Lunes
20 de febrero de 2012
ALEMANIA
Y EL TANQUE EURO
COMO
EJÉRCITO DE OCUPACIÓN
Escribe
ALFREDO ZAIAT (*)
Fuente:Página
12
18/02/12 New post on
“Soy donde no pienso”
.
(*) ALFREDO
ZAIAT. Economista. Periodista argentino. Es jefe de la sección de
economía y del suplemento Cash del diario Página/12. De Buenos
Aires.
.
Europa
ha desarrollado sus conflictos en forma escabrosa con una violencia desmedida a
lo largo de su historia.
Su
actual crisis económica, que sigue su curso sin un horizonte cercano de
resolución, ha adquirido la característica de una avanzada beligerante sobre
trabajadores y jubilados en defensa de la trinchera del sistema financiero.
El
ejército de ocupación no está integrado por soldados con armamentos
sofisticados, sino que el vehículo de dominación para cercenar hasta barrer la
soberanía política y económica de la mayoría de los países es el euro, bajo el
comando general dirigido por Alemania (Banco Central Europeo y Comisión
Europea), con el apoyo táctico supranacional del FMI.
Grecia
es la batalla más encarnizada, con un nivel de exigencias impresionante y un
ejercicio de poder avasallante, que se expresó luego de obtener el sometimiento
del poder político heleno, que aprobó un ajuste de reducción salarial y
despidos inmediatos de 15 mil trabajadores en un plan global de 150 mil, postergando
el financiamiento prometido de 130 mil millones de euros.
Los
países europeos débiles, como España, tienen ese campo de batalla como espejo
para acelerar su disciplinamiento.
Alemania
logra erigirse así en la gran y única potencia europea, con el sacrificio a su
clase trabajadora flexibilizada y salarios deprimidos, registrando marcas de
productividad y competitividad de su economía que hunde al resto de los países
del continente sitiados por el euro.
No hay
política de ajuste posible, con la moneda común como ejército de ocupación de
la soberanía nacional, que pueda alentar la recuperación de esas economías con
una Alemania industrial, exportadora y mercado laboral ultraflexibilizado.
El
resultado es la recesión general (Italia, Bélgica, Holanda, Grecia, España,
Portugal ya la declararon) con una sola economía a salvo, la que impone las
condiciones políticas, financieras y sociales de la Eurozona.
En
Alemania el 20 % de los empleados, 5 millones de trabajadores, ganan un máximo
de 400 euros mensuales.
Este
dato impactante se consigna en un esclarecedor artículo publicado en El País de
Madrid, con el título “Sueldos de un euro a la hora en el ‘milagro’ laboral
alemán”.
También
se informa que, según el Departamento de Trabajo alemán, los contratos con
salarios bajos crecieron 3 veces más rápido que otro tipo de empleos entre 2005
y 2010.
Se
menciona que los denominados “trabajadores pobres” han aumentado a un ritmo más
acelerado en Alemania que en el resto de países con la moneda común.
Esto ha
derivado en que un 7,2 % de los empleados ganaba tan poco que estaba cerca del
umbral de la pobreza en 2010, cuando era un 4,8 % en 2005.
A la
vez, el año pasado, la cantidad de contratados en Alemania superó por primera
vez la barrera de los 41 millones de trabajadores.
Es de
las pocas economías europeas que no registra aumento de la tasa de
desocupación. El crecimiento del empleo se ha debido fundamentalmente a la
imposición, con el aval de los sindicatos, del modelo de bajos sueldos y de
agencias de trabajo temporal, impulsado por la desregulación y la promoción de
la flexibilidad y los contratos de bajos ingresos, subvencionados por el
Estado, llamados mini-jobs.
El
número de trabajadores con contrato indefinido de salarios bajos –que ganan
menos de dos tercios de los ingresos medios– se elevó un 13,5 % hasta los 4,3
millones entre 2005 y 2010.
Los
datos de la OCDE reflejan que en Alemania los contratos con salarios bajos son
el 20 % de los trabajos a tiempo completo, frente al 8,0 % en Italia y un 13,5
% en Grecia.
Esa
estructura del mercado laboral hace aún más competitiva la economía alemana,
mientras el euro actúa como un cerco invulnerable para el resto de los países
porque perdieron la herramienta de la devaluación de su propia moneda para
moderar las diferencias de productividades.
Por
eso, la principal exigencia que deben cumplir para recibir recursos para
atender la crisis financiera es la de implementar una reforma laboral del tipo
alemán, de pérdida de derechos y reducción de salarios, además de despidos.
Así lo
expresó el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, quien señaló que la
situación actual de Alemania se debe “en gran medida a la implementación en su
momento de importantes y a veces dolorosas reformas”.
Entre
ellas, destacó la reforma del mercado laboral, “que redujo sustancialmente el
desempleo”. “Muchos países observan la receta que hizo posible este éxito:
reformas del mercado laboral, agentes sociales flexibles y constructivos”,
aleccionó.
Gurría
se estaba refiriendo a que en 2003 Alemania se embarcó en un sistema de
reformas que fueron calificadas como el mayor cambio en el Estado de Bienestar
desde la Segunda Guerra Mundial.
Mientras
muchos de los países vecinos se movían en la dirección opuesta, los
socialdemócratas alemanes en el gobierno desregularon el mercado laboral, y
presionaron a sindicatos y empresarios para que pactaran una moderación
salarial a cambio de seguridad en el empleo y crecimiento.
Así un
modelo laboral flexible y con subvenciones del gobierno permitieron a los
empresarios ajustarse al ciclo económico sin necesidad de despidos masivos.
La
diferencia con el actual momento es que Alemania realizó esa reforma con una
economía mundial en auge, mientras que ahora esa exigencia a los otros países
europeos es durante una recesión, déficit fiscal y crecimiento de la deuda.
El
resultado entonces es la profundización de la crisis y el aumento de la
desocupación. Si bien la resistencia a esas políticas ha empezado a
manifestarse con más intensidad en los últimos meses, el deterioro de las
condiciones laborales y sociales y el elevado desempleo ya se extienden por más
de 3 años.
Uno de
los interrogantes es por qué no existe una oposición más firme de trabajadores
y organizaciones sindicales a esa política de ajuste recesivo y despidos
masivos.
Esa
contención permite que elevadísimas tasas de desempleo sean socialmente
tolerables y políticamente manejables.
Por eso
los líderes europeos reinciden en medidas de ajustes que pueden generar
tensiones sociales, pero sin provocar desestabilización política. El caso más
notable es España, con un desempleo total del 23 %, que se eleva a 46 % para
los jóvenes.
El
Sistema Europeo de Estadísticas de Protección Social destaca que España es el
país de la UE-27 con mayor peso del sistema de protección por desempleo en
relación con todo el gasto social.
Estima
que las prestaciones y subsidios a los desempleados se duplicaron en los
últimos años al ubicarse en más del 25 % del gasto total en protección social.
Alemania
implementó el cambio drástico mencionado, cuando ultraflexibilizó el mercado
laboral, al tiempo que aplicó el mayor recorte de subsidios por desempleo desde
la posguerra, recortando el período de cobro de 32 a 12 meses como máximo.
El
escenario es inquietante para esa red social europea de protección porque la
crisis financiera y la recesión económica han provocado un incremento sensible
del déficit fiscal y de la deuda pública. Ese cuadro ejercerá presión para
desarticular ese modelo social, que hoy actúa como amortiguador del ajuste.
“La
dureza con la que Grecia es tratada actualmente nos puede parecer exagerada, y
creo que ése es el caso”, se sinceró el premier italiano, Mario Monti, avisando
sobre lo que le tocará al resto de los países subordinados al comando alemán,
que avanza sobre Europa ahora con el tanque euro como ejército de ocupación.
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