Jueves 19 de enero de 2012
EL REVERENDO OCUPA
Escribe
DAVID
BROOKS (*)
Fuente:
“La Jornada” Mx
18 de
enero de 2012
.
(*)
DAVID BROOKS
(Toronto, 11 de agosto de 1961), periodista canadiense-estadounidense
especializado en política. Columnista del New York Times y PBS, NYT entre otras Agencias.. Ha sido redactor jefe del Weekly Standard y
colaborador en Newsweek y Atlantic .Corresponsal en Estados Unidos
de “La Jornada” de México. Entre varios otros medios Autor del bestseller “The
Social Animal” (“El animal social”)
.
Estaba
organizando una ocupación masiva de espacios públicos en Washington por un
movimiento de los pobres para denunciar la desigualdad económica extrema. No
pocos de sus colegas y colaboradores lo habían criticado por su enfoque sobre
la injusticia económica, argumentando que eso era poco pragmático, y que no
estaba formulando demandas políticas concretas, sino algo demasiado radical.Eso
era a lo que el reverendo Martin Luther King Jr. se dedicaba hace 44 años
cuando una bala le quitó la vida en Memphis, adonde había viajado para sumarse
en solidaridad a una huelga de trabajadores de limpieza cuya demanda era la
dignidad y salarios justos. Fue el estadunidense desarmado más peligroso de su
época.
“Estoy
convencido de que si hemos de estar del lado correcto de la revolución mundial,
nosotros como nación tenemos que realizar una revolución radical de valores…
Cuando las máquinas y las computadoras, los motivos de ganancia y los derechos
de propiedad son considerados más importantes que la gente, el terno gigantesco
de racismo, materialismo extremo y militarismo no puede ser conquistado”, dijo.
En su histórico discurso del 4 de abril de 1967 en la Iglesia Riverside, en
Nueva York, agregó que una verdadera revolución de valores pronto verá con
inquietud el contraste deslumbrante de pobreza y riqueza.
Esos
ecos se escuchan de nuevo en múltiples esquinas de este país, y en este lunes,
oficialmente feriado como Día de Martin Luther King, su natalicio fue celebrado
no sólo por veteranos de la lucha de derechos civiles que lo acompañaron en los
60, ni sólo por funcionarios que recordaron sus palabras sobre la igualdad
racial (pero casi nunca por su oposición a la guerra y menos su campaña final
de los pobres), sino ahora por integrantes de un nuevo movimiento que nació con
una ocupación en nombre del 99 por ciento, y un grito de ¡basta! ante la
injusticia económica y la corrupción de la promesa democrática.
Como
escribe el gran periodista Bill Moyers, citando la vieja canción de Woody
Guthrie, la gran pregunta del momento es si este país fue hecho para ti y para
mí, y la noticia doméstica más grande de nuestros tiempos es el colapso de la
clase media, un agudo incremento en el número de pobres y un enorme traslado de
riqueza a los ya ricos.
Todo
mundo ahora lo sabe, lo ve, lo siente, no como algo ajeno sino en su propia
vida. La mayor fuente de tensión en Estados Unidos hoy día según un nuevo
sondeo nacional del Centro de Investigación Pew, es el conflicto entre ricos y
pobres, superando la histórica tensión racial y la tensión entre inmigrantes y
los nacidos aquí que en estos últimos años ocupaba el primer lugar.
No
sorprende. Los hechos documentan lo que todos perciben: la Oficina del Censo
recientemente detectó que el 10 por ciento más rico concentraba 56 por ciento
de la riqueza nacional en 2009 (tenía el 49 por ciento en 2005). Joseph
Stiglitz, el economista premio Nobel, calcula que el 1 por ciento más rico
controla hoy 40 por ciento de la riqueza nacional. Los índices de desigualdad
son los más extremos desde los registrados antes de la gran depresión.
Pero el
nivel de cinismo político ante todo es asombroso. Como siempre, este año
electoral, el 1 por ciento evalúa cuáles de sus seleccionados políticos es el
mejor para velar por sus intereses y dotar a sus favoritos con millones de
dólares. Pero ahora, con autorización de un fallo histórico de la Suprema Corte
en 2010, el poder del dinero en el proceso proclamado como democrático se ha
multiplicado a niveles sin precedente.
Ahora,
cualquier agrupación puede crear lo que se llama un súper comité de acción
política (súper PAC). La ley marca límites sobre cuánto puede donar un
individuo o agrupación a la campaña de un candidato, pero con el fallo de la
Suprema Corte ahora no hay tope alguno para los montos que puede recibir y
gastar un súper PAC para promover u obstaculizar a un candidato a través de
propaganda, foros y otras actividades, pero sobre todo en publicidad política
en los medios masivos. La única restricción legal es que no pueden coordinarse
o ser manejados por una campaña electoral, o sea, tienen que aparentar ser
independientes.
Esto ya
tiene un efecto masivo sobre el concurso electoral. Por ejemplo, el súper PAC
ligado al precandidato presidencial Mitt Romney ha gastado millones en
publicidad para atacar a sus contrincantes. En respuesta, un simpatizante del
aspirante Newt Gingrich acaba de donar 5 millones para contrarrestar el
esfuerzo del súper PAC aliado de Romney, y así con todos. Claro, por supuesto,
los candidatos y los PAC no tienen nada que ver uno con el otro.
Tan
obsceno y corrupto es todo esto, que sólo un cómico puede abordarlo de manera
seria. El influyente cómico satírico Stephen Colbert del programa de televisión
Colbert Report registró legalmente su propio súper PAC hace unos meses, con
donaciones de su público televisivo, para exhibir lo absurdo que es todo esto.
Esta semana dio un paso más, al declarar que creará un comité de exploración
para, posiblemente, lanzar su candidatura presidencial en su estado natal de
Carolina de Sur, y transfirió su súper PAC a manos de su amigo, el comediante
Jon Stewart. El nuevo nombre del súper PAC es súper PAC definitivamente no
coordinado con Stephen Colbert.
Aunque
ya es demasiado tarde para registrarse como candidato, sus maniobras fueron
ampliamente cubiertas en los principales medios de Estados Unidos. Aún más loco
es que en los sondeos ya tiene más apoyo en su estado que por lo menos uno de
los precandidatos republicanos.
Ni el
reverendo King se podría haber imaginado el grado de avaricia y falta de
vergüenza del 1 por ciento y sus compinches políticos en el manejo del país.
Pero al 1 por ciento jamás se le ocurrió que la convocatoria de King a impulsar
un movimiento Ocupa tendría respuesta más de 40 años después de su muerte y que
hoy las palabras de ese reverendo indignado tienen nuevos ecos por todas las
esquinas del país.
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