Viernes 6
de enero de 2012
CHINA:
‘‘LA
BURBUJA INMOBILIARIA EXPLOTA’’
Sobre
nota de
PAUL
KRUGMAN (*)
Fuente
“Ambito Financiero”
4 de enero de 2011
.
(*) PAUL ROBIN KRUGMAN (1953) es un economista, divulgador y
periodista norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos.
Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad
de Princeton. Desde 2000 escribe una columna en el periódico New York Times y,
también, para el periódico peruano Gestión y el colombiano “La República”. En
2008 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía. Ha escrito más de 200
artículos y 21 libros -alguno de ellos académicos
.
Aún en
medio de la debacle europea y con Estados Unidos en terapia intensiva, el
influyente economista norteamericano Paul Krugman lanzó días atrás un serio
interrogante: ¿China va a quebrar? Lo hizo en un diario brasileño, donde
explicó que la burbuja inmobiliaria china estaba explotando como ocurrió en el
mercado japonés en los ochenta y en años más recientes en Norteamérica.
Cuestiona
a quienes consideran que el Gobierno chino hará todo lo posible para evitar el
colapso y reconoce que a pesar de que las estadísticas oficiales son poco
confiables, aun así reflejan una crítica situación que tiene más visos de
desembocar en una crisis que de ser un mero obstáculo en el derrotero del
crecimiento chino.
PAUL
KRUGMAN
El Nobel de Economía Paul Krugman publicó en
el diario brasileño “Folha de Sao Paulo” una columna sobre el panorama de China
en la que plantea una crítica situación económica similar a cuando explota una
burbuja. A continuación, lo más relevante de la nota.
Considere
el siguiente panorama: el crecimiento reciente se basó en un enorme boom de la
construcción alimentado por la suba de los precios de los inmuebles, boom que
presenta todos los signos clásicos de una burbuja. Además, hubo un crecimiento
acelerado del crédito, mayormente vinculado al segmento financiero informal.
Ahora la burbuja está explotando y existen motivos reales para temer una crisis
financiera y económica.
¿Estoy
describiendo a Japón a fines de los 80 o a EE.UU. en 2007? Podría ser. Pero, en
este momento, me refiero a China, que está emergiendo como un foco de peligro
en una economía mundial que realmente no precisa de eso en este momento.
Vengo
alertando sobre la situación de China, en parte porque es tan difícil saber lo
que realmente ocurre allá. Todas las estadísticas económicas pueden ser vistas
como ciencia ficción. A pesar de ello, los datos oficiales son preocupantes y
las recientes noticias son suficientemente dramáticas para hacer sonar las
alarmas.
Lo que
más me llamó la atención de la economía china en los últimos 10 años fue cómo
el consumo doméstico, a pesar del aumento, estaba desfasado en relación con el
crecimiento general. Hoy el gasto de los consumidores representa cerca del 35%
del PBI, más o menos la mitad del nivel de los Estados Unidos.
China fue cada vez más confiando en superávits
comerciales para mantener su sector manufacturero activo. Pero la historia
principal, desde el punto de vista de China, son las inversiones que
representan casi el 50% del PBI.
¿La
pregunta obvia es: con una demanda de los consumidores relativamente débil,
¿qué motivó esas inversiones? Y la respuesta es que ellos dependen, en gran
medida, de la burbuja inmobiliaria siempre creciente. Desde 2000, las
inversiones en el sector inmobiliario más o menos duplican su participación en
el PBI, siendo directamente responsables de más del 50% del aumento general de
las inversiones. Y con certeza, buena parte del resto del aumento se debe a
empresas que se expandieron para vender al creciente sector de la construcción.
¿Sabemos
con certeza que el crecimiento del sector inmobiliario fue una burbuja? Ella
mostró todas las señales: no sólo la suba de los precios, sino además el tipo
de fiebre especulativa que ya conocemos bien por otras experiencias, como por
ejemplo el caso de la costa de la Florida. Y hubo otro paralelo con la
experiencia norteamericana: cuando el crédito se expandió, buena parte no
provino de los bancos, sino del sistema financiero informal, no supervisado ni
protegido.
diferencias
en los detalles: el financiamiento informal en el caso americano generalmente
se vinculó con prestigiosas empresas de Wall Street e instrumentos financieros
complejos, en cuanto a la versión china el crédito pasó por bancos clandestinos
y hasta por casas de empeño. Pero las consecuencias fueron similares: en China,
así como ocurrió en EE.UU. años atrás, el sistema financiero puede estar mucho
más vulnerable de lo que revelan los datos sobre los bancos comerciales.
Ahora
la burbuja está explotando visiblemente. ¿Cuántos daños va a causar a la
economía china y al mundo? Algunos analistas dicen que no debemos preocuparnos:
que China tiene líderes fuertes e inteligentes que harán lo que sea preciso
para lidiar con una desaceleración. Lo que está implícito, aunque no sea
declarado con frecuencia, es la idea de que China podrá hacer lo que sea preciso
porque no precisa preocuparse con buenas maneras democráticas. Creo que eso no
es convincente.
Recuerdo
muy bien haber escuchado esas frases tranquilizadoras semejantes sobre Japón en
los años 80, cuando los brillantes burócratas del Ministerio de Finanzas
supuestamente tenían todo bajo control. Y, más tarde, hubo declaraciones de que
EE.UU. jamás repetiría los errores que llevaron a la década perdida a Japón,
siendo que en realidad estábamos teniendo un desempeño todavía peor del que
Japón había tenido.
No
quiero ser alarmista, pero es imposible no estar preocupado: la historia de
China es un poco parecida a las quiebras que ya ocurrieron en otras regiones. Y
una economía mundial que ya está sufriendo con el caos de Europa realmente no
precisa de un nuevo epicentro de crisis.
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