Sábado 25 de febrero de 2012
RESISTENCIA MINERA
EN AMÉRICA LATINA
Escribe
CESAR PADILLA (*)
Fuente: ALAI
23 de febrero 2012
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(*) CESAR PADILLA (Azuay,
Ecuador) Escritor. Periodista.
Especializado en temas ambientales. Integra Observatorio de
Conflictos Mineros de América OCMAL. www.ocmal.org. http://alainet.org/. Autor entre otros de “Las Multinacionales de
la Biodiversidad Minería”. Columnista en varios medios del continente.
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América Latina está expresando su voluntad crítica a la
minería con mayor claridad. Las protestas que más de una década atrás eran un
intento por ser infructuosamente escuchados, hoy es una advertencia material,
concreta, sustantiva. El caso Conga que mostró la inconsistencia de un gobierno
barnizado de progresismo por un lado, y la arrogancia técnica y económica de
una empresa con nutrido prontuario social y ambiental por otro, hoy comparte la
información en los medios de comunicación de la región donde, a la vez, se
levantan voces antimineras reclamando derechos no respetados en prácticamente
todos los rincones de América Latina.
Una de las manifestaciones regionales más contundentes a la
invasión minera, fue la expresada en Puno el 2011 y que fue suspendida pues
peligraba la elección de Humala en la segunda vuelta electoral del Perú. Puno
puso en jaque la política minera peruana siempre dispuesta a sacrificar
ambiente y a las comunidades en aras de los intereses transnacionales. No obstante antes que Puno, también en el sur
del Perú se había levantado la población de Islay contra el proyecto Tía María
de la empresa Southern, propiedad del grupo México.
El proyecto debió ser suspendido y el gobierno de Alan
García se escudó tras las Naciones Unidas para que sus expertos se pronunciaran
sobre el estudio de impacto ambiental. Una situación extraña en un país con
experiencia minera suficiente, pero tal vez con cobardía política, en este caso
del gobierno de la época, frente a la oposición decidida de la comunidad de
Islay. Una de las pocas rupturas políticas por sostener la consistencia
socioambiental la constituyó la renuncia del viceministro de ambiente de
Humala, José de Echave, justamente por el conflicto Conga.
Nuevamente la pasada semana se repitió un escenario
parecido. Ahora con víctimas fatales, heridos y desaparecidos el gobierno tuvo
que sentarse a la mesa de negociación a discutir lo que sucederá con la
minería, y precisamente con los afectados. Argentina es otro ejemplo de
resistencia minera contundente y decidida a pesar del entreguismo del gobierno
de Cristina a las transnacionales y especialmente a la empresa Barrick,
conocida por un nutrido prontuario y una historia de reputación extremadamente
cuestionable.
Es claro que en ciertas zonas de Argentina, donde las
mineras tienen sus proyectos, estas mandan a través de los administradores de
las provincias. No basta sin embargo el aval del gobierno central, la apuesta
es dominar a las provincias y de esta forma acallar las voces de protesta y las
acciones de entorpecimiento de las faenas mineras. Aun así, con corrupción,
desprestigio, represión, amenazas, criminalización y atropello a los derechos
humanos, las comunidades obtienen de la fuerza de sus convicciones de defensa
de la naturaleza, el agua, sus territorios y sus derechos la entereza para
levantar la mano en alto y detener el paso de camiones mineros ya sea que se
dirijan a La Alumbrera o amenacen el cerro Famatina.
El escenario ha estado agitado los últimos meses. Desde
México y la defensa de los sitios sagrados de Wirikuta amenazada por las
mineras canadienses, pasando por Centroamérica y luego Colombia con la
oposición a La Colosa en Cajamarca, siguiendo con la Vale en Brasil, elegida
por Public Eye como la peor transnacional del 2011 hasta llegar a la patagonia,
sin olvidar las criticas a la política pro-minera del Ecuador, la oposición a
la minería crece, se especializa, se fortalece, se articula, se expresa cada
vez mas clara y convincentemente.
Del otro lado, las empresas mineras canadienses han acusado
el golpe y expresan su creciente desesperación frente al incremento de la
resistencia minera en América Latina. Recientemente quedó manifiesta dicha
preocupación al presionar a la agencia de cooperación canadiense, ACDI, con el
apoyo de algunas ONGs para apoyar con financiamiento proyectos de
responsabilidad social empresarial en comunidades afectadas por la minería.
Según Catherine Coumans, investigadora de Mining Watch Canadá, una ONG crítica
a la intervención minera canadiense en el mundo, ACDI habría destinado 6,7
millones de dolares para tres proyectos de este tipo.
ACDI, una agencia de cooperación que alguna vez apoyó ONGs
críticas a la minería, hoy se pone cada vez mas al servicio de los intereses de
la industria minera canadiense, lo que expone la política del gobierno en
materia minera exterior.
Pero existen también otras estrategias implementadas que
muestran la desesperación de industria minera frente a la creciente
resistencia.
Recientemente en Andalgalá, Argentina donde la canadiense
Yamana Gold tiene concesiones en el yacimiento Agua Rica, se denunció la intervención
de patotas pro-mineras realizando actividades de control en vías públicas con
el objeto de interferir la oposición a la minería. Son expresiones de la
desesperación minera que ha llegado a cobrar incluso la vida de opositores,
activistas y líderes en toda la región, especialmente en México, El Salvador,
Perú y Colombia.
La importancia de Conga en Perú y el proceso que llevó el
conflicto de Cajamarca a todo el país mediante la “marcha del agua” marca un
hito fundamental en ese país. Plantea reformas profundas que permitan proteger
de forma cada vez más integral las bases del desarrollo local y evitar la
destrucción ambiental y el atropello a las comunidades que dependen
especialmente del agua.
Con estos antecedentes vemos que las reivindicaciones de las
comunidades y los movimientos sociales comienzan a expandirse, mas allá de un
NO a la minería que aunque legítimo en la mayoría de los casos abarca
propuestas de protección y desarrollo desde dentro, sin depender de las
inversiones mineras que más que todo exacerban la “maldición de la abundancia”
y que poco o nada aportan a resolver nuestros problemas principales. Por el
contrario, dejan tras si un legado de degradación ambiental, social e incluso
moral, extremadamente difícil de reparar
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SACADO DE CONTEXTO
La nota completa, incluyendo diversidad de notas
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