Martes 31 de enero de2012
LA DEUDA ESPAÑOLA
EL PROBLEMA NO ES DE LA SOCIEDAD
SINO QUE CORRESPONDE A LOS BANCOS
En base a una intervención
de MIREN ETXEZARRETA (*)
Escribe
ENRIC LLOPIS
Publicó “Rebelión”
30 de enero de 2012
(*) MIREN ETXEZARRETA, Escritora,
investigadora, onferencista. Columnista en la “Revista de economía critica”
Catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y
Doctora por la London School of Economics.
.
El ciudadano mínimamente atento a los medios de comunicación
podría concluir que el Estado Español sufre una crisis crónica de
endeudamiento, de la que sólo se saldría con austeridad y terapias de choque.
La Catedrática Emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, Miren
Etxezarreta, critica este alarmismo y ha resaltado que el problema de la deuda
española “no es de los ciudadanos, sino fundamentalmente de los bancos”.
La coautora de los libros “Qué pensiones qué futuro” y
“Crítica a la economía ortodoxa”, además de colaboradora del diario Público y
del Seminario de Economía Crítica Taifa, ha dedicado su intervención en el
cuarto taller de la Academia de Pensamiento Crítico, organizada por Socialismo
21 y El Viejo Topo, a desmontar algunas de las “falacias” que la ortodoxia
impone en la actual crisis. Muchas de ellas, en relación con los problemas
generados por el endeudamiento.
De entrada, se repite hasta la saciedad que el Estado
Español ha de afrontar una grave crisis de su deuda soberana, cuando la tasa de
endeudamiento público se sitúa en torno al 66% del PIB. A juicio de
Etxezarreta, “no es muy elevada”, más aún si se compara con el 200% de Japón
(aunque casi toda financiada con ahorro interno), el 73% de Alemania, el 76% de
Francia o la media del 84% en la zona Euro. Además, ha agregado la economista,
“la mitad de la deuda pública española está financiada con capital interno”.
¿Dónde radica, entonces, el quid de la cuestión? En el
endeudamiento privado y, sobre todo, en la deuda exterior, que se sitúa en el
167% del PIB. “Las empresas españolas han importado más de lo que han
exportado; pero, sobre todo, con la burbuja inmobiliaria, la banca pidió
créditos al exterior para a su vez conceder préstamos al sector de la
construcción; ¿por qué hemos de pagar ahora los ciudadanos esa deuda? No es
nuestra, sino fundamentalmente de los bancos”, ha insistido Etxezarreta.
Es más, la deuda externa española (167%) se halla en el mismo
nivel que la griega o la alemana, y muy por debajo de la de Reino Unido (413%).
Ahora bien, la economía española presenta una dificultad añadida de la que se
habla poco en relación con el endeudamiento: la debilidad del sistema
productivo. “Los que nos prestan el dinero saben que nuestra economía real
tiene problemas muy serios, que actualmente sólo generan valor el turismo y los
automóviles; es la resaca de la burbuja inmobiliaria; otros países como Francia
o Bélgica, afrontan con más facilidad su endeudamiento exterior porque
conservan un sistema productivo más potente”.
Otro mito en relación con el déficit y la deuda pública.
Resulta de sentido común que cuando llega la crisis (a España, en el segundo
semestre de 2007), caen los ingresos del estado como consecuencia del descenso
de la actividad económica. Pero, ¿Qué se oculta tras esta realidad de
Perogrullo? Las reformas fiscales que desde principios de los 80 se han
acometido en todo el mundo, también en España, y que han vaciado al estado de
recursos.
Miren Etxezarreta recuerda que la reforma fiscal de
Fernández Ordóñez en 1977 –“importante y necesaria”- situó el tipo más elevado
del IRPF en el 66%. En 2006, las rentas más altas pagaban el 42% en concepto de
impuesto sobre la renta. Los efectos de las contrarreformas fiscales se
visualizan poco mientras perdura el boom inmobiliario, pero con la crisis se
hace patente la mengua de los ingresos estatales, y aumenta el déficit. En
paralelo, señala la economista, se crearon figuras impositivas especiales para
fondos de inversión o SICAV (sociedades en las que los más ricos guardan sus
capitales). Así se explica en buena medida que el superávit del 1% en 2007 se
tornara en un déficit público del 11,4% en 2009.
También se habla frecuentemente de “rescatar” el sistema
financiero. Otra falsedad, según la profesora emérita de la UAB. “Desde el
inicio de la crisis el estado ha proporcionado un apoyo masivo a bancos y cajas
de ahorro; se dice que hay que salvar el sistema financiero; si fuera así,
sería razonable; considero que en el marco económico vigente hacen falta
entidades financieras; pero la cuestión es que se salva realmente a los
propietarios de los bancos, y aquí está la trampa”. “Hay otras medidas, como la
creación de una banca pública, que ni siquiera se han considerado”, concluye la
docente.
Otro de los tópicos que ha hecho fortuna es la reducción a
caricatura de los ciudadanos de la periferia europea. Si no fuera suficiente
con la sigla PIGS (en referencia a Portugal, Italia, Grecia y España), Merkel y
la prensa alemana dibujan el estereotipo del laborioso obrero alemán que con
sus impuestos financia el buen vivir de los países del sur. Esto legitima para
exigir planes de austeridad que garanticen el pago de las deudas contraídas con
los bancos alemanes. Según Miren Etxezarreta, “así se oculta que los
trabajadores germanos llevan una década soportando reducciones salariales y
pérdidas de poder adquisitivo”.
Al final, “la economía es realmente simple”, asegura. “Otra
cosa es la jerga que emplean los gurús”. Y los mitos interesados. Como el de
que no hay dinero para poner en circulación y reactivar la economía. España
produce al año el doble que en 1977 mientras que la población ha crecido un
25%. Por tanto, sí hay dinero disponible, pero ¿Dónde está? “En el capital
financiero”, responde la docente. “Hay más millones que nunca; el gran problema
es cómo se distribuye la renta nacional; está muy mal repartida; y de esto
tampoco se habla”.
Las cumbres europeas tampoco representan ninguna
alternativa. Según la catedrática de Economía Aplicada, “se han convertido en
una algarabía en las que no se resuelve nada; podrían haberse adoptado medidas
como la compra masiva de bonos de deuda pública por parte del Banco Central
Europeo (BCE) o la emisión de eurobonos para frenar la especulación; pero no
existe el menor interés en que la UE funcione como colectivo, y en que los
países más poderosos apoyen a la periferia de Europa”.
Hay situaciones, además, que suponen “el colmo del
surrealismo”. Como cuando el Banco Central Europeo presta 200.000 millones de
dólares al Fondo Monetario Internacional, para que a su vez se los preste a los
países de la zona euro; o cuando el BCE no puede otorgar créditos a los países,
pero sí a los bancos privados, que los suscriben a un interés del 1% y emplean
estos fondos en la compra de títulos de deuda española a intereses del 4-5% o
de bonos griegos al 8%. En conclusión, subraya Etxezarreta, “hay un diseño muy
claro para destruir las condiciones de vida que habíamos construido tras las
luchas de generaciones de trabajadores; y todo para el lucro de una cúpula muy
pequeña, que quiere mantener a toda costa su tasa de beneficios”.
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