Jueves
19 de enero de 2012
¿CÓMO ESTÁ EL SUEÑO?
Escribe
PAUL
KRUGMAN (*)
Fuente:
The New
York Times
18 de
enero de 2012
.
(*) PAUL ROBIN KRUGMAN (1953) es un economista, divulgador y
periodista norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos.
Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad
de Princeton. Desde 2000 escribe una columna en el periódico New York Times y,
también, para el periódico peruano Gestión y el colombiano “La República”. En
2008 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía. Ha escrito más de 200
artículos y 21 libros -alguno de ellos académicos
.
"Yo
tengo un sueño", declaró Martin Luther King, en un discurso que no ha
perdido nada de su poder de inspiración. Y parte de ese sueño se hizo realidad.
Cuando King habló -en el verano de 1963- Estados Unidos era una nación que
negaba los derechos básicos a millones de sus ciudadanos simplemente porque su
piel era del color equivocado. El racismo en la actualidad ya no figura en la
ley. Y si bien de ninguna manera ha sido desterrado de los corazones de los
hombres, su control es mucho más débil de lo que una vez fue.
Digamos
lo obvio: si vemos una foto del presidente Obama con su gabinete apreciamos un
grado de apertura racial - y de apertura a las mujeres, también - que habría
parecido casi inconcebible en 1963. Al conmemorar el cumpleaños de Martin
Luther King tenemos algo muy real para celebrar: el movimiento de derechos
civiles fue uno de los mejores momentos de los Estados Unidos y nos mostró como
una nación fiel a sus ideales. Sin embargo, si King pudiera ver hoy a los
Estados Unidos creo que se sentiría decepcionado y pensaría que su trabajo está
lejos de realizarse.
Soñaba
con una nación en la que sus hijos "no serían juzgados por el color de su
piel sino por el contenido de su carácter." – Pero nos convertimos en una
nación que juzga a sus hijos por el importe del cheque que reciben a fin de
mes. . Y en Estados Unidos, más que en la mayoría de los países ricos, el
importe de su cheque de pago está fuertemente correlacionado con el importe del
cheque de su padre. Adiós Jim Crow.
Hola, sociedad clasista.
La
desigualdad económica no es inherentemente una cuestión racial y su crecimiento
sería preocupante aunque no fuera así. Sin embargo, es lo que hay y el
desfasaje de nuestros ingresos está muy relacionado con lo racial. Y King - que
hacía campaña por salarios más altos cuando fue asesinado - sin duda habría
considerado la creciente desigualdad como un mal a combatir.
En la
década de 1960 se creía que eliminando la discriminación mejoraría tanto la
situación económica como el estatus legal de los grupos minoritarios. Y al
principio pareció así.
En el
transcurso de los años 1960 y 1970 un número considerable de familias negras se
integró a la clase media, e incluso a la clase media alta: el porcentaje de
hogares negros ubicados en la parte superior del 20 por ciento de la
distribución de los ingresos casi se duplicó. Pero alrededor de 1980 la
posición económica relativa de los negros en Estados Unidos dejó de mejorar.
¿Por qué? Para entonces las disparidades de ingresos comenzaron a ampliarse de
manera espectacular, convirtiéndonos en una sociedad más desigual que en
cualquier momento desde la década de 1920.
Piensen
en la distribución del ingreso como una escalera, con diferentes personas en
distintos peldaños. Comenzando alrededor de 1980, los escalones comenzaron a
moverse cada vez más lejos, afectando adversamente el progreso económico negro
de dos maneras. En primer lugar, los
ingresos de los negros que todavía estaban en los escalones más bajos se
quedaron atrás mientras que se dispararon los de la parte superior. En segundo
lugar, como los peldaños se distanciaron más entre sí, subir la escalera se
convirtió en una tarea más difícil.
El New
York Times informó recientemente sobre un hallazgo que aún sorprende a muchos
estadounidenses: a pesar de que todavía nos vemos como la tierra de las
oportunidades, en realidad hay menos movilidad económica intergeneracional que
en otros países avanzados. Es decir, las posibilidades de que alguien nacido en
una familia de bajos ingresos vaya a terminar con ingresos altos, o viceversa,
son significativamente más bajas aquí que en Canadá o Europa. Y nuestra baja
movilidad económica tiene mucho que ver con la desigualdad de nuestros
ingresos.
La
semana pasada Alan Krueger, presidente del Consejo Presidencial de Asesores
Económicos, pronunció un importante discurso sobre la desigualdad del ingreso,
con algo que llamó "Curva de Gran Gatsby.": Cuanto más desigual es
una sociedad mayor es el grado en que la situación económica de un individuo
está determinada por el status de sus padres. Y esta relación sugiere que los
Estados Unidos en el año 2035 tendrán menos movilidad aún que ahora, que va a ser un lugar en el que las
perspectivas económicas de los niños reflejarán en gran medida a la clase en la
que nacieron. No debemos aceptar esto sumisamente.
Mitt
Romney dice que –en todo caso- no hay que hablar demasiado de este tema. Hubo
un tiempo cuando la gente decía lo mismo acerca de la desigualdad racial.
Afortunadamente, sin embargo, hubo personas como Martin Luther King, que se
negaron a permanecer en silencio. Y debemos seguir su ejemplo en la actualidad.
Porque el hecho es que la creciente desigualdad amenaza con convertir a Estados
Unidos en un lugar diferente y peor - y tenemos que revertir esa tendencia si
queremos preservar tanto nuestros valores como nuestros sueños.
© 2012
by The New York Times Syndicate.
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