Lunes
30 de enero de 2012
TAL VEZ
VEA COMO SU ÚNICA SALIDA
LOS CAMINOS DE LA DELINCUENCIA…
Escribe
EMILIO
ROMERO ELE (*)
(Desde
Brasil. para
ARGENPRESS
CULTURAL)
28 de
enero de 2012
.
(*) EMILIO ROMERO ELE (BRASIL–Sao Paulo). Psicólogo.
Ha escrito 18 libros de su especialidad, novelas, cuentos y ensayos, dijo en
uno de los prólogos que…” ¿Dónde podría el psicólogo, el psicoterapeuta encontrar un mejor fundamento
para su trabajo, que en una psicología del existir?” Publica en varios medios,
de Brasil y del continente.
.
Sin
entender nada de cómo funciona el sistema social, el niño es probable que vea
como su única salida el crimen y todas las formas de la delincuencia. Sus
únicos modelos a ser imitados son los traficantes, los matones del sector, esos
que imponen el terror en su favela.
En este
momento pienso en el horror que espera y se impone como destino inexorable para
los millones de niños que viven en las favelas de este país, y de los otros.
Pienso no tanto en su miseria material, que ya es horrible, mas en la privación
de todos los bienes que una criatura pequeña merece.
Será
criado por una madre sufrida, constantemente irritada, sufriendo el desespero
de no poder atender a las necesidades básicas de sus hijos. Será privado de una
educación básica que le enseñe el respeto, la buena voluntad, la confianza en
sí mismo y en el próximo.
Tendrá
como maestros a ser imitados la violencia, la grosería, la crueldad gratuita de
los mayores, el escarnio de los habitantes de los sectores más acomodados.
Nunca llegará a comprender la importancia de saber leer, escribir y pensar de
acuerdo con principios universales válidos. Vivirá envuelto entre los deseos
que le propone la TV y su impotencia para realizarlos.
Vivirá
en la permanente frustración de no obtener nada de lo que esas imágenes le
proponen como los supremos bienes. Sentirá que hay una injusticia atroz que lo
condena a la humillación, al desprecio, a la violencia.
Ese
niño entenderá que sólo tiene un camino, el camino del odio y de la
destrucción, de la ley del más fuerte, aunque su fortaleza apenas revela su
impotencia y su debilidad.
Sin
entender nada de cómo funciona el sistema social, verá que su única salida será
el crimen y todas las formas de la delincuencia. Aprenderá por los modelos que
imponen los traficantes en las favelas que la única ley imperante en el mundo
de los ricos y de los pobres es la fuerza y la violencia implacables.
Algunos
de esos niños escaparán de ese destino, ciertamente. No todos, mas la inmensa
mayoría de ellos está condenado a ejercer los oficios peor pagados y más duros,
recibiendo un salario apenas suficiente para atender sus necesidades
vegetativas.
Por
compensaciones tendrá un par de cervezas en el boliche de la esquina, una mujer
en la cual descarga sus deseos y su furia cada vez que se presenta la ocasión y
un grupo de colegas con quien habla sobre fútbol y de lo bueno que sería
acostarse con una chica que acaba de pasar bamboleando las caderas.
Terminarán
como operarios sin calificación suficiente como para prosperar en el mercado y
en el sistema de valores dominantes en la sociedad capitalista. Serán esclavos
del sistema, aunque tendrán la libertad limitada de escoger entre las modestas
propuestas que le ofrece su condición de ciudadanos de Sexta categoría y la
búsqueda de las mil formas de pillerías que se imponen en todos los círculos
sociales.
¿Ganarán
el reino de los cielos alguna vez?
No hay comentarios:
Publicar un comentario