imperiosa de liquidez?
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(*)Pablo Cousteau es uno de los fundadores del grupo junto con Sergio Reyes y una de las personas que mejor conoce el sector financiero y bancario en España. Pablo compagina su actividad en Spiral Consulting con la Dirección del Departamento de Programas Especializados en el Instituto de Estudios Bursátiles así como con su labor docente centrada fundamentalmente en el campo de los derivados financieros. Así mismo es socio de la empresa CRF y ha participado en diversos proyectos con Organismos Multilaterales relacionados con el sector financiero.
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