Jueves
12 de enero de 2012
LA
CAUSA PRINCIPAL DE TODAS
ESAS INJUSTICIAS
Y DESIGUALDADES
Escribe
HOMAR
GARCÉS (*)
Publicó(ARGENPRESS.info)
.
(*)
HOMAR GARCES –(Venezuela) Militante revolucionario del Movimiento por la
Democracia Directa (MDD) Kaos en la Red, información libre y alternativa.
Contra información. Noticias de actualidad, estado español, internacional,
opinión, laboral y economía. En su Blog se autodefine: “Escritor venezolano de
columnas de opinión y análisis. De formación y vocación revolucionarias, dedica
parte de su tiempo a la difusión de los ideales revolucionarios que tienen
lugar actualmente en Venezuela y, por extensión, en América Latina.”
.
El
escenario de pauperismo extremo que se cierne apocalíptico sobre muchas
naciones otrora caracterizadas por sus altos niveles de prosperidad material,
así como el desempleo masivo al cual están condenados millones de hombres y
mujeres que sólo disponen de su fuerza de trabajo para sobrevivir dignamente,
las protestas callejeras de igual cantidad de personas en contra de las medidas
económicas adoptadas por sus gobiernos.
Siguiendo
las recomendaciones de quienes produjeron las crisis que sufre el sistema
capitalista en su empeño por mantener y reforzar la injusta forma de
distribución de la riqueza generada entre todos; sin olvidar la degradación y
explotación irracional del medio ambiente que ha provocado un cambio climático
que amenaza la existencia de toda forma de vida, sitúan al capitalismo como la
causa principal de todas las injusticias y desigualdades padecidas en todo
nuestro planeta.
Todo
ello representa el sometimiento de más de la mitad de la humanidad a
condiciones de vulnerabilidad que ponen en entredicho la soberanía, los
derechos humanos, la seguridad y bienestar que le corresponde. Para la ética del
mercado son daños colaterales que no pueden impedir su finalidad suprema: la
obtención pronta y segura de mayores ganancias.
.
.
Así,
“las bases individualistas, utilitaristas y pragmáticas que fundamentan
filosóficamente el capitalismo”, al decir de Pedro Henríquez Ureña, justifican
que tal panorama sea visto por muchos ciudadanos del mundo como un mal
necesario ante la carencia de fórmulas inmediatas que lo superen exitosamente,
cosa que afecta, incluso, a quienes propugnan su liquidación mediante la implantación
del socialismo revolucionario, vistos los cambios habidos en aquellos países
que, como China, Vietnam y Cuba, lo asumen como su sistema político.
No
obstante, hay una realidad creciente en oposición a las injusticias y
desigualdades derivadas del capitalismo, extendida ahora a Europa y Estados
Unidos donde sus poblaciones resienten lo que se está haciendo para salvarlo de
la crisis en que se halla. Esto impone en algunos la convicción que el sistema
capitalista se halla en su fase final, sin embargo, las guerras neocoloniales
asumidas conjuntamente por las camarillas gobernantes de Europa y Estados
Unidos buscan suministrarle nuevos aires de vida.
Lo cual
supone que nada impedirá que la entidad burocrático-financiera transnacional
que representan avasalle a cualquier nación del mundo en su interés mercantil
por controlar los recursos naturales estratégicos que ésta posea. De esta
manera, las potencias capitalistas, con Estados Unidos a la cabeza, buscan
asegurar su preponderancia por encima del resto del planeta, así ello implique
el desconocimiento y la violación sistemática del derecho internacional.
Como lo
indica Wim Dierckxsens, en su obra La transición hacia el postcapitalismo: el
socialismo del siglo XXI, “la relación mercantil, al totalizarse, produce
distorsiones graves en la vida humana y en la naturaleza. La relación mercantil
totalizadora se fundamenta en la ética `sálvese quien pueda’, que finalmente no
salvará a nadie. Esta ética constituye una amenaza para toda la vida humana y
natural. En la guerra económica por el reparto del mercado mundial no cabe ni
siquiera todo el gran capital.
Con
ello la guerra por el reparto del mercado mundial sobrepasa el ámbito económico
y tiende a alcanzar dimensiones militares. Esta ética de salvarse a toda costa
de todo y todos no salvará a nadie, aunque generará un sufrimiento cada vez más
amplio e insoportable para amplias mayorías. En medio de este dolor se genera
la resistencia mundial contra la globalización. Esta resistencia no solo
deslegitima al propio sistema sino además genera una ética alternativa: la
ética solidaria”.
Esto
último es lo que forja algunas esperanzas. Mientras, identificado el causante
principal de todas las injusticias, explotaciones y desigualdades por la
humanidad en su conjunto, es necesario trabajar concienzudamente respecto a su
alternativa revolucionaria, el socialismo, de modo que no se apele simplemente
a ilusiones filantrópicas, cuyo efecto es sólo apariencia, sin soluciones
definitivas, sino que se tienda a su realización plena y a su consolidación.
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