SE
BARAJAN LOS NAIPES
PARA EL
BOMBARDEO DE IRÁN
Escribe
PEPE
ESCOBAR (*)
Fuente:
Red
Voltaire
21 nov.
2011
.
(*)
PEPE ESCOBAR - Es un reconocido escritor, periodista y un documentado analista
geopolítico Corresponsal itinerante de
Asia Times y analista político para the Real News. Ha cubierto el conflicto en
Libia entre muchos otros. Autor de Globalistan: How the Globalized World is
Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of
Baghdad during the surge. Su último libro es Obama does Globalistan (Nimble
Books, 2009).
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Hay que
prepararse para una tanda de «inteligencia» satelital poco clara de almacenes
genéricos de todo Irán descritos frenéticamente como segmentos de una línea de
montaje de una bomba nuclear (¿Recordáis una famosa «instalación nuclear
secreta» en Siria no hace mucho? Era una fábrica textil.)
Hay que
prepararse para una tanda de diagramas burdos que muestran artefactos
sospechosos, o los contenedores que los ocultan, todos capaces de llegar a
Europa en 45 minutos.
Hay que
prepararse para una tanda de «expertos» en Fox, CNN y la BBC que diseccionan
interminablemente toda esa operación clandestina presentada como «evidencia».
Por ejemplo, el ex inspector de armas de la ONU David Albright, ahora en el
Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS, por sus siglas en
inglés), que ya ha logrado la hazaña de volver de entre los muertos exhibiendo
sus credenciales para «bombardead Irán» completas con diagramas e inteligencia
satelital. Olvidad Iraq, es de 2003. Poneos en la nueva onda: acelerar en super
directa hacia la guerra contra Irán.
Ante
todo, dejad de lado todo sentido común. Si Irán estuviera desarrollando un arma
nuclear, estaría desviando uranio para hacerlo. El informe publicado esta
semana por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) –por politizado
que sea– lo niega rotundamente. Si Irán estuviera desarrollando un arma
nuclear, los inspectores de la ONU que trabajan para el OIEA hubieran sido
expulsados del país.
Defensa
antiaérea misilera iraní realizando ejercicios.
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Iraq no
tenía un programa de armas nucleares en 2002. Y a pesar de eso fue sometido a
‘“conmoción y pavor”’. La misma base lógica se aplica a Irán. Lo que Teherán
puede haber realizado –si se ha de creer en la información comprometida
utilizada en el informe del OIEA– es una serie de experimentos y simulaciones
computarizadas. Todos lo hacen, por ejemplo países que han renunciado a la
bomba, como Brasil y Sudáfrica.
Lo que
indudablemente quiere el Cuerpo Islámico de Guardias Revolucionarios (IRGC) –a
cargo del programa nuclear– es un disuasivo. Es decir, la posibilidad de
construir una bomba nuclear en caso de que enfrenten una amenaza
inequívocamente establecida de cambio de régimen provocada, con gran
probabilidad, por un ataque e invasión estadounidense.
Abundan
las dudas sobre la competencia –o imparcialidad– del nuevo jefe del OIEA, el
manso japonés Jukya Amano. La mejor respuesta se encuentra en este cable de
WikiLeaks. En cuanto al origen de la mayor parte de la auto descrita
información «creíble» del OIEA, hasta el New York Times se vio obligado a
informar de que «parte de esa información provino de EE.UU., Israel y Europa».
Gareth Porter presenta el desenmascaramiento definitivo del informe.
Además
hay que esperar una considerable presión sobre la CIA para que reniegue de la
crucial Estimación Nacional de Inteligencia (NIE), que estableció
–irrefutablemente– que Teherán ya había eliminado un programa de armas
nucleares en 2003.Todo esto se complementa con los ladridos de los perros de
guerra que ya se oyen. Los subalternos europeos podrán ser suficientemente
incompetentes para ganar una guerra en Libia (lo consiguieron solo cuando el
Pentágono se hizo cargo de la inteligencia satelital).
Podrán
ser suficientemente incompetentes para controlar el desastre financiero en
Europa. Pero Francia, Alemania y el Reino Unido ya han estado ladrando,
pidiendo sanciones más duras contra Irán. En EE.UU., demócratas y republicanos
por igual piden no solo sanciones; en el caso de republicanos insanos, lo que
claro está, es un oxímoron, piden una nueva versión de ‘Conmoción y Pavor’. Nunca
se repite suficientemente cómo funcionan las cosas en Washington. El gobierno
de Benjamin Netanyahu en Israel dicta lo que tiene que hacer al poderoso Comité
de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel (AIPAC) y AIPAC ordena qué tiene que hacer el
Congreso de EE.UU.
Por eso
el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara considera una ley bipartidista que
es esencialmente una declaración de guerra. Según la ley ni el presidente
Barack Obama, ni la secretaria de Estado Hillary Clinton, ni, de hecho, ningún
diplomático estadounidense puede emprender ningún tipo de diplomacia con Irán,
a menos que Obama convenza a los «comités apropiados del Congreso» de que no
emprenderla significaría «una amenaza extraordinaria para los intereses vitales
de seguridad nacional de EE.UU.»
«Comités
apropiados del Congreso» define por casualidad exactamente al Comité de Asuntos
Exteriores de la Cámara, que recibe sus órdenes de marcha marcial de Bibi
[Netanyahu] en Israel a través de AIPAC en Washington. Tratad de informar a
alguno de los que ponen primero a Israel en el Congreso de EE.UU. de cuáles
serían las consecuencias inmediatas de un ataque a Irán: el Estrecho de Ormuz
cerrado en unos minutos, por lo menos de 6 millones de barriles de petróleo que
desaparecen en la economía mundial (que ya está en recesión en el Norte
industrializado), que un barril de petróleo llegue a 300 o 400 dólares.
No
importa; son incapaces de sacar la cuenta. Preparaos bien y ateneos a la agenda.
Se arremolinan los rumores sobre una reciente afirmación del Cuerpo Islámico de
Guardias Revolucionarios (IRGC), según la agencia noticiosa Fars, de que bastan
cuatro misiles iraníes para disuadir a Israel. Esos misiles podrían –o no
podrían– ser los misiles crucero nucleares soviéticos Kh-55 de Ucrania y
Belarús, con un alcance máximo de 2.500 kilómetros, que Irán puede haber
comprado hace años en el mercado negro.
El
IRGC, por supuesto, no dice nada. Solo alimenta la niebla de (pre)guerra, ya
que nadie sabe exactamente hasta qué punto Irán está bien defendido.Es un
secreto a voces en Washington que el cambio de régimen forma parte de los
juegos de guerra del Pentágono por lo menos desde 2004. La hoja de ruta
favorita de 2002 de los neoconservadores todavía vale: los objetivos son Iraq,
Siria, el Líbano, Libia, Irán, Somalia y Sudán, todos nodos cruciales en el
«arco de inestabilidad» acuñado por el Pentágono.
Imaginad
a doctorandos en belicismo que examinan el tablero de ajedrez. Iraq recibió
debidamente su "conmoción y pavor" (a pesar de que a EE.UU. lo está
poniendo de patitas en la calle). Siria es un hueso demasiado duro que roer
para la incompetente OTAN. El Líbano (Hizbulá) solo se puede capturar si antes
cae Siria. Libia fue una victoria (olvidad una prolongada guerra civil),
Somalia es contenible por Uganda y Drones. Y el Sudán del Sur está en sus
manos. Eso deja –para los practicantes de la línea dura de la doctrina de
Dominación de Espectro Completo– la tentadora posibilidad de un ataque exitoso
a Irán como la máxima acción de destrucción creativa, volviendo a barajar todos
los naipes de Medio Oriente a Asia Central. El “arco de inestabilidad”
definitivamente desestabilizado. ¿Cómo lograrlo? Es tan simple, piensan los
belicistas. Convencer a Obama de que en lugar de pulverizarle los conservadores
besarán sus zapatos y será canonizado como el «re-acelerador» de la economía de
EE.UU. si solo va y libra otra guerra.
Fuente: Asia Times Online, 11 de noviembre de
2011.
Traducido
del inglés por Germán Leyens
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