Jueves
12 de enero de 2012
UN DÍA
AMANECERÁ
Escribe
SILVANA
MELO (*)
(ARGENPRESS)
Agencia
APE (**)
11 de
enero 2012
.
(*)
SILVANA MELO nació en Olavarría el 30 de
agosto de 1961. Es periodista gráfica y radial, escritora y militante social. Tiene a su cargo la Agencia de
Noticias “Pelota de Trapo” (APE).
agenciapelota@pelotadetrapo.org.ar .
que tiene su campo de acción en areas carenciadas y marginadas.
.
Hay un
país que no aparece. Empujado a las sombras, acorralado en el mosaico de tierra
que le dejaron, donde no se alcanza a apoyar el pie. En ese país -en un
rinconcito de Formosa- el hijo del qom Félix Díaz fue atacado dos veces en
sesenta días. La primera vez, con su niño. Tiene pavor de denunciarlo. Es que
sabe que todos son el mismo. Que el monstruo tiene mil caras pero es el mismo
monstruo.
Hay un
país escondido, solo, apaleado, hambreado, corrido a balazos de la visibilidad
de la ruta, destronado de su reinado mínimo ancestral y sereno, matado y
muerto, saqueado y seco, flaco de hambre y ajado de sed. Un país reivindicado
en los libros y en los discursos pero abandonado en los hechos, embretado entre
las topadoras y la voracidad del agroempresariado avalado y legitimado por
poderes políticos subsidiarios del mayor.
Un país
campesino pobre en Santiago, de tierra sembrada para la vida, de Cristian
Ferreyra asesinado por los sicarios, un país originario de qoms perseguidos en
Formosa, de muertos, de golpeados como escarmiento, de chozas quemadas, un país
asesinado y victimizado que no aparece. Ni en los medios que fundan la agenda
ni en los escritorios oficiales ni en los diarios del monopolio ni en la prensa
anuente ni en la tapa de Caras ni en los noticieros que imponen una muerte
sobre otra, bajo la ley de la truculencia y la arbitrariedad.
Félix
Díaz es el representante de la comunidad qom La Primavera, de Formosa. Fue el
que se plantó en huelga de hambre en el centro de la 9 de Julio, en el despacho
donde atiende dios, después del ataque feroz del 23 de noviembre de 2010.
Cuando el país los vio, cortando la ruta 86 para pedir por sus tierras. Suyas,
desde siglos atrás. Suyas ab origine. Tierras en las que resisten y resistirán.
Aunque vengan a ponerles el pie encima. Y a toparles los ranchos con máquinas.
A incendiárselos con sus cositas adentro. Y a matarlos como a Roberto López, de
un balazo. O como al pilagá Mario López, al otro día del 23, cuando iba para la
tierra a sumarse y lo atropelló un auto en Estanislao del Campo. Y dicen que no
fue un accidente.
Félix
Díaz vive en Formosa. Una de las provincias más pobres del país
agroalimentario. Del país que da de comer a 400 millones de personas pero a
muchas de las suyas le quita la tierra donde sembrar su maíz, amasar su pan y
cazar su carpincho. Donde vivir, con la dignidad de compartir lo que hay y lo
que no. La carne asada y el hambre. Para todos.
Es el
representante de la comunidad qom, elegido por la comunidad qom. Cuando decidió
no comer, en medio de la 9 de Julio, erizó las pieles del poder. Le plantaron
otro cacique para neutralizarlo. Pero en las elecciones de la comunidad la
comunidad lo volvió a elegir. Lo combatieron por todas las esquinas. Gildo
Insfran les mandó la policía brava. Y los sicarios de los sojeros apalean a su
hijo y a su nieto.
En sus
terrenos sobrevivientes hace mil grados de calor y ya no hay agua. Sus casitas
se queman de nada, los médicos no llegan, nadie habla su lengua y están solos.
Solos. Yael, hijo de Roberto López, relataba a APe en marzo, en medio del ruido
de la ciudad voraz: “En La Primavera no somos muy inteligentes, pocos pueden ir
a la escuela: las primeras veces, en que iba porque mi papá me mandaba, yo
volvía y le decía `no quiero ir más. No sé lo que hablan allí`”.
Poco
tiempo después fueron desalojados por la policía y miembros de La Cámpora, en
un episodio presentado en las vidrieras sociales con oropeles y moños de
negociación democrática. Aun sin ley antiterrorista, más de 30 aborígenes qom
están procesados por cortar la ruta, convertidos en victimarios en medio de sus
muertos, de sus chozas quemadas, de sus hombres y mujeres con los brazos rotos
y la dignidad plagada de hematomas.
El
Estado despliega todo su aparato represivo y segregatorio para desconocerlos,
desnudarlos de sus derechos y cerrarles la Constitución en la cara surcada por
saqueos atávicos. Como en Jujuy, cuando cuatro murieron por quince hectáreas
que el Ingenio también se llevó, como en Santiago del Estero, cuando Cristian
Ferreyra regó de sangre su parcelita de Monte Quemado, a La Primavera le
quieren fumigar las mariposas donde viven sus ancestros y plantarles el sojerío
brutal que agotará la tierra y los dejará al borde de algún camino, en la
soledad del que no es. Sin nombre, ni pueblo, ni tierra donde afirmar los pies
y ponerse a morir cuando llegue la hora.
Nadie
oyó el pedido que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le hizo
al Estado argentino. Le exigió garantizarles la vida “contra posibles amenazas,
agresiones y hostigamientos por parte de la policía, la fuerza pública y otros
agentes”. Pero Gildo Insfran gobernará Formosa por cuatro años más y es soldado
presidencial en el país empobrecido donde el Estado emplea, cesantea, reprime,
alimenta, destierra, hace pobres y los hace clientes.
Desde
setiembre se huele el peligro más fuerte. Cuando uno de los nietos de Díaz se
salvó del fuego que ardió en su casa. Dos meses después el hijo de Félix Díaz,
de 17 años, y su nieto de 11 se pegaron a la tierra cuando sintieron la
balacera. A la tierra ya ocupada por la familia de un terrateniente pero que
les pertenece. El 7 de enero, ayer no más, el hijo menor de Díaz fue atacado,
cortado y golpeado. No quería ir al Hospital. Cree que los monstruos están en
todos lados. Que son todos el mismo monstruo. Que lo buscarán donde esté. Y le
sacarán la tierra. Es decir, la vida.
En el
medio de la noche, que parece para siempre, siguen colgando como estrellas las
palabras de Gabino Zambrano a APe, aquella tarde de marzo en el ombligo urgente
de la ciudad. “Las cosas van a cambiar. Es el mandato de la naturaleza. Como
que hay una noche y un día. Como que mañana saldrá el sol. Así el mundo
indígena pisoteado va a amanecer”.
.
(**)AGENCIA DE NOTICIAS PELOTA DE TRAPO
Nuestra Agencia instala su palabra en una sociedad
asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde
los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos
elegidos por la suerte.
Como herramienta comunicacional, se propone impactar
en la opinión pública y en los mismos comunicadores sociales, promoviendo una
revisión sistemática del paradigma cultural dominante. Se trata de mover -y de
conmover- a esa sociedad que ha marcado con un estigma descalificante al
excluido, y que levanta barreras infranqueables para los niños y jóvenes
nacidos en la pobreza, lo mismo que para las familias de donde ellos provienen.
Toda acción que contribuya a hacer visible y
conciente el hecho -lacerante- de que hemos desterrado a millones de niños y
aceptamos, cotidianamente, el inaceptable crimen del hambre; toda acción que
lleve a los colectivos humanos a indignarse y a impulsar un cambio, es para
nosotros palabra de cristal.
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utilizando básicamente tres herramientas: esta página web que se actualiza a
diario, un boletín electrónico semanal enviado a los suscriptores y una revista
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