domingo, 24 de julio de 2011

DICOTOMIA DE UNA GRAN POTENCIA: DESEMPLEO ADENTRO.GUERRAS AFUERA.

LUNES 25 de JULIO 2011

DESEMPLEO:
¿NO, NO PODEMOS?
¿O NO QUEREMOS?

Escribe
PAUL KRUGMAN (*)
Fuente:
Columna New York Times
http://www.nytimes.com
22 Julio 2011
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(*) PAUL ROBIN KRUGMAN (1953) es un economista, divulgador y periodista norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos. Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton. Desde 2000 escribe una columna en el periódico New York Times y, también, para el periódico peruano Gestión y el colombiano “La República”. En 2008 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía. Ha escrito más de 200 artículos y 21 libros -alguno de ellos académicos
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Si usted está conmocionado por el último reporte del desempleo, si usted piensa que lo estamos haciendo bien y tuvo que despertarse a la realidad por las malas noticias, usted no ha estado prestando atención. El hecho es, la economía de los Estados Unidos ha estado atascada por un año y medio.

Sin embargo, una pasividad destructiva ha capturado el discurso político de nuestra nación sobre este tema. Encienda su TV y verá a un erudito auto satisfecho (sic) declarar de que nada se puede hacer sobre los problemas a corto plazo de la economía (recuerde: este “corto plazo” está ahora en su cuarto año), que en cambio debemos centrarnos en el largo plazo.

Pero esta es la receta equivocada. La verdad es que crear trabajos en una economía deprimida es algo que el gobierno puede y debe hacer. Sí, hay obstáculos políticos enormes a la acción —notablemente, el hecho de que la Casa de Representantes está controlada por un partido que se beneficia de la debilidad de la economía. Pero el embotellamiento político no debe combinarse con la realidad económica.

Nuestro fracaso para crear trabajos es una opción, no una necesidad —una opción racionalizada por un sistema de múltiples y cambiantes excusas.


Excusa No. 1:
A la vuelta de la esquina, hay un arco iris en el cielo.

¿Recuerda los “datos estadísticos de recuperación”? ¿Recuerda el “verano de la recuperación”? Los responsables políticos se mantienen declarando de que la economía está en reparación, pero estas falsas ilusiones han sido una excusa para no hacer nada, en tanto la crisis de los trabajos ha empeorado.

Excusa No. 2: El temor del mercado de bonos.

Hace dos años el Wall Street Journal declaró que sí se elevaran los tipos de interés esto aumentaría la deuda de los Estados Unidos a menos que Washington intente detener su lucha contra la depresión económica. Desde entonces, las advertencias sobre un ataque inminente de los “vigilantes de bonos” han sido utilizadas para atacar cualquier gasto en la creación de empleo.

Pero la teoría básica de economía dice que las tarifas permanecerán bajas mientras la economía está deprimida —y la teoría economía está correcta. El tipo de interés para los bonos a diez años era del 3,7 por ciento cuando Wall Street Journal publicó esa advertencia; a finales de la semana pasada era del 3,03 por ciento.

¿Cómo han respondido los usuales sospechosos? Inventando su propia realidad. La semana pasada, el congresista Paul Ryan, el hombre detrás del plan Republicano para desmontar el Medicare, declaró que debemos reducir drásticamente el gasto público “para quitar la presión a los tipos de interés” —la misma presión, supongo, que ha empujado a los intereses a bajos índices casi récord.

Excusa No. 3: Es la falla de los trabajadores.

El desempleo se elevó durante la crisis financiera y en los años siguientes. Parece extraño sostener que el problema real está en los trabajadores —que millones de norteamericanos que trabajaban hace cuatro años, pero que no están trabajando ahora, de alguna manera les falta las habilidades que la economía necesita.

A pesar de todo, usted oye a los “eruditos” decir que: el desempleo elevado es “estructural”, y requieren de soluciones a largo plazo (que significa, en la práctica, no hacer nada).

Bien, si realmente hubiera un desequilibrio entre los trabajadores que tenemos y los trabajadores que necesitamos, los trabajadores que tienen las habilidades correctas, y que por lo tanto pueden encontrar trabajos, deberían obtener aumentos salariales grandes. Pero no es así. De hecho, los salarios promedios cayeron el mes pasado.

Excusa No. 4:
Intentamos estimular la economía, y no funcionó.

Todos saben que el presidente Obama intentó estimular la economía con un aumento enorme en el gasto público, y que no funcionó. Pero lo qué todo el mundo conoce es incorrecto.

Piense en esto: ¿Dónde están los grandes proyectos públicos? ¿Dónde están los ejércitos de trabajadores del gobierno? Actualmente hay medio millón menos de empleados del gobierno que los que habían cuando Obama asumió su cargo.

¿Qué sucedió con el estímulo? Gran parte consistió en las reducciones de impuestos, no gastos. La mayor parte del resto consistió en ayuda a las familias en problemas económicos o asistencia a los estados y gobiernos locales apremiados. Esta ayuda puede haber atenuado la depresión, pero no era la clase de programa de creación de empleos que pudimos y debimos haber tenido. Algunos de nosotros advertimos desde el principio que las reducciones de impuestos eran ineficaces y que el gasto propuesto era lamentablemente inadecuado. Y así fue.

Es también digno de mención que en otra área donde el gobierno podría haber hecho una enorme diferencia —la ayuda a los dueños de casa con problemas en el pago de sus hipotecas— no hizo nada. El programa de alivio hipotecario de la administración de Obama no fue a ninguna parte: de $46 mil millones asignados para ayudar a las familias a permanecer en sus hogares, menos de $2 mil millones fueron gastados.

Hagamos un resumen: La economía no se arregla por sí sola. Ni hay reales obstáculos para la acción gubernamental: los vigilantes de bonos y el desempleo estructural solo existen en las imaginaciones de los eruditos. Y si el estímulo parece haber fallado, es porque nunca se intentó realmente.

Escuchando lo que dice la gente supuestamente seria sobre la economía, usted pensaría que el problema es “no, nosotros no podemos”. Pero la realidad es “no, nosotros no queremos”. Y cada erudito que refuerza esa pasividad destructiva es parte del problema.
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