Martes
1º de Noviembre de 2011
PARAGUAY
NUEVA COYUNTURA POLITICA
Escribe
JOSÉ
ANTONIO VERA
(especial
para
31 de
octubre de 2011
.
No hay
dudas que Paraguay se mueve, y que el proceso de cambios iniciado en el 2008
camina en la medida de la movilización popular, dando la impresión que cada
retroceso lo reimpulsa para superar los tropiezos, escollos, errores y
sabotajes que surgen en la ruta, los cuales no son pocos y para nada
subestimables, porque los enemigos del pueblo manifiestan desesperanza y su
naturaleza violenta los puede inducir a hechos que, finalmente, puede lamentar
todo el país.
Desde
agosto del 2008, cuando asumió la Presidencia Fernando Lugo, el país viene
viviendo fuertes altos y bajos en la percepción e interpretación de la realidad
política por el grueso de la población, pero por encima de toda esa confusión,
hay una mayoría que sigue apostando al proceso de cambios, con Lugo o sin Lugo.
La
derecha, de viejos y malos vicios, hace gárgaras con la palabra Patria, pero
sus voceros más intrépidos ya se lanzaron contra el patriótico decreto del
Ejecutivo que reglamentó una ley del 2005, por la cual queda fijada una zona de
seguridad fronteriza en todo el territorio nacional, que prohíbe a extranjeros
poseer tierra en una franja de 50 kilómetros al interior de la República.
Esa medida generará sin dudas, numerosos conflictos con el propio Estado de Brasil, porque la intención del Presidente Fernando Lugo es comenzar a disminuir el acaparamiento del 20 por ciento de las tierras del Alto Paraná por transnacionales en condominio y usufructo, mayoría de origen o gerencia brasileña.
Esa medida generará sin dudas, numerosos conflictos con el propio Estado de Brasil, porque la intención del Presidente Fernando Lugo es comenzar a disminuir el acaparamiento del 20 por ciento de las tierras del Alto Paraná por transnacionales en condominio y usufructo, mayoría de origen o gerencia brasileña.
La
decisión del mandatario, que va en concordancia con las demandas de la Mesa
Coordinadora Nacional Campesina, con la que se reunió el martes pasado, junto
con todos los jerarcas de los otros dos poderes del Estado, deberá
efectivizarla el Ejército supervisando todas las propiedades que están en las
zonas requeridas, otorgando 72 horas a cada ocupante para que presente su
título de propiedad, planos geo-referenciales y boleta de pago del impuesto
inmobiliario.
Ese
decreto faculta al Ministerio de Defensa a operar junto con el Servicio
Nacional de Catastro y el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra
(INDERT), lo cual alienta la esperanza de que, por primera vez, se haga una
medición correcta de la tenencia de la tierra en este país, que encabeza la
desigualdad mundial en la materia, corrigiendo una aberración social, humana y
hasta productiva, que sus causantes amenazan con impedir por todos los medios.
El 2.5 por ciento de los residentes en el país, acaparan el 85 por ciento de
las mejores tierras.
Claras
muestras de la agresividad de los sectores de derecha, se van amontonando, tal
la bravuconada de la mayor parte de los terratenientes que amenazaron con una
guerra si se efectuaba la mensura de Ñacunday, latifundio de varios miles de
hectáreas en el Alto Paraná, ocupado por el “rey de la soja”, el brasilero
Tranquilino Favero, a quien las organizaciones de sin tierra acusan de haberlas
invadido hace unos 30 años, durante la tiranía del General Alfredo Strossner, y
cuyos documentos de propiedad serían falsos, producto de las complicidades que
tiene en el Poder Judicial.
![]() |
Tranquilino Favero |
Otra
prueba del nerviosismo que empieza a sufrir el mundillo del agronegocio, la dio
el pasado domingo en plena misa en una Iglesia de Asunción el ex Presidente de
la Asociación Rural Paraguaya, Alfredo Soljanscic, al agredir físicamente a una
mujer, que le reclamaba ciertas obligaciones pecuniarias.
Sin
dudas que el acto más descarado en el clima de agresividad que la oposición
quiere instalar en el país, notablemente preocupada por la renovada y creciente
movilización popular, lo protagonizó esta semana el propio Vicepresidente de la
República Federico Franco, uno de los principales dirigentes del cogobernante
Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), quien se ofreció para convertirse en
el “tirador oficial” contra el Gobierno de Lugo.
Ese
desequilibrio emocional está contagiando a los sectores más retrógrados del
país, y se ha acelerado tras la marcha que realizaron el martes los campesinos
por Asunción, que en pocas horas se convirtió en un movimiento ciudadano
envolvente, con labriegos, estudiantes, sindicalistas, políticos y activistas
sociales, identificados en los nobles objetivos de comenzar una Reforma Agraria
y construir una vida digna para los sectores sociales excluidos, unas 300 mil
familias campesinas y alrededor de 100 mil indígenas.
Esa manifestación
popular mostró varios ejemplos de unidad entre la mayor diversidad imaginable
de fuerzas, durante una caminata que desbordó una 25 cuadras desde la Plaza
Uruguaya hasta el Palacio de Justicia, con un balance altamente positivo que
puede tener trascendencia histórica, a juzgar por las conclusiones de la Mesa
Coordinadora Nacional y las organizaciones participantes.
A ello
se suma, y lo enriquece sin dudas, la recuperación parcial de los derechos
nacionales legítimos sobre la hidroeléctrica de Itaipú, la gratuidad de los
servicios de salud, las mejoras en la enseñanza, la mayor contribución a las
familias más carenciadas, y los beneficios que ha comenzado a recibir un
importante sector de ciudadanos, suma de avances que lógicamente tiene que
poner nerviosa a la rosca mafiosa que pretende recuperar el gobierno para
continuar usurpando el país.
Detalle
destacado de la reacción derechista, en medio de los diversos elementos que
conforman esta coyuntura, es la caída de las caretas, fenómeno que personifica
a la perfección Federico Franco en su calidad de segundo del Ejecutivo, al que
se ofrece públicamente para bombardearlo, insensatez que merita la repulsa de
toda persona con decencia.
Su
irresponsabilidad refleja su ideología cavernaria y el agravamiento de su
conocido estado de inestabilidad emocional, que ya lo ha llevado a cometer
muchas estupideces, desbordado por su egolatría y su insoportable complejo de
(in)poder.
A
medida que crece su impotencia, aumenta su desenfreno y lo convierte en un
factor cada día más al servicio de los sectores más peligrosos para la
estabilidad democrática nacional, deslizamiento que daña mucho su función y
desprestigia enormemente al PLRA, complicándole aún más sus aspiraciones
presidencialistas para el 2013.
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