miércoles, 4 de enero de 2012

EN EL REINO DEL MERCADO, LOS BANCOS NO ESTÁN SUJETOS AL JUEGO PERVERSO DONDE SE PIERDE Y SE GANA…


Jueves 5 de enero de 2012

CAPITALISMO:
LA TORMENTA PERFECTA

Escribe
ESTEBAN VALENTI (*)
Levantado de
UyPress
( Agencia Uruguaya de Noticias)
2 de enero de 2012
.
(*) ESTEBAN VALENTI nació en Italia en 1948, ese mismo año emigra con su familia a Argentina. En. 1961 se radica en Uruguay. evalenti@tips.org.uy , es periodista,comunicador. Coordinador de Bitácora, publicación semanal del diario La República, Montevideo. Dirige Agencia de Noticias UYPRESS. Escritor. Tiene en su haber varios libros exitosos sobre la realidad nacional.     http://blogs.montevideo.com.uy/navegaciones .
.
El sistema capitalista o la eufemísticamente llamada “economía de mercado” vive hoy una tormenta perfecta en la que se suman varios cataclismos: un huracán financiero de los grandes bancos, un maremoto de las deudas públicas de los países europeos, un terremoto económico y social y por último un tsunami de desconfianza global.
Pero el sistema capitalista viaja en una nave que considera imposible que se hunda, la nave perfecta, inmune a todo tipo de cataclismos y sobre todo a cualquier alternativa porque ha descubierto la capacidad de transformar las tormentas en alimento y en sustento ideológico y material.

No lo mata, lo transforma, lo fortalece, lo adapta a todos los vientos. Ese es su lema. Es más lo depura, concentra la riqueza y amplía la brecha entre los más pobres que crecen en número y en desgracias y los más ricos, que crecen en miles de millones acumulados. Esta no es una afirmación interesada, surge de todos los datos, incluso los más interesados por ejemplo de la revista Fortune.

VEAMOS:
El corazón del sistema es el sistema financiero mundial sin el cual el capitalismo no funciona. Los “mercados”, es decir las bolsas funcionan porque existe el sistema bancario y financiero mundial, compuesto por el ahorro privado, fondos de inversión privados pero con recursos sociales, y grandes recursos públicos que deberían utilizarse en beneficio o para la colectividad que los aporta. Pero las cosas funciona de manera algo diferente.

El sistema bancario si no recibe los ahorross y la acumulación de la riqueza de todos los que pueden hacerlo, los muy pequeños, los medianos, los grandes y los estatales, nada sería posible. Los bancos privados son el núcleo duro de ese sistema. Ellos administran, invierten, prestan los dineros de sus clientes. Y han demostrado que lo hacen con mucha desenvoltura y alegría, hasta ponerlos en serio riesgo.

Esta semana el Banco Central Europeo puso a disposición de los bancos- en medio de una enésima tormenta – la módica cifra de 489 mil millones de euros. Comparemos, el último ajuste de Italia fue por 31 mil millones de euros y el de España de 16.500 millones de euros. Estas dos cifras insignificantes comparadas con la colosal asistencia a los bancos.

Es que el corazón del sistema se ha blindado, encontró la forma para navegar en la tormenta perfecta pasándole las cuentas a los Estados nacionales o supranacionales (Unión Europea) ¿Por qué? Muy simple, porque si ellos se funden se cae toda la estantería, se hunde la nave, por ello se sienten a salvo. Blindados.

En el reino del mercado, de la demanda y la oferta perfecta, ellos, los bancos no están sujetos a ese juego perverso donde se pierde y se gana, no, ellos siempre pueden ir a golpear a la puerta del Estado y reclamar que los salven. Bancos y banqueros.

Algunos como Lehman Brtothers y otros quedan por el camino luego de haber enriquecido a banqueros y ejecutivos de asalto, pero el sistema sigue en pie y navegando, eso si con el viento indispensable de los recursos públicos.


Ese corazón financiero acorazado es, además el que absorbe los déficit financieros de los Estados, comprando bonos de deuda soberana y por lo tanto participando de la gigantesca ruleta financiera global. En esas compras de activos “venenosos” no comprometen los recursos de los dueños de los bancos, no, ellos se guían por aquel dicho portugués de que “sólo los burros trabajan con el dinero propio”. Ellos invierten de los fondos de pensiones, de ahorristas, de depositantes, de todo lo que le caiga a mano porque saben que llegado el momento vendrán a salvarlos.

Y los salvadores son varios, por ejemplo tienen el gigantesco salvavidas de las calificadoras de riesgo. Si esas beneméritas empresas, supuestas guardianas de la transparencia y que se comieron sapos y dragones del tamaño de Enron, o Lemhan Brothers o Parmalat, y en Uruguay los bancos de los Peirano y de los Rohn, utilizaran el mismo criterio que emplearon con nuestros países en la crisis del 2001-2002 o en otras oportunidades, los mismos idénticos parámetros, la Unión Europea en su conjunto ya debería haberse caído del triple “A” hace varios meses. Países y bancos.

Pero tienen piedad con sus principales clientes y los mantienen en la categoría de “grado inversor” aunque todos los porcentajes le dan horrible: déficit fiscal, crecimiento de la economía, ratio del endeudamiento sobre el PBI, porcentaje de activos venenosos en sus carteras bancarias etc etc. Ellos son triple A y nosotros que hemos mejorado en todo sentido, al punto que los mercados nos compran 2.000 millones de dólares en pesos uruguayos ajustables, hace solo tres semanas, nosotros esperamos de su gracia y misericordia. El sistema está perfectamente organizado como una banda.

Hay que reconocerles imaginación para el blindaje total, también en el plano ideológico. Ellos han logrado instalar en la prensa, en la imagen que proyectan al mundo, la idea de que una fuerza sobrenatural e incontrolable los azota y que el sistema no tiene ninguna responsabilidad.

Los millones de millones gastados en las múltiples guerras no tienen nada que ver con el enorme déficit de los Estados Unidos y varios países de Europa. Como el caso de Grecia un pequeño país con un presupuesto militar monstruoso desde hace década debido a las tensiones con otro país de la OTAN, Turquía.

Todos los planes de ajuste, las llamadas maniobras financieras parecen cortadas todas por la misma tijera: reducir todas las conquistas sociales, jubilaciones, salarios, derechos, salud, servicios públicos y ni un céntimo de ajuste a los ricos, a los bancos, a los responsables directos de la crisis.

Y allí viene la otra gran operación ideológica, la respuesta sagrada: es que la economía es para ellos una ciencia exacta que solo ellos pueden manejar y manipular con la tecnología adecuada. Los infieles debemos someternos.

Si este es el destino último de la humanidad, la verdad es que más de 5.000 años de historia nos trajeron a un puerto deplorable y blindado y enemigo de las más elementales sensibilidades. Al sistema “perfecto” y final.

No hay comentarios: