BARACK
OBAMA: BIENVENIDO
AL MUNDO
DE
CAMILA VALLEJO Y SU FANTASMA
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Escribe
JUAN
FRANCISCO
COLOANE (*)
ARGENPRESS.info
22
diciembre 2011
.
(*)
Juan Francisco Coloane. Analista político,
periodista de nivel internacional. Escritor. Catedrático en la Escuela de Periodismo de la Universidad
de Chile desde 2004. Ha publicado ensayos, tales como ”LaOTAN amenaza los
equilibrios” “Chile:La geopolítica en los confines y resabios coloniales” “La
doctrina de seguridad global de moda” “Doha y la integración” etc. dentro de
una larga zaga.
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La
nueva ofensiva por contener las ideas del marxismo es global. Desde la
desaparición de la ex URSS se había apaciguado. Es el regreso del viejo
fantasma, más bien “un fantasma que nunca partió” y que está allí palpable en
un capitalismo que no se rinde a pesar de sus inconmensurables contradicciones.
Barack
Obama desnuda esa angustia de que el fantasma del comunismo o marxismo, está de
regreso en sus palabras de homenaje a Vaclac Havel. Habla de que el mérito del
ex presidente checo consistió en “exponer el vacío de una ideología represiva”.
Esta vez se equivoca Obama a plenitud.
Si hay
algo que la idea comunista exactamente no inspira es eso del vacío. Por el
contrario, es la que más atrae cuando hay pobreza y destitución capitalista.
Es
probable, que la idea marxista de analizar y formar una sociedad a partir de
ese análisis tenga defectos en cuanto a la cacareada libertad desde el
individualismo capitalista. También puede resultar su disciplina un tanto
agobiante a la hora de cumplir tareas en la causa del bien común. En ningún
caso es más represiva que las coordenadas de supervivencia que impone el
capitalismo.
Catalogar
al marxismo y su derivada política como de ideología vacía es todavía estar
esparciendo la idea del fantasma, en una lucha añeja en donde el argumento se
despedaza solo en medio de un planeta que desea vivir por sobre sus medios en
una suerte de “efecto demostración” colectivo hacia la auto destrucción.
En el
caso de Obama, a pesar de sus filigranas para equilibrar los desmanes de los
neocons en Europa, particularmente los de Merkel, Sarkozy y Cameron, el acoso
neoconservador del que padece le hace perder el horizonte.
Esta
pérdida del equilibrio en Obama, quién generó enormes expectativas en el mundo,
(porque al fin llegaba un progresista a la Casa Blanca), contrasta con la
sabiduría y la energía transformadora de una líder mujer como Camila Vallejo
surgida desde la izquierda y el marxismo.
Los
lectores de The Guardian británico eligieron a Camila Vallejo como personaje
del año" 2011 con el 78 % de los votos. La revista Time también la
menciona como uno de los personajes del año.
La
líder estudiantil chilena ha rebasado el medio local y el universitario con una
visión y manejo de los temas muy diferente a lo observado en los líderes de
mayor notoriedad.
Nos
hemos encontrado con el aire fresco de una líder que no representa los grupos y
las redes del gran capital repartidos con diferentes indumentarias.
Superó
en la encuesta al candidato natural, el tunecino Mohammed Buazizi, cuya
inmolación gatilló las revueltas en el mundo árabe.
Estas
cifras son producto del reconocimiento público genuino hacia una líder ya
posicionada aunque también hay un componente de la exposición mediática. Cuando
los medios exhiben gran despliegue para divulgar su imagen es válido preguntar
acerca de cuál es la imagen que se quiere divulgar.
Digamos
de entrada que el rostro que recorrió el mundo fue el de una voz criticando con
llegada masiva la concepción del modelo socioeconómico (1). Uno implantado en
la década de 1980 a sangre y fuego y que tiene al planeta en uno de los peores
estados de situación en su historia.
Camila
Vallejo también propuso medidas notables e inesperadas en un líder estudiantil.
Aparte
del fin del lucro y la gratuidad en la educación, hay una indispensable como es
la reforma constitucional. Estas ideas son aplicables globalmente, porque cada
vez más se observa la caducidad de los instrumentos que han contribuido al
estado actual. Uno de ellos son las constituciones (de las naciones) que han contribuido
a la instalación de modelos de administración y progreso cuyos resultados se
plasman en el estado actual del planeta.
Guerras
abiertas, holocaustos disfrazados, una economía despiadada, un sistema político
descompuesto en su matriz ética, forman un menú hostil e inmanejable, creado
por el modelo.
Los
europeos sienten que se despedaza el sistema y acuden al peor de los
nihilismos: Escogen los gobiernos más conservadores que se recuerde en Europa
como son los de Rajoy en España, Sarkozy en Francia, Merkel en Alemania y
Cameron en el Reino Unido. Ni hablar del resurgimiento reaccionario en los
países nórdicos Bélgica, Holanda y Portugal.
En
África Austral ya no se puede emigrar a Sud África que se ahoga con el influjo
de población externa, un PIB que no crece más del 3% anual y una crisis
económica desastrosa entre el segundo trimestre de 2008 hasta el primer
trimestre de 2010.
En
América Latina la oligarquía se aferra a viejas estructuras de poder
institucional como son las Constituciones de excepción para mantener los golpes
de estado como alternativa de gobernabilidad y otras formas de autoritarismo.
En Asia China, India y Japón, con sus expansiones provocan inquietud en los
países menos poderosos, frente a la posibilidad de ser absorbidos un día como
alguna vez lo fueron en el pasado.
Es el
estado en el mundo y es coherente preguntar: ¿Si lo que Camila Vallejo reclama,
es precisamente lo que la gente en el mundo reclama?
La
figura de atacar el modelo en sus bases no es popular sobre todo en dos
sectores. Uno representado por los que se han beneficiado desde la política. El
otro corresponde a los que lideran desde las corporaciones los bancos y la
propiedad del gran capital.
Al no
tener de por medio el socialismo soviético, el modelo no tiene a quién culpar
de sus desmanes y se ha infringido esta herida con todo el espacio a su
disposición.
Marca
el regreso del “fantasma” y de alguna idea escondida en la sombra de esta joven
mujer que habita en una tierra al fin del mundo.
Cuesta
creer que la estructura del poder acepte fácilmente, aunque sea en una
pequeñísima cuota, la participación de la idea comunista en la reconstrucción
social. Si fuera así, algo no funciona en alguna de las dos partes en pugna:
los que se movilizan para cambiar el modelo y los protectores.
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