Miercoles 21 de diciembre de 2011
BANQUEROS:
NUEVOS
DICTADORES
DE OCCIDENTE
Escribe
BRUNO
DOBRUSIN
De la
Central de
Trabajadores
Argentinos.
20 de
diciembre de 2011
.
En la
década de 1990, las protestas contra las medidas neoliberales en Latinoamerican
fueron denominadas “protestas contra la austeridad”. Parecían haberse alejado
de la escena global. Pero no, volvieron. El 30 de noviembre, más de dos
millones de trabajadores estatales se movilizaron en el Reino Unido. Los
griegos no fueron menos, y el 1º de diciembre decretaron el séptimo paro
general contra las medidas de ajuste.
El 2 de
diciembre las tres centrales sindicales de Bélgica realizaron un paro general
contra las medidas económicas del nuevo gobierno. El lunes 12 de diciembre las
tres centrales obreras italianas más grandes organizaron una huelga general
contra el “Decreto Salva Italia” del nunca votado nuevo premier Mario Monti. El
mismo día, en Portugal, la CGTP, principal confederación sindical, realizó un
paro general contra el ajuste. El martes 13 no se quedó atrás, y también presenció
huelgas generales contra las medidas de ajuste en Francia y Chipre.
La
lista podría continuar y no es casualidad que el epicentro sea Europa. Estas
manifestaciones tienen un denominador común en las medidas de ajuste, pero
también lo tienen en quienes promueven estas medidas: los banqueros, los nuevos
dictadores de occidente.
Se
destaca exactamente lo mismo: son tecnócratas, apolíticos que provienen de un
repollo galáctico con el sólo interés de ayudar a salir de la crisis actual. Es
banquero el nuevo primer ministro de Italia, Mario Monti. También lo es el
primer ministro consensuado en Grecia, Lucas Papademos. Las coincidencias no
provienen sólo de la naturaleza de su profesión, sino de su origen laboral.
Desde
hace ya unos años que uno de los principales bancos de inversión del mundo,
Goldman Sachs, promueve el “acercamiento”, aunque el término adecuado sería el
tristemente célebre de “relaciones carnales” acuñado durante el gobierno de
Carlos Menen (1989-1999), mediante funcionarios que respondan a sus intereses.
Repasemos la lista:
MARIO
MONTI El primer ministro italiano fue asesor internacional de Goldman Sachs;
PETER
SUNTHERLAND, el Fiscal General de Irlanda durante el rescate financiero, fue
director no-ejecutivo de Goldman Sachs International Antonio Borges, hasta hace
unas semanas encargado del Departamento Europa del FMI, fue vice-presidente de
Goldman Sachs International;
OTMAR
ISSING, antiguo miembro del directorio del Banco Central Alemán y del Banco
Central Europeo, es asesor internacional de Goldman Sachs;
KAREL
VAN MIERT, ex-Comisionado para la Competencia de la Unión Europea, también fue
asesor internacional de Goldman Sachs;
PETROS
CHRISTODOUFOU, jefe de la Agencia Griega para el manejo de la Deuda, comenzó su
carrera en Goldman Sachs;
LUCAS
PAPADEMOS, actual primer ministro ‘tecnócrata’ de Grecia, fue presidente del
Banco Central de Grecia en el momento en que un acuerdo controversial con
Goldman Sachs permitió esconder el tamaño de la deuda griega;
MARIO
DRAGHI, el flamante presidente del Banco Central Europeo, fue director general
de Goldman Sachs.
¿Son
demasiadas coincidencias? O quizás sea que Goldman Sachs se ha convertido en un
excelente lugar para la formación de cuadros que luego pegarán el salto hacia
funciones gubernamentales para garantizar que no haya giros “sospechosos” para
resolver las crisis.
Las
medidas propuestas por los gobiernos de Europa frente a la crisis tienen como
común denominador a dos palabras: “disciplina” y “austeridad”. Ambas están
íntimamente relacionadas. Sería complicado explicar una sin la otra. La
disciplina se relaciona con las cuentas públicas, el manejo de los déficit como
el gran problema que tiene los gobiernos europeos. La austeridad viene por el
lado de los gasto sociales, que incluyen reducciones de salarios de empleados
públicos, despidos masivos, quita de beneficios en los subsidios de desempleo,
extensión de la edad jubilatoria y suba de impuestos regresivos, como el
Impuesto al Valor Agregado (IVA). La receta se repite, sin errar, de un país a
otro, con el amenazante ojo del Banco Central Europeo controlando qué se gasta,
cómo y cuándo.
Los
ajustes promovidos por los gobiernos tecnocráticos, en conjunto con el Banco
Central Europeo, están generando impactos sociales masivos, de los cuales no
debería sorprender un incremento y una profundización de las medidas de
protesta. El mejor ejemplo es Grecia. De acuerdo a la investigadora Noelle
Burgi, los salarios están cayendo entre un 35 y un 40 por ciento en algunos
sectores, nuevos impuestos se están creando, con aumentos en las tasas a la
propiedad, la electricidad.
El
gobierno ya estipuló que de ahora a 2015, unos 20,000 empleados públicos,
mayores de 53 años serán “semi-jubilados”, con lo cual serán mandados a sus
casas con el 60 por ciento de sus salarios básicos. El desempleo oficial es de
16,6 por ciento, mientras que en la juventud asciende al 40%. En fin, es una
situación de verdadera tragedia, y no en referencia al género literario.
Las
protestas que marcamos en el comienzo de este artículo sólo se van a
incrementar a medida que los gobiernos decidan continuar con los programas de
ajuste como única alternativa a la salida de la crisis. Los banqueros-en-jefe
quizás no entiendan, debido a su natural “tecnocratismo” que las soluciones,
incluidas aquellas de índole económicas, son políticas, y para eso tiene que
animarse a escuchar las demandas populares y a promover mayor participación.
La toma
de decisiones actual está dejando a los pueblos europeos totalmente excluidos
de la mesa de negociación, tanto a nivel nacional como regional. La falta de
participación popular en decisiones claves está mostrando que estamos ante
nuevos dictadores, más modernos, sin armas en la mano, pero con una propuesta
unificada basada en una creencias religiosa: la ponderación del dios mercado.
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