Viernes
2 de marzo de 2012
SALARIOS
y COMERCIO
CON CHINA
CON CHINA
Escribe
BEHZAD
YAGHMAIAN (*)
Fuente
“Sin Permiso”
29 de febrero
2012
.
(*) BEHZAD
YAGHMAIAN es profesor de economía
política en el Ramapo College de New Jersey, y es el autor de Embracing the
Infidel: Stories of Muslim Migrants on the Journey West (Aceptar al infiel:
historias de inmigrantes musulmanes viajando al Oeste) y el próximo The Accidental Capitalist: A
People’s Story of the New China (El capitalista accidental: una historia
popular de la nueva China)
China ha sido un vehículo para la creación de
una globalización basada en bajos salarios y bajas normas de trabajo que ha
costado muchos puestos de trabajo a Estados Unidos. En años recientes, sin
embargo, China se ha esforzado en dar al “made in China” un nuevo significado y
rechazar la imagen negativa del país como centro de un capitalismo abusivo propio
del siglo XIX en la era de la globalización.
China está abandonando gradualmente sus
anteriores prácticas laborales a medida que se dirige hacia la creación de un mercado nacional y de una
sociedad de clase media. Dado el tamaño de la fuerza de trabajo china y la
importancia del país en la economía mundial, cualquier mejora de las relaciones
laborales tendrá un efecto substancial sobre los salarios y las normas
laborales del resto del mundo. China y la economía mundial se encuentran en una
encrucijada histórica.
El
gobierno chino ha venido apoyando de forma sostenida la mejora de salarios y
normas laborales. En la ciudad de Shenzhen, sede de Foxconn, el principal
proveedor local de Apple, el salario mínimo establecido por el gobierno se
multiplicó por más de tres desde 70$ mensuales en 2005 hasta 240$ en 2012. Los
aumentos de salarios han sobrepasado la tasa de inflación y han continuado
haciéndolo incluso después de la crisis del 2008.
Beijing
también ha hecho esfuerzos concretos para mejorar las prácticas laborales en el
lugar de trabajo. En abril del 2006, el gobierno sacó a debate público el
primer proyecto de Ley de contrato de trabajo. El proyecto de ley restringía el
uso del trabajo temporal, limitaba la potestad de los empresarios para despedir
arbitrariamente a sus trabajadores y concedía a los trabajadores el derecho a
la negociación colectiva respecto a salarios y
beneficios. Obligaba a todos los empresarios a dar a sus trabajadores un
contrato de trabajo.
La
Cámara de Comercio americana en Shanghai (AmCham) y el Consejo de Negocios
U.S.-China presionaron contra el proyecto en beneficio de muchas grandes
corporaciones norteamericanas a las que representaban. Criticaban el proyecto
porque reducía la flexibilidad del mercado de trabajo y aumentaba los costes de
producción. En un comunicado público, el Consejo de Negocios U.S.-China se
oponía al proyecto de ley por reducir las oportunidades de empleo de los
trabajadores chinos y por tener efectos negativos para la competitividad de la
China y su atractivo como destino de la inversión extranjera.
En las
décadas de los 80 y 90 las multinacionales norteamericanas utilizaron la
amenaza de relocalización hacia China como un recurso en la negociación sobre
salarios y beneficios con sus trabajadores de Estados Unidos. Años más tarde
utilizaron la amenaza de India, Vietnam y otros contra los trabajadores chinos.
La amenaza fue efectiva en parte. Después de meses de presiones y de
negociaciones una versión más débil del proyecto se convirtió en ley en Abril
del 2007.
La
política económica de Estados Unidos respecto a China está en gran parte
configurada a través del prisma del comercio internacional. Sin embargo, el
comercio de los Estados Unidos con la China ha experimentado cambios
estructurales profundos en los últimos años. Una parte creciente del aumento de
las importaciones y la consiguiente pérdida de trabajos norteamericanos son
debidas actualmente a la inversión y producción global de las grandes firmas norteamericanas. La
política comercial convencional es inadecuada para el tratamiento de las
pérdidas de trabajo y el comercio generados por la globalización.
La
nueva política será específica para el empleador ya que se centrará en cómo se
producen las importaciones. Se impondrán tasas de importación sobre las marcas
que violen, en algún punto de la cadena de suministros, las leyes laborales
nacionales existentes o los estándares mínimos establecidos por un comité de la
OIT. Los Estados Unidos presentarán la nueva política para ser debatida y
promulgada por la OIT.
Se
trata de una política en la que todos ganan, que ayudará a la China a avanzar
hacia normas de una mayor aceptación internacional, a reducir la capacidad de
las grandes corporaciones para mercadear a través del mundo bajos salarios y
normas laborales y a salvar empleos
norteamericanos que se perderían a causa de prácticas laborales inaceptables en
otras partes del mundo.
(SACADO
de CONTEXTO)
Nota
completa en este enlace
No hay comentarios:
Publicar un comentario